A principios de junio, respondieron parcialmente a las expectativas, aunque esta vez los analistas apuestan por un statu quo pese a los numerosos llamados para poner más crudo en el mercado.
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Emiratos Árabes unidos alega haber llegado al máximo de sus posibilidades, y Arabia Saudita se mantiene en la reserva, según comentó el presidente francés Emmanuel Macron.
Los expertos ven en la reticencia de Arabia Saudita la voluntad de no incomodar a su aliado Rusia, el otro gran pilar de la Opep+.
Por tanto, solo quedan Irán y Venezuela, de momento sometidos a sanciones de Washington.
Juntos, los dos países podrían aportar "una cantidad sustancial de petróleo al mercado de forma bastante rápida" afirma Craig Erlam, de Oanda.
Irán tiene una capacidad de hasta 4 millones de barriles diarios y Venezuela podría producir hasta un millón, según estimaciones de Swissquote.
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"Medidas extremas"
"Los tiempos complicados exigen medidas extremas" subraya Stephen Innes, de Spi Asset Management.
"Los políticos demuestran gran creatividad para frenar las cotizaciones" dice, pero "toda la creatividad del mundo no permite hacer llegar más barriles a un mercado que los necesita absolutamente", agrega. De ahí "la creciente presión sobre la Casa Blanca, de parte de los dirigentes europeos, para que cambie el rumbo de sus sanciones".
Del lado iraní, todo dependerá de las imprevisibles negociaciones sobre el programa nuclear de Teherán, cuyo objetivo es reintegrar a Estados Unidos al acuerdo de 2015 y que la República islámica respete íntegramente sus compromisos a cambio de un levantamiento de las sanciones internacionales.
Después de tres meses de bloqueo, las conversaciones se han reanudado en Catar, de forma indirecta, entre Teherán y Washington.