Luego de la oleada del cambio de las elecciones presidenciales del 2022, lo regional se convirtió en el termómetro de respaldo o castigo a la gestión del primer mandatario, Gustavo Petro Urrego, y la labor de su partido de gobierno.
La figura del ministro de Hacienda, José Antonio Ocampo Gaviria, liderando la reforma tributaria ofrecía la garantía de experiencia para encauzar las finanzas del país con un horizonte de sacrificio necesario para buscar una Colombia más equitativa.
Poco a poco ese ímpetu se desmoronó, las polémicas generadas por la cartera de Minas y Energía en cabeza de Irene Vélez Torres, sobre el tema de la transición energética y suspensión de nuevos contratos de exploración sembraron dudas sobre la planificación del gobierno a corto y mediano plazo para garantizar los ingresos estructurales de este sector de la economía.
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A lo anterior se sumó el distanciamiento de la jefe de cartera con los periodistas, quedando en el ojo del huracán mediático.
Las crisis ministeriales con la salida de María Isabel Urrutia, Alejandro Gaviria, Patricia Ariza, y el mismo Ocampo, entre otros, generaron un halo de inestabilidad política, con un Congreso donde las alianzas no eran diáfanas y los proyectos no avanzaban, creando la percepción de iniciativas truncadas y palos en la rueda del vehículo que llevaría a Colombia hacia el anunciado cambio.
Para completar, la cascada de escándalos ocasionados por su hijo Nicolás Petro, Armando Benedetti y Laura Sarabia dejaron en tela de juicio la campaña del presidente con la filtración de dineros calientes que aumentaron los cuestionamientos al gobierno por los medios, la clase política y amplios sectores de opinión pública.
El país
Bajo ese panorama, lo regional se perfilaba frente a lo nacional como la medición de las fuerzas entre los partidos tradicionales y los partidos adeptos al gobierno, como también la configuración de un nuevo mapa electoral ante la explosión de logos y colores de movimientos populares, coaliciones y nuevos partidos.
En ciudades principales como Bogotá, Medellín y Barranquilla, los candidatos del petrismo intentaron ganar las Alcaldías, pero se encontraron con posiciones fuertes del Nuevo Liberalismo y movimientos de coalición que por amplio margen propinaron sonoras derrotas.
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En Cali ni siquiera entraron en la baraja y mucho menos en Bucaramanga, comprobando que el poder de conquista se fue diluyendo con los antecedentes descritos y la liderazgo en el congreso de la república para consolidar mayor figuración en los territorios.
Los resultados del 29 de octubre se resumen en el triunfo de las coaliciones, triunfando con 17 gobernaciones y 11 Alcaldías de ciudades capitales. Pero en esas coaliciones Liberales, la U, Cambio Radical, Conservador y Centro Democrático marcaron una fuerte tendencia.
Los resultados se convirtieron en voto de castigo y llamado de atención al actual Gobierno Nacional, que debe dar celeridad a los cambios prometidos que básicamente se concentran en el paquete reformista en salud, educación, trabajo, justicia y agro que aún no se concretan.
La región
Norte de Santander optó por lo tradicional. La elección de William Villamizar fue la ratificación de un trabajo político que se ha realizado durante 16 años de hegemonía de los candidatos de tendencia y orígenes conservadores que se han organizado en movimientos ciudadanos y coaliciones multipartidistas para cada cita electoral.
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A pesar de las investigaciones, pero también de fallos favorables de la justicia, los ciudadanos dieron el voto de confianza a Villamizar, que enfrenta retos como el de la tecnificación del campo, consolidación de las vías terciarias, reactivación y mejora de la carretera que comunica al departamento con la provincia de Ocaña, comunicaciones en el Catatumbo y apoyar la agenda de paz del gobierno nacional frente a los grupos insurgentes y actores del narcotráfico en la región.
La atención a la juventud, los compromisos frente al tema de la migración y la reactivación de la frontera para hacer un Norte de Santander más competitivo le agregan un rótulo grande por cumplir en su próximo período.
En la lista de ideas triunfadoras se suma la defensa de los páramos, la búsqueda de mercados nacionales para la producción agraria del departamento. Estas propuestas fueron ratificadas por 259.000 electores quienes creyeron en el movimiento ‘Por Amor a Nuestra Gente del Norte’.
El acueducto metropolitano y su puesta en marcha también hicieron parte de su campaña. Villamizar distanció a Diego Armando González por 113.000 votos y en las justas también participaron otros seis candidatos.
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De otro lado y observando los resultados de la Asamblea del departamento, los partidos prevalecieron sobre las coaliciones con mayoría de los liberales con 4 curules, seguidos por la alianza entre Cambio Radical-Mira, Partido Conservador, Partido de la U, cada uno con dos diputados y con uno cierran Alianza verde, centro Democrático y el partido opositor Los buenos somos más.
En la ciudad de Cúcuta, Jorge Acevedo, del movimiento Todos Por Cúcuta salió airoso en un intento más por llegar a la alcaldía y reemplazar a Jairo Tomás Yáñez.
Su propuesta de generar 35.000 empleos, fortalecimiento binacional, control de los servicios públicos, mejorar la percepción de seguridad y atraer la inversión extranjera fueron sus principales ideas.
Acevedo se enfrentó a un ramillete extenso de trece candidatos, donde solo Leonardo Jácome, de Cúcuta Avanza, logró acercarse dramáticamente y Juan Carlos García Herreros los siguió de lejos.
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Sola hasta el día 15 de noviembre, luego del reconteo, Acevedo logró el triunfo por 2.329 votos sobre el candidato que se asociaba con Ramiro Suárez, que nuevamente volvió a aparecer en el panorama por sus contactos para hacer política, sus afecciones de salud y el traslado a Bogotá para seguir pagando su condena.
Un punto alto que dejó el actual alcalde Yáñez y que servirá a Acevedo es el de encontrar deudas del municipio saneadas, que le da margen para invertir y proyectar la ciudad.
Acevedo gobernará acompañado de un Concejo donde conservadores, liberales en coalición, y la U lograron 3 curules cada uno, con dos el Centro Democrático, la Alianza Verde y Cambio Radical. Las otras 4 sillas quedaron en manos de movimientos independientes.
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En el área metropolitana, Ocaña y Pamplona las coaliciones, movimientos y nuevos partidos prevalecieron, siendo el partido liberal el único de los tradicionales en ganar la alcaldía de Los Patios.
Las mujeres en el departamento
En ambos procesos, la ausencia de candidatas mujeres fue evidente tan solo una para la Alcaldía de Cúcuta, ninguna para la Gobernación mientras que en la Asamblea y el Concejo de Cúcuta existió una mayor figuración con siete mujeres elegidas.
Seis ganaron en otros municipios la Alcaldía: Durania, La Playa, Mutiscua, Puerto Santander, Sardinata y Ragonvalia, pero la cifra sigue siendo escasa y representativa en comparación con los candidatos hombres elegidos. En este renglón el departamento sigue en deuda electoral y política.
*Redacción por Edgar Allan Niño Prato, Politólogo
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