Una antigua práctica de hacer quemas para comenzar el ciclo de cultivos en la zona rural se convirtió en el dolor de cabeza para los organismos de socorro de la provincia de Ocaña.
Algunos campesinos no dimensionan las consecuencias y queman las laderas de las fincas, causando un daño ecológico de grandes proporciones, manifiestan integrantes del Cuerpo de bomberos voluntarios.
La más reciente conflagración se registró en la vereda San Isidro, jurisdicción del corregimiento de Las Chircas, zona rural del municipio de Ocaña, donde las llamas arrasan con tres hectáreas de capa vegetal, así lo indica el comandante de la institución bomberil, sargento Yefrey Peñaranda.
“En esta temporada de cero lluvias se han atendido varios incendios de lotes y algunos forestales sin grandes consecuencias, pero se debe tener las precauciones del caso debido al calentamiento global”, recalcó.
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Las recomendaciones a los campesinos de la zona es no realizar las famosas quemas controladas, porque se pueden salir de las manos y causar daño a las fuentes hídricas que abastecen los acueductos locales, precisó.