La decisión de Estados Unidos de vender submarinos de propulsión nuclear a Australia ha puesto en peligro los antiguos pero frágiles pactos mundiales para evitar la proliferación de tecnologías nucleares peligrosas, según expertos.
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El acuerdo acabó con un pacto francés anterior para vender submarinos no nucleares a Australia y refuerza radicalmente la capacidad de Canberra de proyectar su poder militar en la región Asia-Pacífico.
Pero, ¿alentará a otros países a vender libremente su tecnología nuclear, ampliando potencialmente el número de naciones que pueden construir armas nucleares?
El problema del uranio
En un principio, Australia estaba interesada en submarinos franceses convencionales con motor diésel, que son más fáciles de detectar y deben subir a la superficie cada pocos días para recargar sus baterías.
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Los submarinos de propulsión nuclear pueden pasar semanas enteras bajo la superficie y recorrer largas distancias sin ser detectados. Sólo están limitados por las reservas de alimentos y agua para la tripulación, generalmente un máximo de tres meses.
Los submarinos utilizados por la Marina estadounidense, y también por la británica, que forma parte del acuerdo con Australia, utilizan uranio altamente enriquecido, o HEU, enriquecido hasta un nivel del 93%.
Con ese nivel, los submarinos pueden funcionar durante 30 años sin necesidad de nuevo combustible.
Pero también es el mismo nivel de concentración de uranio necesario para un arma nuclear potente.
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Una de las principales preocupaciones sobre la proliferación nuclear es que el uranio altamente enriquecido de grado armamentístico caiga en manos de un estado rebelde o de un grupo terrorista, dijo Alan Kuperman, coordinador del Proyecto de Prevención de la Proliferación Nuclear de la Universidad de Texas en Austin.
"El camino más probable hacia una bomba de este tipo sería que un adversario desviara o robara uno de los dos explosivos nucleares necesarios, el plutonio o el uranio altamente enriquecido, de un propósito no armamentístico como el combustible de un reactor", escribió Kuperman en el sitio de noticias Breaking Defense.
Los buques navales de Estados Unidos "utilizan lo equivalente a cerca de 100 bombas nucleares de uranio altamente enriquecido cada año, más que todos los demás reactores del mundo juntos", dijo.
Proliferación
Sólo seis países -Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia, China, India y Rusia- tienen submarinos de propulsión nuclear.
Los países se han mostrado cautelosos a la hora de permitir la difusión de la tecnología y el combustible.
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Para James Acton, de la Fundación Carnegie para la Paz Internacional, la venta de Estados Unidos a Australia es un precedente inquietante.
Señaló que, según el Tratado de No Proliferación Nuclear de 1970, los países que no tienen armas nucleares no tienen prohibido adquirir submarinos de propulsión nuclear y, si quisieran, podrían retirar el material nuclear de la embarcación.
"Se trata de una enorme laguna legal", escribió Acton en Twitter.
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"No me preocupa especialmente que Australia adquiera armas nucleares. Me preocupa que otros Estados utilicen este precedente para explotar una grave laguna en el régimen mundial de no proliferación", dijo.
Efecto bola de nieve
Daryl Kimball, de la Asociación para el Control de Armas, dijo que la venta estadounidense "compromete" los propios principios de no proliferación de Washington.
"Tiene un efecto corrosivo en el orden internacional, que está basado en normas", dijo a la AFP.
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La portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki, insistió en que Estados Unidos sigue comprometido con la no proliferación y calificó la venta a Australia de "caso excepcional, no de precedente".
Pero los expertos lo califican de arriesgado.
El acuerdo entre Estados Unidos y Australia "bien podría abrir la caja de Pandora de la proliferación", dijo Tariq Rauf, exjefe de verificación del Organismo Internacional de Energía Atómica, que ayuda a hacer cumplir los acuerdos nucleares.
Dijo que podría animar a países sin armas nucleares como Argentina, Brasil, Canadá, Arabia Saudí o Corea del Sur a comprar submarinos nucleares que podrían darles combustible para armas.
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A Hans Kristensen, de la Federación de Científicos Americanos, le preocupa que se produzca un efecto de bola de nieve de proliferación. Tras el acuerdo entre Estados Unidos y Australia, dijo a la AFP, "Rusia podría aumentar el suministro de dicha tecnología a India, China podría proporcionar tecnología de reactores navales a Pakistán u otros, y Brasil podría ver una vía más fácil para su problemático proyecto de reactor de submarinos".
¿Una alternativa más segura?
Los expertos afirman que una alternativa algo más segura podría ser que Australia obtuviera submarinos nucleares que utilizan uranio poco enriquecido (LEU, en inglés).
El LEU está enriquecido a un nivel inferior al 20 por ciento de uranio, un grado utilizado en las centrales nucleares.
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En los submarinos hay que sustituirlo cada 10 años, en un proceso peligroso y difícil.
Esto no ha disuadido a las armadas de Francia y China de utilizar esta tecnología. Se ha presionado a la Marina estadounidense para que se pase al LEU, pero aún no lo ha hecho.
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