Reubicación y regulación de las ladrilleras
El Plan de Ordenamiento Territorial (POT) de Ocaña ha declarado las zonas urbanas como áreas restringidas para la operación de ladrilleras, por lo que su funcionamiento en estos sectores queda prohibido. Quintana Suárez reiteró que “el proceso de quema de tejas y ladrillos libera material particulado que se dispersa con los vientos, ocasionando enfermedades respiratorias en la población más vulnerable”.
El impacto ambiental de estas fábricas artesanales ha sido motivo de constante preocupación, debido a la emisión de sustancias y elementos perjudiciales para la salud y los ecosistemas. Según el experto, la contaminación se manifiesta principalmente en la afectación del aire, el suelo y el agua, lo que hace urgente una regulación efectiva. “Se han recibido múltiples quejas por la combustión de carbón e incluso de llantas, cuyo humo es altamente dañino para los pulmones”, alertó.
Los operativos de sellamiento realizados el año pasado contaron con el acompañamiento del Ministerio Público, la Personería Municipal y la Defensoría Regional del Pueblo, con el fin de garantizar que no se vulneraran los derechos de los trabajadores afectados.
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El cumplimiento de la Ley 1333 de 2009 obliga a los propietarios de estas industrias a reubicarlas en zonas rurales alejadas de los cascos urbanos. “Si intentan operar los fines de semana para evadir el accionar de las autoridades, se recomienda la demolición de las estructuras como medida definitiva”, advirtió Quintana Suárez.
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