Papel protagónico de la iglesia
El arzobispo de Bogotá envió un saludo a los habitantes, servidores de la vida social, sacerdotes, evangelizadores propios de la iglesia particular, y a todas las familias que se reúnen en los templos para celebrar la gran fiesta mariana.
“Es ella la que nos congrega para llenarnos de esperanza, mostrarnos la cercanía de madre y motivarnos en el diario vivir construyendo un país desde Ocaña, Norte de Santander con la esperanza de la paz y la reconciliación”, agrega.
Confía en los buenos gestos de los moradores sumidos durante muchos años en una violencia y conflictos fratricidas. Al igual que el país, la región está muy dolida donde la historia está marcada por esas heridas al no lograr reconciliarnos, perdonarnos y respetar la vida. “Sin embargo, no debemos cansarnos, debemos levantarnos todos los días diciendo: quiero trabajar hoy, dar lo mejor de mi parte para que Ocaña, Norte de Santander y Colombia tenga paz”.
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Aquellos habitantes agobiados por el abandono, el atraso recibe el apoyo constante de los sacerdotes de la diócesis de Ocaña. Resaltó esa vocación misionera junto a su obispo monseñor Orlando Olave y los animó a continuar en la lucha por llevan el evangelio acompañando a las apartadas comunidades en nombre de Cristo. “Cada sacerdote es una semilla de esperanzas que da frutos a través de la misión que realizan”, enfatizó.