El 20 de febrero del 2020, en plena pandemia, la vida le dio un giro drástico a la abogada cucuteña Luz Andrea Antolínez Pinzón. Ese día recibió el diagnóstico: carcinoma ductal infiltrante grado 1 HER 2 positivo; más conocido como cáncer de mama. “No tenía ni la menor idea que eso llevara tantos nombres ni apellidos. En un segundo mi mundo se volvió negro, tenebroso; pensé ‘trágame tierra’. Sentí como si una bola de nieve cayera dentro de mí. La verdad, no sabía cómo iba a enfrentarlo, pero se convirtió en un gran maestro”.
Fue a llorar y a orar a la capilla del colegio Cardenal Sancha donde terminó su bachillerato. “Me invadía la duda, la ira, la negación, la rabia. Llegué a culparme, me preguntaba, ¿ qué hice mal? Después de un periodo de negación y asimilación, vino la aceptación, y transité del ¿por qué? al ¿para qué?
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Marzo 28 del 2020. La vida me quería preparar para un nivel más alto de bendición y, por lo tanto, me llevó a atravesar la experiencia de mi cirugía salvadora, en el marco de un panorama nunca esperado, ni en el peor de nuestros sueños, la pandemia del COVID, encierro total, la tierra se silenció, el mundo parecía detenerse y todo esto hizo que fuera para mí aún más traumático, debido a que me tocaba sola en la clínica, pues, por protocolo de bioseguridad, nadie podía ir conmigo. ¡Gracia Divina! La cirugía fue todo un éxito, fue una gran alegría, poder llegar a mi casa sana y saber que mi familia me esperaba para iniciar la recuperación.
En ese momento contaba con el acompañamiento de la Fundación SQ Salud Querida, de Bogotá, donde podía expresarme y preguntar por cada situación que pasara en el proceso; y justamente esa ayuda a la distancia fue la que me llevó a sentir la necesidad, de que en mi región existiera un grupo base de apoyo para las mujeres diagnosticadas con cáncer de mama.
En junio de 2020 inició su ciclo de radioterapia. “Estando en radioterapia, empecé a conocer mujeres que habían pasado por tratamientos como quimioterapia, cirugía, mastectomía… En fin, muchas historias verdaderas y que debido a la pandemia de COVID, hacían que fuese mucho más difícil, por no decir que trágico, lo que nos llevó a tomar la decisión de crear el grupo de apoyo que increíblemente todas dijeron que sí y me convertí en esa voz de aliento. Y ese fue el punto de inicio de la Fundación Dimensión Rosa”, que la ha llevado a ser postulada a Mujer Cafam Norte de Santander. Competirá con su proyecto con otras 26 de diferentes regiones del país.
“Su fundación ha logrado impactar y generar beneficios en la vida de muchas personas dentro de su territorio. Con su ejemplo de entrega, pasión y solidaridad, Luz Andrea Antolínez Pinzón ha creado mejores condiciones de vida para sus comunidades y ha gestado nuevas oportunidades”, sustenta la organización Cafam que entregará el premio el 7 de marzo.
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"Todas esas vivencias que escuchaba, nos motivó a tejer lazos de amistad para apoyarnos entre sí, para salvarnos y sanarnos las unas a las otras. Anhelaba tener las capacidades necesarias para poder orientarlas en los pasos a seguir, en la ruta oncológica. Quería abrazarlas para que sintieran que no estaban solas; sentía la necesidad de ayudar de manera integral la vulneración de derechos, la demora en las citas, las barreras del sistema, de las que ellas tanto hablaban cuando mencionaban todo lo que atravesaban en el día a día de su enfermedad. Sabía que desde mi profesión y mi vocación de servicio iba a ser más fácil ayudar; yo no quería que ninguna mujer pasara por lo que ya había pasado, la incertidumbre de no saber qué hacer, a quién acudir.
Me proyectaba en construir un espacio en el que las mujeres que fueran diagnosticadas, pudieran atravesar esta lucha acompañadas y, en el proceso, pudieran llenarse de mucha fe, de fuerza interna y de amor propio. Esta era mi manera de contribuir a un mejor mundo. No podía evitar que otras mujeres fueran diagnosticadas, pero sí podía abrir las posibilidades para que el proceso fuera más llevadero, que al menos hubiese un lugar al cuál ir con las preguntas, un lugar en el cual ser escuchadas".
"Febrero del 2021. Nace la Fundación Dimensión Rosa, era algo que se debía hacer, porque se necesitaba buscar recursos, que la gente supiera y nos reconocieran, que sintieran que esto era algo serio, pues empezamos a gestionar cosas por nosotras mismas, aportes amorosos de las mismas afiliadas, comenzamos hacer bingos, rifas y encuentros pequeños, para así darle sostenimiento a este proyecto que iniciaba con muchas expectativas, tenía que ser sostenible de alguna manera y no sólo en la parte económica, sino también en la parte humana, que en este proceso es primordial. Vi a la paciente oncológica como un ser que necesita atención integral, por eso junto a mi equipo de trabajo decidimos crear todos los programas con los cuales le brindaríamos bienestar a nuestras afiliadas".
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Amparo Becerra Escalante conoció la Fundación 'Dimensión Rosa' cuando se acercó a control donde el mastólogo Carlos Omar Figueredo. Hace 12 años le diagnosticaron cáncer de mama y ha hecho metástasis en varias partes del cuerpo. Pero en la fundación ha encontrado mucho apoyo. Se ha convertido en un familiar y la consienten. Se encarga de hacer las tarjetas para enviar las felicitaciones a las cumpleañeras por WhatsApp.
Ana Lucía Hernández trabajaba en Venezuela y en el 2014 le diagnosticaron cáncer de mama. Regresó a Cúcuta con su hijo y conoció la fundación donde se ha convertido en el pilar administrativo.
Lo mismo le pasó a Ingrid Naranjo. Emigró de Venezuela y hace tres años fue sometida a cirugía y es una voluntaria las 24 horas de la fundación.
Los programas que contempla la fundación son:
Hogar de Paso Rochi: en homenaje a Rocío Sarmiento. Es una habitación en alquiler para las que se llegan a Cúcuta desde diferentes municipios, incluso de Venezuela a recibir tratamientos y que no cuentan para pagar un hospedaje.
Acompañamiento Psicológico: la psicóloga Fernanda Vargas ofrece sus servicios de manera gratuita y así se inició con Ítaca, atención psicológica online y sus talleres de meditación y charlas psicológicas.
Capacitación de maquillaje oncológico: se recibe el apoyo del proyecto internacional: Luzca Bien, Siéntase Mejor, con sus talleres y obsequios de cosméticos, además de diferentes estilistas que se suman a la causa.
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Apoyo jurídico: “partiendo de mi formación profesional y apoyándome en los conocimientos, con Luz Marina Gonzales empezamos a brindar asesoría a las afiliadas que encuentran barreras en la atención de sus EPS. Tutelas integrales, derechos de petición, PQRS, para que se les brinde el tratamiento adecuado en el menor tiempo”.
Asistencia alimentaria y económica: suplir otras necesidades de las afiliadas como mercados, para aquellas quienes no pudieron seguir trabajando y son madres cabeza de hogar. Se propuso un auxilio de transporte.
Acompañamiento en salas de quimioterapia: se empezó brindando compañía en dicho tratamiento. Voluntarias llevaban un refrigerio saludable, una palabra de aliento, un consejo oportuno antes de iniciar su proceso sanador (quimioterapia).
Donación de pelucas: muchas mujeres donan parte de sus cabelleras para ayudar a mejorar la imagen de quienes pasan por quimioterapia que la fundación Fundayama las transforma en pelucas.
Valoración fisioterapéutica y manejo del linfedema: después de recibir tratamientos sanadores pueden presentarse ciertas complicaciones y Nadia Figueroa les hace la valoración gratuita.
Capacitación en diversas áreas: manualidades, cocina, bisutería y asesoría de imagen personal.
Banco de medicamentos: se recibe donación de los medicamentos que a las pacientes les quedan.
Donación de prótesis externa, brasieres y cojines en forma de corazón: se sumó la caleña, Lorena Llano, con su fundación de Strongerthanweknow, quien reside fuera del país, también sobreviviente de cáncer de mama.
Organizan bingos, mañanas deportivas, paseos ecológicos, tertulias, en fin, “todo aquello que nos permita compartir momentos de calidad, tejiendo lazos de entre nosotras, comprendiendo que el área emocional es de vital importancia en nuestro proceso de recuperación”.
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