Ayer, a las 6:58 de la mañana, las autoridades colombianas entraron en estado de alerta, tras el aterrizaje inesperado de una aeronave venezolana en el Aeropuerto Internacional Camilo Daza de Cúcuta.
Según las primeras versiones, el avión desvió su curso debido a condiciones meteorológicas adversas, lo que supuestamente obligó a los pilotos a realizar un aterrizaje de emergencia.
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Sin embargo, la falta de comunicación previa y la presencia de efectivos militares venezolanos sin pasaporte y con armamento, encendieron las alarmas no solo en la ciudad sino en Colombia.
La tripulación, compuesta por dos pilotos, un auxiliar de vuelo y dos militares armados, explicó que su vuelo, que cubría la ruta Caracas-San Antonio del Táchira, no tenía intención de ingresar a territorio colombiano.
Mientras la tripulación ofrecía explicaciones, las autoridades colombianas comenzaron a investigar los antecedentes de la aeronave, revelando que en las semanas previas había realizado múltiples vuelos entre diferentes puntos de Venezuela.
Estas rutas, particularmente entre ciudades claves como Caracas, Maracay y Valera, levantaron sospechas, ya que la aeronave había estado sobrevolando áreas estratégicas antes de aterrizar en Colombia.
El incidente también coincidió con ejercicios militares realizados por las fuerzas armadas venezolanas en el estado de Táchira, en la zona fronteriza con Colombia.
Esto hizo que las autoridades colombianas reforzaran las medidas de seguridad, considerando la posibilidad de que el aterrizaje pudiera estar vinculado a estos movimientos militares.
El presidente Gustavo Petro confirmó el incidente en sus redes sociales, mencionando que se trataba de una emergencia, pero que aguardaba un informe más detallado por parte de la Aeronáutica Civil para tener una comprensión clara de lo sucedido.
Minutos más tarde, fue la Aerocivil la que emitió un comunicado, señalando que la aeronave YV-3226 contaba con la autorización para ingresar a Colombia, lo que aparentemente contradecía la versión inicial de que el aterrizaje había sido no autorizado.
A pesar de las aclaraciones oficiales, el aterrizaje generó una gran cantidad de especulaciones.
Algunas fuentes llegaron a sugerir que el avión podría estar involucrado en actividades ilícitas, como el transporte de drogas, aunque esta teoría fue rápidamente desmentida por las autoridades tanto venezolanas como colombianas.
El aterrizaje, la falta de aviso previo y las inconsistencias en las versiones ofrecidas por la tripulación, no solo generaron preocupación, sino que también abrieron la puerta a una serie de interrogantes sobre la verdadera naturaleza del vuelo y las razones detrás del desvío a territorio colombiano.
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Las autoridades continúan investigando el incidente para determinar si realmente fue un caso aislado o si está relacionado con otros movimientos sospechosos que han ocurrido en la frontera entre ambos países.
Por ahora, la situación sigue bajo observación y las fuerzas de seguridad permanecen atentas a cualquier nuevo desarrollo que pueda poner en riesgo la soberanía nacional.
Las operaciones en la frontera continúan con refuerzos, mientras se espera un informe completo que aclare todos los detalles sobre el inusual aterrizaje del vuelo YV-3226.
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