Tal y como sucedió hace 12 años, un viernes 12 de agosto, en medio del furor de la campaña electoral que en ese momento también encendía motores, el exalcalde de Cúcuta Ramiro Suárez Corzo fue devuelto ayer a Bogotá, por órdenes de la dirección nacional del Inpec y en cumplimiento de la decisión de un juez que resolvió revocarle el beneficio de la casa por cárcel desde el pasado 19 de julio.

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Apenas doce meses atrás, Suárez había regresado a la ciudad, después de varios intentos fallidos por lograr que le permitieran seguir pagando desde aquí la condena de 27 años proferida en su contra por el homicidio del exasesor jurídico de la Alcaldía, Alfredo Enrique Flórez.

Sin embargo, las presuntas irregularidades que rodearon su traslado desde la capital del país,  al igual que los reiterados incumplimientos de sus obligaciones como beneficiario de la casa por cárcel y más recientemente los posibles actos de indisciplina en que habría incurrido durante su estadía en el piso 11 del Hospital Universitario Erasmo Meoz, donde permanecía recluido de manera especial, dada su condición de salud, llevaron a Suárez a enfrentar un retroceso en la ejecución de su pena.

Aunque en esta oportunidad el viaje de  regreso a Bogotá no se dio en condición de recapturado, como ocurrió en 2012, y tampoco tomó por sorpresa al exgobernante como en aquella oportunidad, cuando se aprestaba a subir a tarima para un acto proselitista con candidatos a la Alcaldía y la Gobernación, el operativo que se dio ayer en horas de la mañana sí volvió a acaparar la atención de la ciudad y agitar la campaña electoral en la que, desde la habitación 1101 del Huem, venía tomando partido.

El martes, el Inpec ya había hecho un primer intento de trasladar al detenido exalcalde a la capital del país, pero a esa orden se le atravesó la solicitud de la fiscal 23 especializada de la Unidad contra la Corrupción, Aída Esperanza Moreno, quien argumentó que Suárez Corzo no podía ser movido del Erasmo Meoz, porque está colaborando con la Fiscalía como informante en un proceso por concierto para delinquir, cohecho y prevaricato.

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Aun así, apenas tres días después, la dirección nacional del lnstituto Penitenciario y Carcelario logró darle vuelta a esa decisión, que fue objeto de serios cuestionamientos, y en una operación coordinada desde Bogotá y que fue manejada en completo hermetismo, con el fin de que no ocurriera lo de la primera vez, el grupo especial de custodia y vigilancia trasladó vía aérea al condenado exmandatario.

“Ante denuncias que son materia de investigación por posibles actos de indisciplina y visitas no autorizadas al hospital donde se encontraba en la ciudad de Cúcuta, se dio su traslado y permanecerá con atención hospitalaria en una Clínica de Bogotá, de acuerdo a las prescripciones médicas dadas por los galenos ante la complejidad de salud que presenta el PPL”, señaló el Inpec en un comunicado que emitió mientras se desarrollaba el procedimiento de traslado.

Aunque todavía no son claras las razones que permitieron que el Inpec lograra dejar sin efecto la petición de la Fiscalía, en el comunicado aseguran que la medida “permite dar transparencia a la gestión administrativa impartida y adelantada desde la Dirección General del Inpec”.

Así fue el operativo

Faltando unos pocos minutos para que fueran las 10:00 de la mañana, empezó a tomar fuerza la versión según la cual Ramiro Suárez Corzo sería sacado del Hospital Erasmo Meoz para proceder con su traslado a Bogotá, teniendo en cuenta los hechos de los últimos días que generaron resonancia a nivel nacional.

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Ese rumor comenzó a hacerse realidad sobre las 10:20 a.m. cuando arribó al centro médico una camioneta del Inpec que ingresó por el parqueadero privado que está junto a la Clínica Santa Ana, en la calle 4N del barrio San Eduardo.

De inmediato, se generó un despliegue policial sobre la salida de urgencias del Hospital, por donde inicialmente se informó, de manera errónea, que fue sacado Suárez hacia la ambulancia que lo llevaría hasta el aeropuerto Camilo Daza, de Cúcuta.

Durante casi una hora, los uniformados se mantuvieron custodiando el sitio, al que también terminaron llegando poco a poco curiosos y simpatizantes del exalcalde, quienes hicieron recordar las varias veces que el exgobernante fue detenido y conducido a un sitio de reclusión, en medio de la algarabía de quienes lo respaldaban e intentaban impedir que lo capturaran.

La llegada del defensor del Pueblo, Pepe Ruiz, unos minutos después, dio nuevas luces de que en el piso 11 de la institución estaba sucediendo algo. Esto lo reafirmó la presencia del abogado de la Personería de Cúcuta, Oscar Dimas, quien está a cargo del tema carcelario, como defensor de derechos humanos. Dimas intentó más tarde impedir el trabajo de la prensa, alegando respeto por los derechos del paciente.

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Durante varios minutos, el hospital adoptó algunas restricciones que exacerbaron los ánimos de quienes aguardaban a las afueras del centro médico para recibir atención o para saber de un paciente, pues el paso fue bloqueado y solo se veían deambulando y saliendo presurosos, familiares y conocidos de Suárez Corzo.

Finalmente, a las 11:45 de la mañana, por el parqueadero del Huem salió una camilla empujada por un trabajador, con el paciente que se suponía era el exalcalde. Alrededor había, además de los custodios, personas muy allegadas a Suárez, como su pareja sentimental, Isabel Márquez Rubio, una de sus hermanas, Brayan Torres, exgerente de la Terminal de Transportes, entre otros.

De manera insistente, una de las personas que acompañó el recorrido hacia la ambulancia pedía que no se levantara la cobija que tapaba a quien era transportado en la camilla. Su solicitud advirtió lo que se vino a confirmar minutos más tarde: en la camilla no iba Suárez.

Una vez en el vehículo, empezó el operativo especial que tomó la ruta hacia el aeropuerto internacional, en medio  del ruido ensordecedor de las sirenas y los pitos de las patrullas del Grupo de Operaciones Especiales (Goes) de la Policía y del Inpec.

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En el terminal aéreo, Suárez Corzo era esperado por un avión de la Policía Nacional de matrículas PNC 0271, que lo condujo finalmente hasta Bogotá.

En la capital del país, el exmandatario iba a ser trasladado inicialmente a la Clínica Colombia, pero de manera sorpresiva terminó internado en la Clínica San Carlos, “por disposiciones médicas”, según informaron desde el Instituto Nacional Penitenciario.

Allí, Suárez permanecerá hasta tanto se conozca el dictamen de Medicina Legal sobre su verdadero estado de salud, el cual, dos semanas después de haber sido solicitado, aún no llega.

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Ayer en la mañana, la defensa de Ramiro Suárez dio a conocer su historia clínica y aseguró que él es un paciente diagnosticado con: “polineuropatía en otras enfermedades endocrinas y metabólicas. Trastornos especificados en músculos. Diabetes mellitus insulinodependiente con complicaciones neurológicas. Cuadriparesia flácida con severa atrofia muscular en grupos de las cuatro extremidades”.

Con base en este diagnóstico es que han sustentado la incapacidad que le dio el Huem desde el 19 de julio, una vez se conoció la decisión del juez de revocarle la casa por cárcel.

El director del Inpec, el teniente coronel Daniel Fernando Gutiérrez, le dijo a la emisora W Radio que ya se abrió una investigación interna por las presuntas irregularidades en el protocolo de visitas de Ramiro Suárez, pues aunque solo estaba autorizada su pareja, se habría permitido el ingreso de una lista de 10 personas, entre políticos, amigos y familiares. Además, por los tres millones que le encontraron en la habitación.

De manera paralela, la Procuraduría Regional de Norte de Santander abrió hace unos días una indagación preliminar, con el fin de determinar si las actuaciones administrativas que involucran a los integrantes del Inpec de Cúcuta, que estaban a cargo de la custodia del exgobernante, así como las del personal del Hospital Universitario, revisten alguna irregularidad.

La maniobra de engaño

Si bien el Inpec logró hacer efectiva su orden de traslado y Ramiro Suárez Corzo finalmente llegó a Bogotá, hubo un hecho que llamó la atención y que generó duras críticas: la camilla vacía.

Una vez se divulgaron las imágenes oficiales del traslado, las redes sociales se inundaron de comentarios en los que se advertía que en la camilla no parecía ir ninguna persona, porque además de que estaba cubierta con una cobija, no se podía detallar la silueta de alguien debajo de las mantas.

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En entrevista con la W Radio, el director de la cárcel, el teniente coronel Daniel Fernando Gutiérrez, admitió que, en efecto, allí no había nadie y que se trató de una ‘maniobra de engaño’ para garantizar la seguridad del detenido.

“En la camilla no se ve a nadie por seguridad, porque nosotros tenemos que velar por la seguridad del privado de la libertad. En ese momento Ramiro Suárez ya estaba en el avión. No estamos diciendo mentiras, pero sí apelamos a una maniobra de engaño para evitar problemas de seguridad”, reconoció el funcionario.

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