El último sábado de cada abril, Colombia lo dedica a celebrar a los niños, tal como ha sido desde el año 2001 cuando mediante la Ley 724 se institucionalizó la fecha.
En este día se celebra la vida de los niños, con actividades lúdicas y recreativas, pero además es ocasión propicia para que las organizaciones e instituciones del orden local y nacional, reflexionen sobre los diferentes retos que todavía afronta la sociedad para ofrecer espacios sanos y seguros para la infancia.
En este contexto, la escuela, que está llamada a ser el principal entorno seguro para los niños y adolescentes después del hogar, no lo está siendo tanto en los últimos tiempos, principalmente por situaciones como el bullying, este tipo de maltrato físico y verbal que, aunque puede sufrirse a cualquier edad, sigue calando hondo en la comunidad estudiantil, afectando sobre todo la salud de los infantes.
De acuerdo con el Ministerio de Salud, en Colombia dos de cada 10 estudiantes manifestó ansiedad por bullying o acoso escolar a corte de septiembre de 2024, mientras que un estudio de la Universidad del Rosario reveló que en el país, siete de cada 10 niños estaba expuesto a algún tipo de acoso en el entorno escolar.
Esta situación toca directamente a Norte de Santander y principalmente Cúcuta y su área metropolitana, donde hay preocupación en la comunidad educativa por un fenómeno que sigue con una tendencia creciente, a pesar de las campañas y actividades que se desarrollan de manera constante para prevenirlo.
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Enemigo silencioso
La línea que limita entre una broma pesada y el acoso, matoneo o bullying es tan delgada, que a veces puede traspasarse sin notarlo, por lo que el daño no se percibe sino hasta cuando ya es demasiado tarde.
En un reciente control político a la Secretaría de Bienestar Social de Cúcuta, el concejal Edison Contreras llamó la atención por el aumento de casos de bullying en la ciudad que, aunque no le constan en número, ha podido evidenciar en conversaciones con profesores, padres e incluso estudiantes.
El corporado asegura que el problema es que muchas veces este maltrato se padece en silencio.
“Hay niños a los que les causan el bullying que se quedan callados, luego llegan a su casa y encuentran a sus padres peleando, maltratándose, entonces no encuentran la oportunidad de manifestar lo que están viviendo, y de alguna forma terminan normalizando el maltrato al que está siendo sometidos en su entorno escolar”, dijo Contreras.
Miriam Támara, directora de la Red Nortesantandereana por una Escuela sin Violencia señaló que, aunque todavía no tienen un informe oficial sobre la situación del acoso escolar en la entidad, “lo que hemos podido evidenciar dentro del observatorio es que lejos de de disminuirse, vemos que hay una leve tendencia a aumentar en las instituciones educativas, no solo de Cúcuta, sino también en el departamento”.
Para el profesor Camilo Buitrago, rector de la Institución Educativa Patio Centro II, es importante saber diferenciar el bullying de las situaciones que hacen parte de la convivencia escolar.
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“Hay niños que hacen cosas que no agradan a los demás y generan burlas o reclamos de otros compañeros, algo que de alguna manera es normal, porque hace parte del conflicto escolar interno que se debe manejar; pero se convierte en bullying cuando hay una constante, cuando se le permite a un joven avanzar en la burla, en el desprecio y empieza a afectar la parte emocional del niño o la niña”, explicó el docente.
En este punto, señala que es fundamental el rol de quienes están alrededor del niño, como padres, cuidadores y sobre todo docentes, para observar y detectar lo que está sucediendo y actuar en consecuencia para evitar que la situación se desborde en episodios trágicos.
Asegura que en la institución educativa a su cargo se han adoptado mecanismos de acompañamiento y prevención, donde se le presta mayor atención a las quejas de los niños que están siendo acosados, pero también se atiende al niño que está ejerciendo el matoneo, pues “detrás de ese niño que hace bullying hay situaciones de conflicto en el hogar”, afirmó Buitrago.