Hoy en el Catatumbo hay un ambiente enrarecido, que ha llevado a los campesinos a pedir a gritos que el Gobierno Nacional llegue rápido con un plan de sustitución de cultivos de uso ilícito, serio y sin tantas exigencias, pues aseguran que quieren acabar ya con las siembras de hoja de coca porque ya no les está dando para sobrevivir.
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¿Pero por qué tienen tanto afán de erradicar la coca de esta región de Norte de Santander, que por más de medio siglo ha subsistido los cultivos de uso ilícito, siendo controlados por grupos armados ilegales como Eln, extintas Farc, disidencia, Gaitanistas, Los Pelusos, entre otros muchos más?
La respuesta es muy sencilla, desde los primeros días de enero de este año se inició una crisis económica, que día tras día se ha agudizado a tal punto que hoy los cocaleros están ‘asfixiados’ por la falta de dinero, pues pareciera que esos potenciales compradores de coca como lo son los carteles mexicanos, ya no están interesados en esta zona.
“De aquella bonanza que hubo de 2021 hacia atrás, solo queda el recuerdo”, así lo aseguró uno de los más de 15.000 campesinos que hoy cultivan coca en los 11 municipios del departamento que conforman el Catatumbo.
Y paradójicamente lo que hoy se estaría viviendo en esta región es contrario a lo que muestra el Sistema Integrado de Monitoreo de Cultivos Ilícitos (SIMCI), de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDC), que hasta el 31 de diciembre del año pasado, el Catatumbo era la segunda región en Colombia con más siembras de coca y producción de base de coca y cocaína.
El año pasado esta región de Norte de Santander aumentó el 6% de los cultivos de uso ilícito –según el SIMCI- siendo el 21% de las siembras de coca de todo el país (204.000), pues las hectáreas plantadas en el Catatumbo alcanzaron las 42.576. Mientras que en 2020, estas mismas plantaciones ocuparon 40.116 hectáreas.
“A pesar de toda esa gran cantidad de cultivos de coca que se tienen en el departamento, los campesinos estamos más pobres que nunca. Esa crisis que arrancó a principios de este año, donde no se puede vender ni un gramo de base de coca ni media arroba de hoja raspada, nos tiene jodidos. Intentamos hacer trueques con los dueños de las tiendas, intercambiar base por alimentos, pero no nos funcionó, nadie nos recibe la mercancía”, contó otro cocalero de la zona rural de Convención, quien pidió no ser identificado por seguridad.
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Fotos: Schneyder Mendoza /AFP
Una zona muy atractiva para los ‘narcos’
El Catatumbo lleva alrededor de medio siglo siendo muy llamativo para los narcotraficantes locales, nacionales e internacionales, como los carteles de México: Jalisco Nueva Generación y Sinaloa. Y precisamente ese atractivo provocó que en 2021 en esta región se procesaran diariamente 1.077 kilos de base de coca, lo que indicaría que al año, de esta región salieron 393.272 kilos de este alcaloide.
Esto indicaría que por esta droga, los ‘narcos’ les pagarían diariamente a productores y grupos armados ilegales $3.071 millones, si la compraron en el Catatumbo, pero si la adquirieron fuera de esta región, el costo aumentaría considerablemente.
Pero si lo que buscaron fue cocaína pura, la oferta fue mucho más alta y aún más controlada, al igual que el precio. Por lo menos, el año pasado, en esta región nortesantandereana se procesaron diariamente 862 kilos del alcaloide, lo que quiere decir que en 2021, del Catatumbo salieron 314.617 kilos de esta droga.
Eso significaría que los dueños de esta ‘mercancía’ recibieron diariamente cerca de $5.000 millones, vendiéndola en Norte de Santander, pero si la enviaron a Estados Unidos o Europa las ganancias sobrepasarían los $17.000 millones.
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Esas enormes ganancias diarias fue una de las razones por las que en Norte de Santander se incrementaron los cultivos de uso ilícito, ocupando el segundo lugar en Colombia como el departamento con más hectáreas sembradas con hoja de coca y en producción de cocaína y base de coca. Pero Tibú volvió a ocupar el primer puesto de los municipios más afectados por esta problemática.
Para Jorge Restrepo, director del Centro de Recursos para el Análisis de Conflictos (CERAC), hay varias razones que pudieron influir en el aumento de las siembras de uso ilícito en Norte de Santander. “Una de ellas sería el énfasis en otros elementos en la producción y tráfico de cocaína, en particular en la interdicción, pues al haber menos acciones en contra del cultivo en las fases iniciales, esas economías ilícitas prosperaron”.
Añadió: “en segundo lugar, en el último año y medio, el Catatumbo ha vivido una reducción de la violencia, principalmente de la confrontación de los grupos armados ilegales, probablemente por predominio de la disidencia del Frente 33 de las Farc y del Eln”.
Y en tercer lugar, Restrepo consideró que el año pasado hubo un efecto al otro lado de la frontera, en el sentido en que aumentaron los eslabones de producción y tráfico en Venezuela, generando un efecto de jalonamiento de la demanda de los cultivos de uso ilícito y de la pasta de coca.
Pero para Daniel Rico, experto en temas de seguridad y narcotráfico, la medición del SIMCI no es correcta, pues cree que en el Catatumbo hay muchas más hectáreas cultivadas con hoja de coca.
“En Norte de Santander los cultivos ilícitos se concentraron más en Tibú, mientras que en las otros municipios no tanto, pero hay debe haber algún problema de detección, pues no creo que eso sea tan así. Recuerde que Tibú es más plano y en las otras zonas son más montañosas, por eso creo que es una situación más técnica”, manifestó Rico.
Además, cree que hay una razón muy clara para ese aumento de los cultivos en 2021, “y es que cuando a los campesinos no los están jodiendo con erradicación o aspersión aérea, se acercan más a la cabecera municipal, para que sea más cómodo para llevar insumos y gente para que trabaje”.
También añadió: “en ese crecimiento en el Catatumbo no se midió lo más importante, que es el mejoramiento de la productividad por hectárea, y estoy seguro que esa región es hoy la zona más productiva por hectárea, pero esas mediciones no las hicieron y cuando vayan y miren se van a dar cuenta de que sí fue así”.
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Según algunos cocaleros, ese mejoramiento en la calidad de los cultivos se está dando porque actualmente cuentan con una semilla que llaman Chipara “y está rinde mucho más para la producción de la base (de coca), por lo menos lo que se saca de tres hectáreas de otra semilla, de esta se recoge en una sola”.
Agregó: “al Catatumbo, la Chipara llegó desde el Cauca. La otra semilla es la boliviana, que la mata alcanza a crecer más de metro y medio de alto, pero no rinde”.
La situación actual
Sin embargo, hablando con cocaleros de la zona, líderes sociales y comunales, al igual que con organizaciones campesinas, ese informe del SIMCI no se ajusta a la realidad actual. “Créame que si en estos momentos se hace una medición con las mismas características, los resultados mostrarían que hay una gran disminución de los cultivos, porque ya los campesinos no le están apostando a eso. Ese negocio ya no les está dando con qué vivir, los ‘narcos’ ya no quieren ir al Catatumbo y lo peor de todo es que la producción que hay ahora, los grupos ilegales no permiten que nadie la saque, el que se arriesga a hacerlo, lo matan, como ya ha pasado. Se sabe que para el Cesar están pidiendo ‘mercancía’, pero quién la lleva”, aseguró un líder campesino, que por seguridad pidió no ser identificado.
Otro cocalero catatumbero señaló que muchos han optado por abandonar los cultivos de coca y ponerse a sembrar palma africana, yuca, plátano, maíz o cacao. “Esas siembras lícitas nos están dando con qué comer, mientras que la coca hoy es una pérdida, los insumos para procesarla están muy costosos y no hay quién no la compre. La guerrilla (Eln y disidencia de las Farc) ya nos dijo que nadie puede vender”.
Ante tal crisis económica que hoy viven los cocaleros, Junior Maldonado, vocero de la Asociación Campesina del Catatumbo (Ascamcat), sostuvo que es la oportunidad que por mucho tiempo han esperado para que las familias cultivadoras puedan transitar a otras economías.
Y fue así, como el pasado 28 y 29 de octubre, en el corregimiento Campo Dos, de Tibú, se dio una asamblea departamental de cocaleros, donde sacaron cuatro grandes propuestas que expusieron a una comitiva oficial, integrada por delegados del Gobierno Nacional, Congreso de la República, Defensoría del Pueblo y Gobernación de Norte de Santander, donde la más importante es hacer una reforma rural integral e implementación de la sustitución como lo dice el punto 4 del Acuerdo de Paz firmado con las extintas Farc, es decir, mejorando el Plan Nacional Integral de Sustitución de Cultivos de uso ilícito (Pnis).
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Pero, a pesar de esa crisis cocalera que hoy se vive en el Catatumbo, hay expertos en el tema que afirman que las siembras de coca no se acabaran tan fácilmente en esta región nortesantandereana.
El director del CERAC afirmó que esos ciclos son naturales por tener muchos cultivos y actividades agrícolas, “que en las economías ilícitas tienden a exacerbarse y es natural. Esos ciclos agilizan la producción con depresión posterior en los precios y después una reducción en la producción, son muy comunes”.
Agregó: “ellos (narcos) le tienen un mal nombre: el teorema de la telaraña, así como le pasa a la papa, le pasa a la coca y es muy probable que este año haya una reducción de esos cultivos y la producción, porque al bajar la rentabilidad por la sobreproducción desde finales del año pasado, eso llevaría a que se abandonen unos cultivos”.
¿Qué provocó la crisis cocalera?
Una gran parte de los cocaleros del Catatumbo están convencidos de que la crisis que hoy están viviendo es por varias causas. Una de ellas tiene que ver con los anuncios que ha hecho el presidente de la República, Gustavo Petro, sobre la nueva política antidrogas y la ‘Paz Total’ con todos los grupos armados ilegales.
“Se habla de que el Eln decidió apartarse del narcotráfico para negociar plenamente con el gobierno de Petro, y una estructura que tenían dedicada a este tema, quedó aislada para evitar que no se dé el proceso de paz”, comentó un líder social de esta región.
Otro representante de los campesinos comentó que la disidencia del Frente 33 de las Farc también le estaría apostando a una negociación con el Gobierno, por eso dio la orden a sus hombres de no seguir comercializando coca o cocaína, mientras que no se aclare plenamente ese camino.
Pero hay fuentes que van mucho más allá y afirman que la crisis del Catatumbo se está dando principalmente por la captura de Dairo Antonio Úsuga, alias ‘Otoniel’, máximo líder del Clan del Golfo, ocurrida en octubre del año pasado, y porque los carteles mexicanos (Jalisco Nueva Generación y Sinaloa) ya no están interesados en la droga de esta región.
“La caída de ‘Otoniel’ provocó mucho susto entre los ‘narcos’ que compraban la droga en el Catatumbo, pues tenían varias rutas hacia el exterior con él y como lo extraditaron, peor, pues no saben qué está hablando con las autoridades de Estados Unidos. Lo poco que hemos sabido es que los compradores decidieron quedarse quietos por este año”, manifestó un representante de los campesinos.
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Otra fuente de esa región explicó que por el Catatumbo no se han vuelto a ver los representantes de los carteles mexicanos durante todo este año, porque se habrían dado cuenta de que los estaban estafando en la calidad de las drogas y por eso decidieron irse hacia Nariño y Cauca.
“Dicen que la disidencia de las Farc comenzó a acaparar mucha base, sin revisarla, y cuando se vinieron a dar cuenta fue que se las metían la droga de baja calidad, por lo menos la base de coca la rebajaban mucho y la cocaína no alcanzaba ni el 80% de pureza y eso no les gustó a los mexicanos, porque cuando la llevaban a otros países no les pagaban lo que esperaban, por eso se fueron donde la mercancía si es de primera”, explicó la fuente.
A todo esto también se sumaría que en Venezuela hubo algunos acuerdos con el gobierno de Estados Unidos para atacar más a los narcotraficantes y por eso a finales del año pasado y principios de este, destruyeron varias pistas clandestinas, de donde salía droga y llegaba dinero y armas.
“Al otro lado de la frontera se sabe que ya hay laboratorios para procesar cocaína, por eso estaban llevando la base de coca para allá, pues estaban haciendo negocios con el cartel de Los Soles, pero con las acciones de los militares venezolanos a los ‘narcos’ y a la guerrilla, les tocó quedarse quietos. Ellos también están esperando a ver qué pasa”, comentó una fuente judicial.
Otra fuente del Catatumbo señaló que en ciudades como Casigua el Cubo o El Cruce, del estado Zulia, en Venezuela, se puede ver como la falta del movimiento de drogas y dinero por parte de los carteles mexicanos y organizaciones criminales como el Eln y la disidencia de las Farc, los ha afectado considerablemente.
“En esos territorios venezolanos, donde se escuchaban los vuelos constantes de avionetas, y se sabían que llegaban con dinero y despegaban con droga, parecían pueblos mexicano, pero este año eso no se ha dado y esas poblaciones ya parecen unos morideros”, indicó la fuente.
Sin embargo, para Daniel Rico decir que los carteles mexicanos se fueron del Catatumbo puede ser muy especulativo, “porque ellos son operadores muy grandes, aunque ellos ya no llegan directamente, sino por segundos o terceros intermediarios, nunca han estado directamente acá. Además, ellos deben estar saturados de producción, porque aprovecharon el ‘boom’ de los buenos precios y compraron demasiado”.
También añadió: “si ahorita no están comprando droga es porque la consiguieron en otro lado, pero tenga por seguro que volverán cuando la necesiten. Yo le sumaría una situación especial, es que hay oferta de drogas en otros países con mejores condiciones, pues ya están sembrando hoja de coca en Honduras, El Salvador, Guatemala y se creció la siembra en Perú, entonces quienes llevan la cocaína a Estados Unidos prefieren comprarla en Centroamérica y quienes quieren llevarla a Brasil y Argentina, para sacarla hacia Europa, la adquieren en Perú o Bolivia”.
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Precisamente, el general Ricardo Roque Salcedo, comandante del Comando Específico de Norte de Santander, que tiene a cargo la lucha contra el narcotráfico en esta parte del país, señaló que desde hace unos meses vienen escuchando eso de los mexicanos y por eso sus hombres de inteligencia lo están analizando y tratando de confirmar.
“Pero debemos pensar en otros fenómenos de las drogas. Por lo menos se puede creer que los narcotraficantes le están apostando a otras drogas como las sintéticas o también puede haber una sobreproducción y el negocio se está ahogando, por eso es una gran oportunidad para la sustitución de cultivos ilícitos”, indicó el alto mando militar.
El oficial también destacó que las cifras de incautaciones de drogas, en el 2021, y en lo que va de este año, han aumentado.
“Todo esto nos lleva a tener que leer bien lo que está pasando y más con las nuevas políticas de este Gobierno, para entender todo y aplicar la seguridad humana, que busca centrar todo alrededor de la persona, como los diálogos vinculantes que se están dando”, comentó el general Roque.
Jorge Restrepo, director del CERAC, también considera que esta es una oportunidad para corregir el programa de sustitución y las actividades de desarrollo. “Nunca antes en el Catatumbo existían condiciones económicas más propicias que las actuales para poner en práctica y en marcha los proyectos productivos y de desarrollo, que se identificaron en la hoja de ruta en los planes de desarrollo con enfoque territorial”.
Puntualizó: “esta es una gran oportunidad para cumplir con lo establecido en el acuerdo de paz con las Farc, en términos de sustituir economías ilícitas y de cultivos de uso ilícitos por programas e iniciativas de desarrollo. Si los cultivadores son aliadas en el desarrollo en contra del crimen organizado, el desarrollo no solo ofrece seguridad, sino que es una alternativa viable, pasando por una reforma rural integral, incluyendo el acceso a la tierra para estos cultivadores en condiciones de propiedad”.
Mientras que Daniel Rico consideró que la propuesta de Petro para las drogas no tiene nada de fondo, “eso es una sombrilla que no pasará nada, son puros titulares de prensa, no hay una estrategia clara, solo una lista de cosas”.
Droga represada y posible guerra
Y ante esa crisis cocalera, la gran mayoría de cultivadores que procesan la base de coca han tenido que encaletar la droga, enterrándola, a la espera de que esta situación termine y puedan volver a la comercialización.
El experto en estos temas, Daniel Rico, explicó que a pesar de que al campesino no le están comprando la raspa o la base de coca, no va a deja de cultivar, “los cocaleros lo que harán es recoger lo que tienen y procesar la base para enterrarla y esperar a que el mercado se reactive. Para que un campesino le duela y verdaderamente tumbe las siembras, debe pasar más de un año y medio con esa crisis. Lo que es seguro es que ellos no van a cosechar, dejarán pasar los cultivos ahí”.
Por ahora, “la plata está perdida del Catatumbo y eso también se puede ver en mucha gente en Cúcuta, con diferentes establecimientos comerciales, que se encargan de ‘lavar’ el dinero del narcotráfico para comprar y pagar todo lo relacionado con las drogas”, explicó una fuente judicial.
Pero a esa crisis se le puede sumar una posible guerra entre el Eln y la disidencia del Frente 33 de las Farc, pues desde enero en el Catatumbo se viene escuchando ese rumor y así no lo contaron varios campesinos.
“Antes no se enfrentaban estos dos grupos ilegales porque los mexicanos no lo permitían, pues sabían que la zona se les podía ‘calentar’, pero ahora sin ellos, la cosa esta muy difícil, por lo menos hace tres o cuatro semanas las cosas estuvieron muy caldeadas y estuvimos a nada de ver una gran cantidad de muertos, fue que los indígenas y muchos campesinos se metieron y evitaron eso”, comentó un representante de los labriegos.
Unos de los sectores por donde hay una alta tensión entre las dos organizaciones criminales son Río de Oro, La India y Guadalupe, de Tibú, pues se conoció que las extintas Farc siempre tuvieron el dominio de esos territorios, pero con su salida, el Eln llegó a controlar todo lo que se mueve por allá, por estar cerca de la frontera con Venezuela, pero la disidencia del Frente 33 de las Farc también lo está haciendo.
“Ante eso, los dos grupos se han lanzado amenazas y han tratado de enfrentarse, pero los Barí y la comunidad lo han evitado”, contó un campesino de esa zona.
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Precisamente, hace unos días la Asociación de Autoridades Tradicionales del Pueblo Barí sacó un comunicado donde señaló que, “hemos evidenciado que por parte del Eln se están realizando e imponiendo retenes en las carreteras y en la orilla del rio Río de Oro; Intimidando a los habitantes al solicitar documentos de identidad, requisando las pertenencias y cargas, preguntando lugares de vivienda, lugar de salida y lugar de destino. Se ha identificado y evidenciado restricciones a la movilidad, prohibiciones para realizar prácticas culturales y económicas como de pescar y cazar en territorio cercano al sector de Río de Oro, que se conoce como zona frontera entre Colombia y Venezuela, pero que para nosotros es un tránsito y practica ancestral histórica”.
Esta situación también ha afectado a los raspachínes, que en su gran mayoría son migrantes, porque están recibiendo menos dinero y si aceptan ir a trabajar a las fincas cocaleras, ellos deben pagar sus comidas.
“Antes les pagaban entre 800 y 1.000 pesos el kilo de hoja raspada, además, los dueños de los cultivos les daban la comida y el hospedaje, también, recibían dinero todos los fines de semana, pero ahora pagan a mil pesos el kilo de hoja y la gente debe sacar de ahí lo de la alimentación”, sostuvo un cocalero del Catatumbo.
Ante eso, muchos de los raspachínes decidieron dejar de trabajar en las fincas y se metieron a las minas de carbón ilegales que hay por Miramontes (Tibú) y Las Mercedes (Sardinata), pues les estaría yendo mucho mejor, porque diariamente salen más de 200 volquetas de cada zona, según contaron varios campesinos de esas regiones.