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Política
Colombia y Venezuela: una relación fracturada por la política
El impacto en las relaciones diplomáticas, después de diez años desde que Nicolás Maduro cerró el paso por los puentes internacionales.
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Lucy Araque
Lucy Araque
Martes, 19 de Agosto de 2025

La de Colombia y Venezuela es la historia de dos países hermanos, separados por sus dirigentes. A pesar de las estrechas relaciones culturales, sociales y económicas que desde siempre han unido a los habitantes de lado y lado de la frontera, la postura política de los gobernantes de turno ha llevado en varias oportunidades a que esos lazos se quebranten, con las consecuencias que esto conlleva.


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Hace 10 años, el 19 de agosto de 2015, el presidente del vecino país, Nicolás Maduro, decretó el estado de excepción durante 60 días en varios municipios del estado Táchira y ordenó cerrar, de manera unilateral, la frontera con Colombia, a partir de la madrugada del 20 de agosto, en un hecho que marcó un antes y un después en el relacionamiento de estas dos naciones.

Los siguientes fueron años de tensiones diplomáticas y amenazas que desembocaron en un rompimiento definitivo en febrero de 2019, siendo presidente Iván Duque, luego del fallido paso de las ayudas humanitarias hacia Venezuela.

Maduro ordenó, entonces,  la salida del personal de la Embajada de Colombia, así como los cónsules y todo el cuerpo diplomático, llevando nuevamente a su máximo nivel el conflicto entre los gobiernos de los dos países.


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Una situación similar, pero que se pudo resolver pronto, se había dado ya en julio de 2010, cuando Venezuela, con Hugo Chávez como presidente, decidió romper relaciones diplomáticas con  el gobierno de su homólogo colombiano Álvaro Uribe, después de que este lo acusara ante la OEA de dar refugio a miembros de las Farc y el Eln.

En la última gran crisis entre Bogotá y Caracas -la de Duque y Maduro- fue necesario esperar más de tres años y un cambio de gobierno para que las relaciones volvieran a recomponerse y la considerada frontera más activa de Latinoamérica empezara a recuperar su esencia.

Una relación tensa y difícil

Carlos Gamboa Sus, ministro consejero de la Embajada de Colombia en Caracas entre 2015 y 2019, fue testigo directo de lo que significaron los años más difíciles de la fracturada relación entre Colombia y Venezuela, hasta su estallido definitivo.

Para el entonces delegado del gobierno Santos, la del presidente venezolano fue una decisión mal tomada y cargada de “odio y rabia”, pero, además, sin fundamento.

Dice que ambos países venían en un crecimiento económico, en una hermandad permanente  y una relación socioeconómica bien fuerte, pero el rompimiento desencadenó una desconfianza total.

Relaciones con Venezuela

“Veníamos de un auge de 7.000 millones de dólares y eso empezó a sentirse. En el primer año hubo un descenso gradual de casi 2.000 millones de dólares y así progresivamente hasta llegar a lo que se llegó, que fue los 200 millones de dólares cuando yo me vine (de Venezuela) en el 2019”, contó.

No obstante el peso de las relaciones económicas, las diplomáticas y políticas siempre fueron muy tensas, asegura Gambo Sus. “A nosotros el gobierno venezolano nos atendía de una manera muy marginal”, recuerda el exministro.


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Y es que si bien la de Colombia en Venezuela era una embajada clave y estratégica por los temas de paz que en ese momento se estaban manejando por parte del gobierno colombiano, pues estaba en curso el proceso de paz con las Farc, Gamboa reconoce que el relacionamiento con el Palacio de Miraflores era muy difícil.

“De hecho, el embajador nuestro fue llamado a consultas varias veces, porque Maduro nos insultaba mucho, nos atacaba, no nos dejaba trabajar y no había ningún tipo de relación comercial; tampoco había correlación social”, señala Carlos Gamboa.

El exministro consejero cuenta que una muestra de lo complejo que siempre fue ese trabajo con  Venezuela, es que los más de 200 convenios firmados de manera bilateral, desde 2010, no funcionaron.

Colombia y Venezuela: una relación fracturada por la política

“Nosotros nos desgastábamos con ellos, porque cada rato había que enviarles notas verbales para que respondieran de acuerdo a los convenios de entendimiento que habíamos firmado. Eran reuniones desgastantes porque no cumplían. Son muy desorganizados, no manejaban información, como sí lo hacía la embajada nuestra”, dice Gamboa.


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Y concluye diciendo que la relación entre los dos países hermanos siempre fue muy desigual y de poca confianza. Por eso, está convencido de que el memorando de entendimiento para crear la Zona de Paz, Unión y Desarrollo firmado en julio pasado, tendrá la misma suerte que los que se suscribieron años atrás.

“Eso no va a pasar de un desgaste, porque en el momento que ellos vean que no les favorece, no aprueban y no pasa nada”, advierte.

Sin confianza, solo intereses

John Mario González, docente y analista político, considera que el cierre unilateral de los puentes internacionales que comunican a Venezuela con Colombia, en 2015, tuvo unas implicaciones “gravísimas” en las relaciones entre los dos países, no solo en materia comercial, teniendo en cuenta que el vecino país era el segundo socio comercial histórico de Colombia, sino porque se  agravaron los problemas de seguridad a lo largo de la frontera.

Cierre frontera con Venezuela

Recuerda que aunque el entonces presidente Juan Manuel Santos adoptó “la estrategia del apaciguamiento frente a una devenida dictadura”, la cooperación en materia de seguridad, económica y de proyectos binacionales se vio muy afectada.

“Además, porque eso coincidió con las sanciones económicas que comenzó a imponer Estados Unidos a Venezuela y el agravamiento de su situación económica y social. La afectación fue tan grande que se convirtió en una migración descontrolada de venezolanos hacia Colombia”, dice.


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Y advierte que aunque el perfil y vocación de la frontera entre Colombia y Venezuela está dado para que sea una de las zonas comerciales más activas del continente americano y tenga un desarrollo industrial sin precedentes destinado a Estados Unidos, México y a toda Centroamérica, teniendo en cuenta la cercanía y las facilidades, esto no será posible mientras en Venezuela exista una dictadura y  Colombia tenga un gobierno “errático y demagógico”.

Ahora no hay confianza. Lo que hay son intereses y coincidencias por la necesidad de sobrevivencia de una cruel dictadura, como la de Venezuela, con un gobierno populista como el colombiano; eso, en el marco de unos problemas muy serios de seguridad en la frontera, en especial en el caso colombiano”, señala.

Por eso, para el analista, la principal lección que en términos diplomáticos dejó el cierre de la frontera y todos estos años de relaciones difíciles, es que las democracias de Colombia y Venezuela han sido históricamente muy débiles y  que, “el populismo es como un cáncer que hace metástasis y se extiende allende las fronteras nacionales”.


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