Un camino espinoso que ha estado rodeado de desafíos, agitado por la controversia y los juicios, algunos injustos, ha tenido que transitar Sandra Yaneth Mora, coronel de la Policía Nacional, en la conquista de sus logros, el más reciente, como la primera comandante mujer de la Policía Metropolitana de Cúcuta.
La conocen como la “Dama de hierro” por su gallardía, su ímpetu, su voz fuerte y firme que no se doblega ante las adversidades; mientras ella se define como una mujer implacable ante la indisciplina, alguien que no admite vacilaciones y se declara frontal en la lucha contra criminalidad.
De niña quería ser médico, pero la dura experiencia de un secuestro que vivió cuando tenía 8 años, cambió el sendero de su vida y se prometió a si misma que no volvería a atravesar por algo parecido. De allí nació su deseo por ser policía, por servir a los demás y 30 años después, siente que lo ha logrado.
Tiene 50 años de edad, es natural de Villavicencio, departamento del Meta. Hija de madre tolimense y un padre vichadense, la mayor de cuatro hermanos, casada y madre de un niño de 2 años. Declara abiertamente que es una mujer lesbiana y que se siente orgullosa de pertenecer al colectivo social LGBTIQ+.
Ha venido a Cúcuta en tres ocasiones. La primera, recuerda, en busca de la familia de una amiga que le brindó cobijo cuando quedó prácticamente en la calle, casi a punto de ir a dormir debajo de un puente, por otro giro inesperado del destino que estuvo a punto de cercenar su carrera policial.
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Y es que en 1999, durante una junta, un coronel la acusó de tener nexos con paramilitares y narcotraficantes. Detrás de la acusación, afirma, había oculta una profunda animadversión hacia su oriental sexual.
Al iniciar la entrevista, habla del episodio como su “retiro de la Policía”, pero más adelante declara sin tapujos que no se retiró sino la echaron.
“Tenían que presentar unos argumentos válidos y no me podían echar porque ser homosexual. Estuve casi 12 años por fuera de la institución, defendiéndome y sobreviviendo hasta que pude probar mi verdad. Me enfrenté con un sistema, me costó y lo llevo con mucho dolor, pero me tocó a mí ser la voz de otras personas que han estado ahí y que no sean atrevido. Mi vida ha sido un milagro de Dios”, declara.
En el año 2019 fue invitada para participar en un foro con una organización que trabaja con sectores LGBTIQ+ en la capital de Norte de Santander y fue esa su segunda visita. La tercera, y última, en el 2020 la hizo durante el curso para ascender de teniente coronel a coronel.
Muy espiritual
Aunque ha sido catalogada como una mujer muy rígida en sus principios, confiesa que eso nunca ha estado separado de lo humano. Detrás hay alguien, una persona espiritual, rebelada a los principios religiosos que intentaron mediante fallidos exorcismos, liberarla del demonio de la homosexualidad.
Hoy se declara creyente en Dios, de la virgen María, del universo, hasta en los ángeles, pero no de los santos. Sigue siendo católica, pero luterana, seguidora de la línea de Martín Lutero, teólogo y monje agustino alemán que se convirtió en el iniciador de la Reforma protestante (1517).
La comandante reflexiona que respecto a su historia y las luchas que ha emprendido para que se reconozca su desempeño profesional y vocación de servicio, por encima de su género y adhesión al colectivo LGBTIQ+, han llovido críticas y unas cuantas equivocaciones con respecto a sus convicciones.
“Soy una mujer implacable con relación a la corrupción, de alta disciplina y que no tiene precio. Mi dignidad es innegociable, amo profundamente a mi país y me siento orgullosa de ser policía, pero eso no me va a quitar nunca el ser exigente”, dice.
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En su diálogo con La Opinión, nos adelanta cuál será su proyecto de gestión para Cúcuta y su Área Metropolitana porque, dice, está en un proceso de reconocimiento. “Me estoy georreferenciando frente a la situación del delito”.
Ya ha conocido parte del personal policial, ha conversado con algunos oficiales y se prepara para su llegada, a finales de julio, acompañada de un equipo de “altísima confianza” que viajará con ella desde Bogotá.
Mora considera que en su recorrido por el país y su experiencia en los departamentos del Vichada y el Meta, durante la guerra entre carteles del narcotráfico y con grupos alzados en armas, han fortalecido su adiestramiento.
Está convencida de que logrará un gran de desempeño, tiene la preparación, aunque no le gusta exhibir ni uno solo de sus diplomas de cursos, reconocimientos, ni si siquiera de sus cinco especializaciones.
Tampoco se deslumbra ante los de nadie. “Yo les digo siempre que a mí no me traigan mucho diploma, sino con su resultado demuéstrame que usted es eficiente y eficaz”, señala.
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Una sinergia con la Policía
Para la primera mujer comandante de la Mecuc es necesario que la sociedad entienda que el tema de la seguridad no es una responsabilidad solo de la Policía. Es menester generar una sinergia entre la Fuerza Pública, las autoridades político administrativas y los ciudadanos.
“La comunidad debe alertar, apoyar y permitir ese trabajo con las instituciones para que podemos construir la seguridad entre todos. Lo que nos piden a gritos todos los departamentos son más policías, más policías, pero tenemos referencias en Europa y Norteamérica donde no necesitamos ver el policía en la calle para ser preventivos”.
Por otro lado, la oficial agrega que tiene varios retos a su llegada a Cúcuta, entre estos, conocer mejor la frontera, las dinámicas migratorias y, ojalá, lograr un trabajo articulado con las fuerzas policiales de Venezuela en el tema de frontera.
Que no se califique por mi orientación sexual
En ese proceso de preparación, echando un vistazo a lo que se avecina, menciona que se ha encontrado con comentarios muy sesgados en las redes sociales, algunos a favor y otros en contra de su nombramiento. Asegura que estos últimos no la amilanan.
“Yo espero que se me califique no por la orientación sexual sino por lo profesional que somos, no solamente como mujeres porque aquí hay un equipo de casi tres mil policías que hacen un gran trabajo en toda la Policía Metropolitana de Cúcuta”, esgrime.
Para la coronel Sandra Mora, la mayor oposición que ha tenido en sus 30 años de carrera policial no ha venido tanto por parte de la Policía Nacional que cataloga como una institución “bellísima”, sino de la sociedad y sus prejuicios.
“Si he tenido que batallar, defenderme y persistir, pero para eso me he dedicado a estudiar, para hacerlo con criterio porque como comandantes, directoras y jefes, las mujeres siempre vamos a encontrar esas resistencias en una sociedad que todavía es altamente machista”, sostiene
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Todos queremos llegar
Como era de esperar, dentro de sus aspiraciones está la de ser comandante general de la Policía Nacional. “Todos los oficiales cuando ingresamos en la Escuela General Santander queremos llegar al grado de general, pero eso solo lo determina el de arriba”, dice.
Destaca que llegar a grado de coronel, de por sí, ha sido un logró importantísimo en su vida, como lo es ahora ser comandante de un departamento. “Ya en lo personal, más aun, porque soy la única de mis compañeras que está ahorita en el servicio activo”, apunta.
Su mensaje a los hombres y mujeres de la Mecuc que esperan su llegada es un saludo de admiración y respeto por el trabajo que vienen haciendo. “A las mujeres, decirles que llega una mujer para trabajar con ellas y que necesitamos potencializar desde lo profesional, mostrando, como mujeres, esa cara bella, pero con contundencia que no se equivoquen con nosotras”.
En este momento, realiza el proceso de empalme para entregar la dirección del Fondo Rotativo de la Policía Nacional, cargo que ocupa desde septiembre del 2022, designada por el presidente Gustavo Petro.
Espera, a finales de este mes, emprender viaje hacia Cúcuta. De momento no viene con toda su familia, pero si con su “hijo mayor”, se llama Zeus Perseo, un cachorro Shih Tzu que la acompaña a todos lados.
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