La historia de la vereda Agualinda se remonta a 1914, cuando las familias Hernández, Albarracín Camargo y Spiter Lingos se asentaron en lo que en ese entonces era la hacienda El Suspiro. De a poco se fue poblando el caserío con los descendientes de cada una de ellas.
“Su nombre proviene de una quebrada que bajaba cerca. Su cauce era normal, limpio, sin contaminación, era agua linda. Allí existían peces como los panches pequeños, sardinas y otros”, recordó Durley Molina, quien toda su vida ha estado asentada allí.
Sin embargo, debido a la contaminación y el cambio de clima, esa belleza de antaño desapareció, aunque en momentos de lluvias fuertes, suele recobrar el caudal.
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Ahora, así como ha sido desde hace años atrás, la principal actividad económica de los habitantes es la explotación de tierra caliza y la arcilla, pero desde que el servicio de energía llegó el 17 de abril de 1978, con el paso de los años se han instalado algunas empresas avícolas en la zona, que han brindado oportunidades laborales a los lugareños.
Ubicada a tan solo quince minutos del centro de Los Patios, Agualinda es la vereda más cercana que posee el municipio. Hoy cuenta con alrededor de 70 casas, 270 habitantes y 15 empresas que llevan a cabo diferentes actividades económicas, convirtiéndola en un territorio clave para el desarrollo del sector primario.
“Para nadie es un secreto que está declarada como la zona industrial del municipio, pero también se destaca la parte arqueológica, gracias a que aquí se encuentra el caserío del Museo Arqueológico y Paleontológico”, comentó Molina.
Salón para mostrar la riqueza primitiva
En el lugar se encuentra una colección privada que pertenece al señor Saddy Molina, un museo producto de su dedicación empírica a la arqueología, el único en Norte de Santander que posee estas piezas características. Gran parte de su vida, Molina la consagró a recopilar diferentes tipos de elementos que le han permitido tener esta exposición para los amantes de lo primitivo.
“La construcción del salón para exponer piezas del museo es una petición que se le ha hecho al alcalde de manera reiterativa, porque lo querían trasladar a Los Vados. Cuando yo llegué a ejercer, ese era el plan de la administración, pero recolectamos firmas e hicimos la solicitud para que no se lo llevaran”, indicó Emilgen Quiroga Serrano, presidenta de la Junta de Acción Comunal (JAC).
La historia que recoge el museo no solo abarca al departamento, también a la cultura colombiana.
Por ahora, se espera que la construcción del proyecto se inicie pronto, como un punto clave para fortalecer el turismo en esta zona del municipio.
Sin agua potable, sin alcantarillado y contaminados
Luego de 100 años de la llegada de los primeros moradores, en Agualinda no cuentan aún con un acueducto propio, sino que de manera artesanal tienen que llevar este preciado líquido hasta sus hogares por medio de mangueras adecuadas para poder suplir sus necesidades de aseo y alimentación.
“Dependemos del agua de una naciente que nos provee, pero la extracción que se produce cerca de ella nos tiene en vilo, porque la contaminación que dejan a su paso quienes se lucran de la tierra es impresionante y no les duele dañarla”, dijo la líder.
Por otro lado, tampoco tienen alcantarillado, algunas casas poseen es un sistema de recolección de aguas grises y en otras recurren a pozos sépticos. El líquido contaminado baja a una cañada y produce olores putrefactos que perjudican a la comunidad, que frecuenta afectada por la contaminación producida por las empresas avícolas.
Escuela, en abandono
La escuela, como parte de una labor de responsabilidad social, fue donada por una empresa privada avícola, pero al momento de la construcción no se tuvo en cuenta que estaba en un terreno privado, por lo que la Alcaldía de Los Patios no ha podido ejecutar una inversión en el predio.
Ante esto, muchos de los estudiantes, en su mayoría jóvenes, tienen que desplazarse a poblados cercanos a adquirir conocimiento.
Cero pavimentaciones
La entrada a la vereda cuenta con una parte asfaltada, pero luego de 500 metros de recorrido, se evidencia la falta de inversión estatal en infraestructura vial. Tan pronto se llega al caserío, pasa a ser una trocha, que en épocas de verano levanta grandes cantidades de tierra con el paso de los vehículos pesados de las empresas asentadas.
Esta situación causa incomodidad en los habitantes y peligro en los infantes que se dirigen hacia la escuela, ubicada a 600 metros del caserío.
Según contó Quiroga, el tramo que se pavimentó fue por voluntad política en un principio, pero luego se supo que, supuestamente, la vía no se podía seguir mejorando porque pertenecía a privados, y para completar el trabajo, o ellos debían terminarla o debían ceder la propiedad a nombre del municipio; un tema complejo que se detuvo en nada.
Aspectos positivos
Aunque diferentes situaciones afectan a Agualinda, lo positivo también tiene lugar en la vereda, gracias a aguerridos líderes sociales que han logrado gestionar diferentes iniciativas con el gobierno local.
Desde hace tiempo ya gozan del servicio de internet, fundamental para las comunicaciones y el aprendizaje. A esto se suma la construcción de un gavión (cesta de alambre que en su interior lleva piedra o tierra), que eliminó el riesgo de caída de una bancada de vía interna.
En lo más reciente, se encuentran trabajando de manera mancomunada con las diferentes secretarías para la creación de un sendero turístico hacia los Estoraques, un área natural que se encuentra al interior del poblado.
David Vargas / Practicante de Periodismo