Jhon Alexander Galvis Barranco jamás imaginó que asistir al entierro de su gran amigo, Fabián Jaime Moreno, conocido como Fichi, lo llevaría a encontrarse también con la muerte.
Lo que debía ser una jornada de despedida y duelo se convirtió en un episodio de terror, cuando un sicario irrumpió en la caravana fúnebre y acabó con su vida. El crimen se perpetró en pleno recorrido hacia un cementerio ubicado en el municipio de Los Patios.
La caravana avanzaba sin contratiempos, con decenas de personas que acompañaban el féretro de Fichi, entre familiares, amigos y allegados. Algunos llevaban flores, otros simplemente caminaban en silencio, sumidos en el luto.
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Sin embargo, lo que nadie esperaba era que el trayecto se viera interrumpido por un ataque violento y premeditado.
Lo que el pistolero no contó fue que, entre los numerosos celulares que grababan la despedida, uno de ellos registró en video el momento exacto en el que ejecutó su crimen. Esa prueba, ahora en manos de las autoridades, podría ser clave para esclarecer lo sucedido y dar con el paradero del responsable.
Un ataque a sangre fría
En el video captado por uno de los asistentes, se logra observar el momento preciso en el que un hombre, vestido con una franela blanca y a bordo de una motocicleta, apareció en la escena. Según los primeros informes, la moto en la que se desplazaba sería una Haojue Cool, de placa venezolana AP0O95A.
Aparentemente, el agresor se mezcló entre los asistentes con una actitud tranquila, sin levantar sospechas.
Manejaba su moto con naturalidad, como si fuese uno más de la multitud que acompañaba a Fichi en su último recorrido. Sin embargo, en cuestión de segundos, su verdadero propósito quedó al descubierto.
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El sicario aceleró levemente hasta acercarse a su víctima, Jhon Galvis, quien se movilizaba en otra motocicleta en compañía de su hermana.
Sin detener la marcha, el atacante sacó un arma y le disparó a Galvis cayó de inmediato al suelo, gravemente herido, pero eso no detuvo al homicida.
Sin darle oportunidad de reaccionar, desaceleró su moto y siguió disparando, asegurándose de que su objetivo no sobreviviera.
El lugar se convirtió en un caos. La caravana se detuvo abruptamente y los gritos de desesperación inundaron el ambiente. "¡Mataron a la Vaca, mataron a la Vaca!", exclamaban algunos de los presentes, llamándolo por su apodo.