Una sonrisa de felicidad adorna el rostro de la niña Isabel Sofía Picón Mora luego de coronarse como Reina de la categoría femenina menor del Festival de la Leyenda Vallenata.
Con gran destreza, entonó los aires de paseo, merengue, puya y son para mostrar el talento en la capital mundial del vallenato y traer el centro a la Hidalga Villa de Los Caro.
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Mis dos pasiones: presentar y cantar: Tuty MaríaDe estirpe campesina, nacida en el corregimiento de Aguas Claras, hija de un comerciante y una enfermera a sus 14 años de edad ha cosechado triunfos a nivel local, regional, nacional e incluso internacional debido a la habilidad en los dedos para interpretar el instrumento musical.
“Es un gran logro para Ocaña y todo el Norte de Santander, por primera vez, se alcanza ese premio fruto de la constancia, el tesón y la dedicación diaria. Estamos felices porque el puntaje máximo en las semifinales y la final. Sofía está para grandes cosas”, exclama su señor padre Luis Fernando Picón.
Desde los 6 años comenzó a mostrar sus dotes, admirada por grandes compositores y orientada por maestros quienes resaltan la destreza para arrancar melodías que llegan al alma de un acordeón.
Cursa octavo grado de bachillerato en la institución educativa de La Presentación y es un referente para los compañeros de estudios quienes admiran la capacidad de interpretar temas clásicos del folclor de la tierra de Francisco El Hombre.
‘Vuelvo al ruedo’, es la más reciente composición donde hace alusión al retorno a las tarimas luego de superar los momentos críticos de la pandemia.
Su vida ha transcurrido entre conciertos virtuales y presenciales. Tiene en mente viajar nuevamente a México y hacer la esperada gira por territorio europeo gracias al apoyo de la Cooperativa Multiactiva de Pimpineros del Norte de Santander, COOMULPINORT, pues se ha convertido en la imagen institucional.
Muchos se muestran incrédulos cuando ven subir al escenario a una diminuta figura que hace un esfuerzo por mantener colgado en su pecho un instrumento de esa naturaleza, pero el concepto cambia cuando comienza a digitarlo con una destreza sin igual. “Ella arriba al escenario y sufre una transformación única, pareciera que no fuera mi hija y a todos nos anima para disfrutar de una buena parranda”, indica su padre Luis Fernando Picón quien la acompaña en los eventos.
Fama a temprana edad
Muchos la han bautizado como la Niña de los dedos de oro o la Reina Isabel del acordeón ya que los aires vallenatos toman dimensión diferente en manos de esa promisoria artista. “Me aplauden mucho y me dicen que siga adelante como ejemplo para la juventud”, exclama la menor.
“Es una líder que transmite energía a los demás, obtiene buenas calificaciones, muy organizada con su tiempo para hacer tareas y ensayar los distintos ritmos”, señala su señora madre Johana Mora, una enfermera de la clínica de la Torcoroma quien no se cansa de contar a las compañeras de trabajo y a los pacientes el prodigio que tiene en casa.
A pesar de la pandemia, la agenda de esta niña es bastante apretada y se constituye en la sensación en ciudades como Cartagena, Bogotá, Bucaramanga y Barranquilla.
El nacimiento de una leyenda
Su padre recuerda que desde los 6 años y medio el talento cabalga en las venas pues comenzó a notar en la niña esa inclinación hacia la música de la caja, la guacharaca y el acordeón. “Íbamos en el carro, colocaba aquellas canciones de la vieja guardia y notaba que ella movía los piecitos, llevando el ritmo y entonando las melodías. Nunca imaginé que iba a surgir en ese estilo musical porque tenía la concepción que ese instrumento era único y exclusivamente para hombres”, afirma.
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Andrés Contreras, producto de una mezcla de sonidos y músicaCierto día caminaba por el parque principal 29 de mayo y frente a la columna que simboliza la libertad de los esclavos había un niño con un acordeón de juguete y formó la pataleta que quería uno igual. Allí entendió que su hija iba a ser diferente a las demás y en ese diciembre en vez de las muñecas le compró una herramienta de verdad para destilar todo el talento que alberga en el alma.
“Fui a la escuela del maestro Jorge Vergel y le conté la extraña afición de mi hija y sin dudar un instante la matriculé. Se mostró sorprendido por la agilidad para asimilar las notas de la escala musical y en ese primer año alcanzó el octavo lugar en el Festival de la Leyenda Vallenata”, cuenta Luis Fernando Picón quien agradece las bendiciones derramadas por Dios hacia su familia.
Arpegios al viento
Indica que las primeras pupilas en percatarse del talento fue Andrés “El Turco Gil” quien la becó en la academia y la incorporó a los niños vallenatos de Colombia. Fruto de esa preparación en la versión número 50 del Festival alcanzó el segundo lugar. “Esa niña no le tiene miedo a nada y se abre camino en el mundo musical”, exclama su padre.
Ha despertado buenos comentarios de Almes Granados, Ivo Luis Díaz, hijo del maestro Leandro Díaz y Ruby López quienes ofrecen respaldo para seguir cosechando triunfos. En la actualidad recibe instrucciones del maestro Ildemaro Bolaños y está optimista de alcanzar grandes logros.
El decano de la Facultad de Artes y Humanidades de la universidad Francisco de Paula Santander, José Julián Cadena, igualmente ofrece el apoyo a través del Instituto de Cultura y Bellas Artes de Ocaña.
El primer acordeón profesional le costó millón 500 mil pesos y hoy cuenta con cinco que los cuida como una reliquia, los limpia, los consciente y les habla para que sirvan de complemento a su vocación.
“Uno lo recibió de manos de los miembros de la Cámara de Comercio del Cesar, José Luis Urón Márquez y Álvaro Montoya, un Honner tres coronas”, agrega su padre.
Apasionada por los números
Aunque muchos no lo crean, la niña prodigio del acordeón es una de las mejores estudiantes de matemáticas y piensa estudiar ingeniería civil. Allegados indican que la música ha estimulado todos los sentidos y por eso es una buena estudiante.
“Primero quiero ser reina en todas las categorías y enseñar a los niños de escasos recursos económicos para que aprendan un arte. Luego ser una profesional como ingeniera para aportar el desarrollo y crecimiento de mi país”, exclama la niña con pensamientos de una mujer grande.
Es hija de Luis Fernando Picón un comerciante de víveres de la plaza de mercado, tecnólogo en obras civiles de la universidad Francisco de Paula Santander de Ocaña y la enfermera Johana Mora quienes le han inculcado los valores éticos y morales para la formación integral del ser humano.
“Ella es una niña normal que estudia, hace tareas y en los ratos libres se cuelga el acordeón. Sagradamente, antes de acostarse ensaya todos los ritmos”, indica.
Papel y lápiz a las primeras canciones
Desde ya compone canciones que interpreta en el escenario y una de ellas es el tema titulado “Talento y folclor”. Además le encanta improvisar versos a través de la piqueria.
Se destaca la puya que compuso al sentir miradas displicentes de los contendores cuando la veían como una niña más del montón.
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“Yo soy Isabel Sofía un talento pal acordeón,
cuando estoy en la tarima no le temo al contendor.
dónde están esos pollos, los que dicen que tocan,
que se las tiran de bravos y los revuelco con mis notas”.
“Yo tengo un talento innato y soy de sangre vallenata y dicen los envidiosos que esta peladita no canta, que no toca merengue ni puya y que el paseo no lo toco, que no tengo sabor y a donde quiera que vaya hago respetar mi folclor”
Así dice la puya Talento y folclor que compuso para participar en el festival del canal comunitario TV San Jorge.
Además, tocó el paseo “Las mujeres preguntando”; el merengue, “El siniestro de Ovejas” y en ritmo de son “La Carta”.
La pequeña gigante del acordeón
Isabel Sofía ocupa el cuadro de honor entre las mejores estudiantes de la institución, la infaltable entre las invitadas de los cumpleaños y acontecimientos importantes de Ocaña.
Además, integra el grupo de danzas. No se cansa de agradecer a Dios por la salud, el talento y la familia que le regaló.
A pesar que no lo conoció, admira el estilo de Juancho Rois y la capacidad de composición de Diomedes Díaz por su alegría y sabrosura. Y para su formación reconoce a los maestros como Jorge Vergel, su hijo Jorge Alonso, Andrés “El Turco” Gil y Almes Granados.
Ya tiene definido el sueño de estudiar ingeniería pues le encantan los números. En la casa tiene a una mascota, una perrita llamada Lulú que se monta al sofá a verla tocar.
Recuerda que el primer acordeón fue de color rojo, y el punto de partida para incursionar en el mundo mágico de la música. “A los niños les recomiendo que sigan sus sueños, practiquen un deporte, descubran sus talentos y nunca vayan por el camino equivocado”, aconseja la pequeña artista.
Los acordeones y peluches decoran el cuarto de una niñez plena donde cultiva muchos sueños.
Con una altivez exclama que las mujeres pueden llegar a grandes sitiales. “Sí se puede, tenemos brazos para alcanzar metas, piernas para perseguir sueños y la vocación para servir a la humanidad. Yo cuento con un padre maravilloso y una madre abnegada para salir adelante… exclama la niña con mentalidad de un adulto.
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