Fue en medio de la oscuridad cuando el único testigo de tal brutal crimen fue la luna, en La Parada (Villa del Rosario). Sujetos sin escrúpulos cometieron el despiadado homicidio de un hombre, a quien machetearon, envolvieron en una cobija y luego abandonaron en la entrada de una trocha.
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Fue en una zona conocida como La Pared, un paso informal que comunica hacia San Antonio del Táchira (Venezuela), que los vecinos de este sitio dieron con el macabro hallazgo en la mañana de ayer, 7 de noviembre.
En la entrada de un portón oxidado, que alguna vez resguardó el paso hacia una finca, había un cuerpo humano ensangrentado, era un hombre de aproximadamente 35 años de edad, con un bluyín y una camisilla azul, sin calzado.
El tinte rojo que cubría la escena provenía de múltiples heridas de arma blanca que le habían propinado desconocidos, al parecer, con un machete (por la dimensión de las heridas). A pocos metros de distancia el recorrido de sangre continuaba, pues había una cobija verde, con un estampado de leopardo, que también se había teñido de rojo.
Ese fue el método de transporte, con el cual recorrieron más de tres calles, desde donde sacaron el cadáver, hasta donde finalmente lo abandonaron, quizá por cansancio o de forma premeditada, lo dejaron en su sitio en el que iba a ser fácilmente encontrado.
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Recorrido sangriento
Las autoridades fueron alertadas y llegaron a este sitio, específicamente en la carrera 6 con calle 2, donde tras una rápida inspección notaron en el asfalto un camino de gotas de sangre, que llevaban hasta unas residencias.
A lo largo de tres cuadras, esos rastros condujeron a los uniformados hasta el sitio donde se cometió el crimen, una residencia de varias habitaciones en la carrera 7 con calle 4. Allí dentro fue donde sucedió el macabro hecho.
Aunque en su momento hayan guardado silencio, lo cierto es que los otros residentes del sitio fueron testigos auditivos del homicidio, que habría ocurrido hacia las 2:30 de la mañana.
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Pues, según han podido establecer las autoridades de forma preliminar, a esa hora, dentro de una habitación, la víctima fue ultimada tras recibir varias heridas mortales. Posteriormente lo envolvieron en dicha cobija y luego lo sacaron en medio de la oscuridad.
Nadie vio y nadie supo, o al menos así se lo hicieron saber a la Policía, pero entre varios hombres lo trasladaron, se presume que con intención de dejarlo abandonado en el río Táchira o del otro lado de la frontera.
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Sin embargo, luego de apenas un par de segundos, el cuerpo empezó a perder sangre, marcando el recorrido y dejando un amplio material probatorio de los hechos, motivo por el cual lo habrían dejado en ese sitio, para luego escapar a un rumbo desconocido.
No fue hasta pasadas las seis de la mañana que los primeros vecinos empezaron a asomarse y dieron con el cadáver, cuyo rostro no reconocieron. La Brigada Interinstitucional de Homicidios (Brinho) arribó al sitio para hacer la inspección de la escena del crimen y notaron la presencia de una cámara de seguridad, misma que será clave para la reconstrucción de los hechos.
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