El presidente de ultraderecha Jair Bolsonaro encabezó este sábado una manifestación de su núcleo más sólido en respuesta a su pérdida de popularidad y a las críticas por el manejo de la pandemia que ya dejó más de 430.000 muertos en Brasil.
Cientos de camiones llegaron a Brasilia la madrugada del sábado atendiendo el llamado de Bolsonaro, quien convocó a movilizaciones en varias ciudades del país.
"Cristianos y ruralistas en apoyo al presidente Bolsonaro", publicó en sus redes sociales la llamada "Marcha de la Familia Cristiana por la Libertad", que promueve la movilización convocada en casi todas las capitales estatales del país, que cuenta más de 2.000 muertos diarios a causa del covid-19.
Brasil, segundo país con mayor número de fallecidos por COVID-19 después de Estados Unidos, enfrenta dificultades para adquirir las vacunas necesarias para inmunizar a su población de 212 millones de personas.
Bolsonaro, que relativizó la enfermedad llamándola de "gripecita" y cuestionó la eficacia de las vacunas, ha visto su popularidad caer al mínimo histórico de 24%, según una encuesta publicada esta semana por el reconocido instituto Datafolha, que asimismo revela que 49% de los brasileños son favorables a un impeachment, en tanto que 46% son contrarios.
El sondeo, que coloca como favorito al expresidente Luiz Inácio Lula da Silva para vencer las elecciones de 2022, fue divulgado al tiempo que una comisión del Senado investiga la caótica gestión de la pandemia.
Bolsonaro, que descalifica a los senadores, convocó las manifestaciones para demostrar fuerza política.
"Estamos aquí dando apoyo a nuestro presidente. Necesitamos del apoyo, porque en la pandemia el agro no paró", dijo Carine de Souza, una productora rural del estado del Mato Grosso (centro-oeste).
Bolsonaro sobrevoló en un helicóptero la manifestación y apareció a caballo para encontrarse con las decenas de miles de seguidores que se reunieron desde temprano en la Explanada de los Ministerios, centro del poder en Brasilia.
Agradeció a los ruralistas y a los camioneros, y atacó nuevamente a "algunos gobernadores y alcaldes" que impusieron medidas de restricción de circulación para contener la pandemia.
En un breve discurso, el mandatario también volvió a la carga contra el sistema electrónico de votación vigente en Brasil, el cual cuestiona sin presentar evidencias. Refiriéndose a Lula, afirmó que "si no tenemos voto [impreso] auditado ese canalla, por fraude, gana las elecciones del año que viene".
La defensa del voto impreso fue central también en la pequeña manifestación de Sao Paulo, en donde menos de cien personas se agolparon en la icónica Avenida Paulista vestidos con los colores de la bandera brasileña, adoptada como símbolo por el líder ultraderechista.
"El voto impreso es la garantía que la gente tiene para asegurar la democracia", dijo Arlette Oliveira, de 68 años, en la manifestación a la que acudió con un cartel defendiendo esta consigna.
En otras capitales nacionales, pequeñas movilizaciones respondieron al llamado del presidente.
Además de la defensa del voto impreso, los manifestantes se centraron en la defensa de una agenda religiosa y se pronunciaron contra el Supremo Tribunal Federal y el Congreso, instituciones que han servido de contrapeso frente a la insistencia de Bolsonaro en contestar las medidas de cuarentena dictadas por gobernadores y alcaldes para frenar la propagación del coronavirus.