En las grandes travesías adelantadas por los desplazados de la violencia aparecen unos protagonistas anónimos que juegan papel fundamental para resarcir los rigores de la guerra.
Si quieres tener acceso ilimitado a toda la información de La Opinión, apóyanos haciendo clic aquí: https://bit.ly/SuscripcionesLaOpinion
En la plaza de ferias de Ocaña se habilitaron unas casitas para guardar las mascotas de los niños desplazados por el fenómeno de la violencia que azota a la región del Catatumbo.
Perros, gatos, un pajarito hasta una iguana que llega a buscar comida aparece en el escenario en la cotidianidad de las víctimas de la violencia.
En el alojamiento temporal los niños tienen la oportunidad de jugar con los animales rescatados de las fincas en el momento de la salida inesperada dejando todo atrás.
La desplazada por la violencia del corregimiento El Aserrío de Teorama, Gladys Quintero Ortega, es quien coordina el suministro de comida y agua para los animales.
“Los niños se divierten y pasan un día diferente para olvidar esos momentos trágicos de la salida del hábitat. Se constituyen en un gran apoyo. Atrás dejaron las gallinas, los cerdos, las vacas, pero no olvidaron los perros y gatos”, agrega la líder.
Lea además: Familias huyen del fuego cruzado en Teorama
El objetivo es que no se convierten en animales callejeros, abandonados, incluso han llegado cachorros que requieren mayor cuidado.