La mañana del martes 4 de noviembre se tiñó de tragedia en el barrio de Sepetiba, al oeste de Río de Janeiro, cuando Laís Pereira, una joven madre de 24 años, fue asesinada a tiros mientras caminaba junto a su hijo de dos años en un cochecito.
El menor salió ileso, pero la escena de horror estremeció a los vecinos, quienes presenciaron el momento en que dos hombres en motocicleta la interceptaron y le dispararon a quemarropa antes de huir del lugar.
De acuerdo con las autoridades, Pereira acababa de dejar a su hija mayor, de cuatro años, en el jardín infantil y regresaba a casa cuando fue atacada. Hasta el momento, la Policía Civil no ha determinado el móvil del crimen, aunque investiga si podría tratarse de un ajuste de cuentas o un ataque por error.
Los agresores siguen prófugos
La División de Homicidios de la Policía de la Capital de Río de Janeiro adelanta la investigación y ya recopiló videos de cámaras de seguridad y testimonios de testigos que podrían conducir a la identificación de los responsables.
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En las imágenes se observa cómo los atacantes siguieron a la víctima durante varias cuadras antes de dispararle a sangre fría en la esquina de la Travessa Santa Vitória. El agresor descendió de la moto, apuntó y disparó varias veces, para luego escapar junto con su cómplice.
Si son capturados, los responsables podrían enfrentar una pena de entre 20 y 30 años de prisión por homicidio calificado con agravante de alevosía, uno de los delitos más severamente castigados en el código penal brasileño.
Dolor en la comunidad
Vecinos del sector describieron a Laís como una madre amorosa y tranquila. “Era una chica buena, vivía para sus hijos”, relató una residente a medios locales.
La joven, que vivía en Sepetiba junto a sus dos pequeños, era conocida por su amabilidad y dedicación familiar. El crimen ha generado una ola de indignación en la comunidad, que exige justicia y mayores medidas de seguridad en una zona marcada por la violencia urbana.
Este asesinato se suma a la alarmante cifra de homicidios en Brasil, donde, pese a una leve reducción de muertes violentas en 2024, los crímenes contra mujeres siguen creciendo y mantienen en alerta a las autoridades.