La Fiscalía presentó el escrito de acusación en contra de Wilder Alfonso Lagos Narváez y Karen Dayana Tiria Vera como presuntos responsables de la muerte de los amigos Cristian Roa, de 16 años, y Junior Carrascal, de 19.
Los dos jóvenes desaparecieron el 2 de enero de 2017 luego de que salieran a un paseo al río Zulia, en una motocicleta marca Bera Socialista, placa AF7S47G. Su rastro se perdió luego de que pasaran por el corregimiento de Urimaco.
Solo hasta el 16 de febrero de ese año, las autoridades hallaron una fosa donde estaban enterradas las dos víctimas.
Lea además Entre fútbol y cervezas le llegó la muerte a hombre en Ospina Pérez
Acusación
De acuerdo al relato del ente investigador, los implicados habrían participado en la muerte de los jóvenes, al parecer, por robarles la moto en que se desplazaban.
En diciembre de 2017, el grupo élite de Acción Unificada para la Libertad Personal (Gaula) capturó a Lagos Narváez, de 28 años, el Mono, señalado de ser un cabecilla de sicarios. Además de Jorge Eliécer Castillo Sierra, de 30, y Rubén Darío Malgarejo Castellanos, de 29, quienes también enfrentan delitos por estos hechos.
Según se conoció, la mujer fue vinculada a la investigación luego de que en un retén policial fue sorprendida en la moto de las víctimas y posteriormente se acercó a una estación policial a reclamarla como propietaria, cuando los investigadores de la Sijín ya le seguían el rastro.
Karen Dayana Tiria Vera reportaba antecedentes por homicidio y tenía casa por cárcel. A pesar de tratarse de otro homicidio en su contra, el juzgado de garantías, que atendió la legalización de la captura e imputación de cargos, decidió mantenerle la misma medida de aseguramiento en su casa.
Wilder Alfonso y Karen Dayana fueron imputados por los delitos de concierto para delinquir agravado, homicidio agravado, porte ilegal de armas de fuego y falsa denuncia.
Le puede interesar 'El Duende' cae por homicidios
Ante un juzgado especializado de Cúcuta avanza este proceso que prosigue con la audiencia preparatoria al juicio y oral y público, pendiente para los próximos meses.
“Que Dios los perdone, porque eso que me hicieron fue catastrófico. Mataron a mi hijo y mi mamá no resistió su muerte y también se murió (…) los mataron por robarle la moto, pero no solo han hecho eso con mi hijo y su amigo, sino con más personas”, dijo Jimmy Roa, papá de Cristian Roa.
Una banda
Según las autoridades, estas dos personas hacían parte de una banda responsable de al menos diez homicidios y del cobro de extorsiones a los dueños de volquetas que transportan arena por Urimaco.
“En una semana cobraban entre 10 a 15 millones de pesos en extorsiones”, dijo un investigador que le siguió el rastro a la banda.
Estas personas utilizaban como fachada hacerse pasar como vigilantes informales en barrios como El Progreso, La Fortaleza, Los Olivos, San Fernando del Rodeo, Los Estoraques y a la altura del Anillo Vial Occidental, para cobrar extorsiones y cometer hurtos. Asimismo, dominaban el control del microtráfico en estas zonas.
“Una de las estrategias de esta banda para robar vehículos era bajar a sus víctimas del carro o la motocicleta, amarrarlas y huir”, señala el reporte oficial.