El director del Instituto Departamental de Salud (IDS), Fernando Augusto Álvarez García, lanzó un urgente llamado a alcaldes y padres de familia en Norte de Santander para frenar el aumento de quemados por pólvora durante la temporada de fin y comienzos de año. A pesar de las advertencias previas, las cifras actuales reflejan un preocupante panorama que requiere medidas más estrictas e inmediatas.
Desde noviembre, el IDS emitió una circular solicitando a los mandatarios de los 40 municipios del departamento activar planes de contingencia para regular la fabricación, distribución y venta de pólvora. Sin embargo, la implementación deficiente de estas medidas ha resultado en situaciones dramáticas en varios hogares de la región.
“Instamos a los funcionarios a endurecer los controles y garantizar que estas cifras no aumenten durante las celebraciones venideras, incluyendo los carnavales de Ocaña”, expresó Álvarez. Además, destacó que la red hospitalaria se encuentra en alerta amarilla, con personal médico preparado para atender cualquier emergencia derivada del uso irresponsable de estos explosivos.
Preocupante balance:
Tras la celebración de Navidad, Norte de Santander registra un total de 43 personas lesionadas por pólvora, una cifra que posiciona al departamento en el deshonroso tercer lugar a nivel nacional. Los casos se concentran principalmente en:
* Cúcuta: 17 casos.
* Tibú: 9 casos.
* Ocaña: 8 casos.
* La Playa de Belén: 5 casos.
* Ábrego: 3 casos.
* Villa del Rosario: 2 casos.
* El Tarra, Los Patios y Teorama: 1 caso cada uno.
De los afectados, 23 son menores de edad, lo que representa el 53% del total. Álvarez calificó este balance como “negativo”, señalando que la responsabilidad recae tanto en las autoridades locales como en los padres de familia. “Los alcaldes tenían las herramientas normativas para prevenir estos hechos, pero la falta de acciones contundentes ha permitido la continuidad de estas costumbres peligrosas”, añadió.
Entre los casos más graves destaca la práctica conocida como “Vacas locas” en La Playa de Belén, que dejó a cinco personas quemadas. “Esta permisividad en comportamientos errados es inaceptable. Los mandatarios están pecando por omisión”, subrayó el director del IDS.
Refuerzan operativos en Ocaña para frenar el uso de pólvora
Ante la gravedad de la situación, las autoridades locales de Ocaña han intensificado los controles. Freddy Arengas Romero, secretario de Gobierno, recordó que se emitió un decreto que prohíbe la fabricación, distribución, venta y uso de pólvora. En coordinación con la Policía Nacional, se han incautado más de 200 kilos de este material, destruidos posteriormente en las afueras de la ciudad bajo estrictas medidas de seguridad.
“Es una cuestión de conciencia. Los padres deben orientar a sus hijos y evitar tragedias. Aunque el 24 de diciembre transcurrió en relativa calma, al día siguiente tuvimos un caso en el que una persona en estado de embriaguez sufrió graves lesiones por la explosión de un cohetón en sus manos”, lamentó Arengas.
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Por su parte, el secretario de Desarrollo Humano, Hugo Eduardo Guerrero Bayona, reiteró que el uso de pólvora está estrictamente prohibido y destacó el peligro de combinar alcohol con estos materiales. “La mezcla de estas dos sustancias es una receta para el desastre”, advirtió, subrayando la necesidad de mayor conciencia ciudadana para evitar tragedias.
Hacia un cambio cultural para reducir los riesgos
El panorama exige un cambio cultural profundo. Las autoridades departamentales y locales han reiterado la importancia de cumplir con los planes de contingencia y promover campañas de sensibilización sobre los riesgos de la pólvora, especialmente entre los menores de edad.
Fernando Álvarez concluyó con un llamado a la acción: “Las alarmas están encendidas. Necesitamos voluntad política y social para frenar estas cifras y proteger la vida de nuestra comunidad. No podemos permitir que la costumbre prevalezca sobre la seguridad y el bienestar de nuestros ciudadanos”.
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Las celebraciones de fin de año y los carnavales de enero representan un desafío para las autoridades en términos de control y prevención. Sin embargo, con la colaboración activa de todos los sectores, aún es posible reducir el impacto de esta problemática y evitar que más hogares sean víctimas del uso irresponsable de la pólvora.
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