Menos de un mes hábil de sesiones, la debilidad de la coalición de gobierno en el Congreso y la creciente controversia por el alcance de las reformas sociales, son los riesgos evidentes que enfrenta la administración de Gustavo Petro, en la recta final del periodo de sesiones ordinarias en el Congreso.
En concreto cuatro grandes reformas sociales, un acto legislativo y al menos tres leyes más en las que el Gobierno tiene directo interés hacen parte de esa agenda legislativa de la que el gobierno espera lograr la aprobación, cuando el Congreso ya está ad portas de terminar su segundo año de sesiones.
No hay duda de que la principal apuesta está centrada en la reforma pensional, el proyecto que logró tener su ponencia para el tercer debate en la Comisión Séptima de la Cámara, en donde se espera que en esta próxima semana inicie su debate.
Y ahí es en donde el tiempo empieza a jugar en contra del gobierno. Para que el proyecto pueda avanzar sin mayor trauma en su discusión deberá aprobarse antes del 31 de mayo en esa comisión, en donde lo primero que deberá superar es la etapa de las conciliaciones y obvio su discusión, la cual en su similar del Senado se tomó más cinco sesiones.
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Para su paso final, que es la plenaria, el proyecto se calcula que estaría llegando luego del cinco de junio, en donde deberá también enfrentar al menos unos cincuenta impedimentos, además de las largas sesiones para discutir su articulado.
Esta, por ser una ley ordinaria, tendría la opción de estar eventualmente en un posible periodo de sesiones extraordinarias. Sin embargo, el gobierno espera que, a más tardar el 20 de junio, día en que cierra el periodo ordinario, esté aprobado el proyecto.
El temor del gobierno es que las mayorías no funcionen en la Cámara. Esta reforma por ahora cuenta con el respaldo, al menos en la ponencia, del conservatismo y el liberalismo, mientras que el Partido de la U se marginó de firmar la misma. Los tres partidos, dos en la independencia y uno en la coalición, lo más seguro es que tomen una decisión de bancada frente al proyecto de la pensional.
Reforma laboral
El panorama para la reforma laboral, que también está en la Comisión Séptima de la Cámara, si es mucho más complejo. Pese a que ya tiene ponentes, no está en la agenda de proyectos que se vayan a discutir en las próximas dos semanas. Eso significa que, por bien que le vaya legislativamente, sólo alcanzaría su primera votación antes del 20 de junio, es decir en comisión.
Hasta comienzos de mayo, la ministra de Trabajo, Gloria Inés Ramírez, era de la idea de que el proyecto sí puede empezar a ser discutido e incluso votado por la comisión, pero con el trámite de la reforma pensional el mismo queda implícitamente suspendido. Incluso si la reforma laboral
no alcanza a ser votada en esa instancia, el proyecto se podría discutir después del 20 de julio, esto porque apenas fue radicado en esta legislatura que está por terminar.
La gran incertidumbre es la reforma a la salud, la cual, según dijo el propio jefe del Estado, llegará al Congreso con mensaje de urgencia para que sea discutida en primera instancia por las comisiones séptimas y luego, si supera ese momento, en las plenarias del Senado y la Cámara.
Aunque se ha insistido que esa radicación del proyecto se daría en estos días, hasta el viernes el mismo no se le había presentado al Congreso. Una de las razones para la demora puede ser que se chocaría en el trámite en la Comisión Séptima de la Cámara con la reforma pensional, la cual sin duda es la que tiene la prioridad.
El gobierno no descarta esperar una o dos semanas más a que la pensional sea votada y llegue a la plenaria y ahí si radicar con urgencia la reforma a la salud. Siendo así sería casi un hecho que tendrían que convocarse sesiones extraordinarias por al menos una semana más en junio, casi que hasta el cierre de mes.
La que sí parece que podría salir sin mayor problema antes del cierre de las sesiones, es la reforma a la educación, la cual ya está en la Comisión Primera del Senado. Ese proyecto en su paso por la Cámara tuvo un amplio apoyo de todos los sectores políticos y se espera que suceda lo mismo en sus dos discusiones en el Senado.
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Esta reforma es la que busca concretar el acceso a todos los sectores de la población a la educación, la cual es un derecho fundamental pero que no se ha reglamentado de lleno. De ser votada esta sería la primer gran reforma social que el presidente Gustavo Petro lograría que le fuera aprobada por el Congreso.
Leyes y actos legislativos
En la agenda del gobierno también están las reglamentaciones de los actos legislativos de los tribunales de la jurisdicción agraria y el que declara al campesinado como sujeto especial de protección en los derechos.
Una reforma más que si bien no es presentada por el Ejecutivo pero que sí tiene su apoyo es la llamada reforma constitucional del transfuguismo, es decir la que permitiría el cambio de partido a los dirigentes sin que sean objeto de sanción.
A este proyecto el tiempo es el que principalmente le afecta, pese a que tiene adeptos incluso en sectores de la oposición. El proyecto no ha podido ser votado en la plenaria de la Cámara por falta de quorum para superar los impedimentos. Para que no se hunda tiene que votarse la próxima semana, de lo contrario no alcanzará a tener en el Senado su votación en la Comisión Primera y luego en la plenaria. Las reformas constitucionales deben tener ocho votaciones, sus primeras cuatro en una misma legislatura, es decir que por ahora solo tiene.
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El proyecto de ley de la prohibición del toreo en el país es otro de los proyectos que no son de la administración Petro, pero que sí tiene su visto bueno. Lleva ya tres sesiones plenarias de la Cámara y no ha logrado votarse en su última instancia. En los primeros anuncios para la plenaria del 21 de mayo, el mismo no fue incluido y se deberá esperar a que el presidente Andrés Calle lo vuelve a programar para terminar de votarse.
A toda esta agenda lo cierto es que le ronda el llamado fantasma de la ‘Olmedo-Sneyder política’, es decir el escándalo de la contratación en la Unidad Nacional de Gestión del Riesgo, en la cual ya fueron salpicados algunos congresistas, comenzando por los presidentes del Senado y la Cámara, Iván Name y Andrés Calle.
Serán cuatro semanas en que como es tradición en el Congreso de la República tendrán mucha discusión, expectativa y hasta sorpresas tanto para el gobierno o la oposición, cuando las cuentas que se tienen hoy en el momento definitivo no funciones.
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