Se trató de una sonda espacial de la Nasa que, por primera vez en toda la historia de la exploración espacial y de la humanidad misma, “tocó” el Sol, pues voló a través de su atmósfera superior, o corona.
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Se llama la sonda Parker Solar Probe, que ya ha batido otros récords y que busca tomar muestras de partículas y campos magnéticos de la estrella y que despegó desde 2018, cuando su velocidad también fue récord.
Se adentró en las fronteras exteriores del sol por cinco horas, lo que, según el administrador asociado de la junta de misión científica de la Nasa, Thomas Zurbuchen, “supone un momento culmen para la ciencia solar y una proeza extraordinaria”.
Esto permitirá que los investigadores tengan más información sobre la evolución del astro rey y sus impactos en el sistema solar para poder compararlo con otras estrellas en el resto del universo.
¿Qué buscaba?
El objetivo es obtener más información sobre el Sol. Ya en 2019 la sonda había descubierto estructuras magnéticas en zigzag en el viento solar, llamadas curvas (switchbacks, en inglés), que abundan cerca del Sol. Pero cómo y dónde se forman sigue siendo un misterio. Ahora, la sonda ha pasado lo suficientemente cerca como para identificar un lugar donde se originan: la superficie solar.
“Al volar tan cerca del Sol, Parker Solar ahora detecta condiciones en la capa dominada magnéticamente de la atmósfera solar –la corona– como nunca antes habíamos podido”, explica Nour Raouafi, científico del proyecto Parker en el Laboratorio de Física Aplicada Johns Hopkins.
“Vemos evidencias de estar en la corona en datos de campo magnético, datos de viento solar y visualmente en imágenes. De hecho, podemos ver la nave espacial volando a través de estructuras coronales que se pueden observar durante un eclipse solar total”, añade.
Más cerca que nunca
A diferencia de la Tierra, el Sol no tiene una superficie sólida, sino una atmósfera sobrecalentada, hecha de material solar unido al Sol por la gravedad y las fuerzas magnéticas. A medida que el calor y la presión crecientes empujan ese material lejos del Sol, llega a un punto donde la gravedad y los campos magnéticos son demasiado débiles para contenerlo.
Ese punto, conocido como la superficie crítica de Alfvén, marca el final de la atmósfera solar y el comienzo del viento solar. El material solar con la energía para cruzar ese límite se convierte en viento solar, que arrastra el campo magnético del Sol con él mientras viaja a través del sistema solar, hacia la Tierra y más allá.
Es importante destacar que más allá de la superficie crítica de Alfvén, el viento solar se mueve tan rápido que las olas dentro del viento nunca pueden viajar lo suficientemente rápido como para regresar al Sol, cortando su conexión.
Hasta ahora, los investigadores no estaban seguros de dónde se encontraba exactamente la superficie crítica de Alfvén. De acuerdo a imágenes remotas de la corona, las estimaciones la habían colocado entre 10 y 20 radios solares desde la superficie del Sol: entre 4,3 y 8,6 millones de millas (es decir, entre 6,9 y 13,8 millones de kilómetros).
La trayectoria en espiral de Solar Parker la acerca lentamente al Sol y, durante las últimas aproximaciones, la nave espacial estuvo consistentemente por debajo de 20 radios solares (91 % de la distancia de la Tierra al Sol), lo que la colocaba en posición de cruzar el límite, si las estimaciones fueran correctas.
El 28 de abril de 2021, durante su octavo sobrevuelo al Sol, Parker Solar encontró las condiciones específicas magnéticas y de partículas a 18,8 radios solares (alrededor de 13 millones de kilómetros) sobre la superficie solar, lo que les indicó a los científicos que había cruzado la superficie crítica de Alfvén para el primera vez y finalmente entró en la atmósfera solar.
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