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Judicial
Velocidad, oscuridad y muerte: la última noche del joven accidentado en Villa del Rosario
Carlos Fabián Rodríguez García habría perdido el control de su moto por un reductor de velocidad no señalizado.
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La opinión
La Opinión
Sábado, 12 de Julio de 2025

Carlos Fabián Rodríguez García, de apenas 16 años, era aficionado a las motocicletas, era común verlo en los diferentes barrios de Villa del Rosario recorriendo las calles del municipio Histórico a toda velocidad, hasta que la muerte lo alcanzó.


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El fallecimiento de el Gordo, como era conocido Carlos, generó encuentro de opiniones entre quienes le atribuyen la responsabilidad al adolescente y quienes señalan la falta de condiciones propicias de la vía, mientras algunos otros creen que simplemente fue un conjunto de desafortunadas situaciones, que cobraron una vida.

Eran pasadas las 7:00 de la noche del pasado martes, 8 de julio, el Gordo recorría las calles rosarienses a gran velocidad, abordo de su motocicleta de placa venezolana, presuntamente iría acompañado de otro motociclista, un allegado con quien iban pasando un buen momento en medio de la falta de precauciones necesarias.

Los jóvenes iban por la carrera 7 del barrio Santander, al pasar la calle 3N la tragedia los alcanzó. Según testigos, cruzaron como dos ‘balas’ por el cruce, calculándole una alta velocidad, en medio de la oscuridad. En la carretera se escondía un reductor de velocidad, que sirvió de rampa para las motos de ambos y se despegaran del suelo.

La otra persona logró aterrizar sin complicaciones, mientras el Gordo perdió el control y cayó al asfalto, por la velocidad que llevaba se arrastró varios metros, por lo menos 15, hasta alcanzar el siguiente reductor. Sufrió graves heridas en la cabeza ante la falta de casco y quedó tendido a media calle.


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Los motores se apagaron de golpe y en medio de la oscuridad la sangre empezó a brotar del joven, de su boca, nariz, oídos, ojos, e incluso de una herida que había sufrido en la cabeza. De inmediato fue auxiliado, los vecinos salieron a ver la escena. El Gordo ya estaba inconsciente y el tiempo empezó a correr.

Diferentes personas se acercaron a comprobar su cuerpo, ya estaba agonizando, con palmadas intentaban despertarlo, pero no lo lograron. Una de las vecinas, que tenía experiencia en el sector de la salud, intentó auxiliarlo mientras hacía tiempo para esperar una ambulancia que nunca llegó.

El valioso tiempo pasaba y la Policía también se tardaba. Pasados unos 15 minutos sin que llegara la asistencia, un allegado del joven fue alertado y llegó a la cuadra en una camioneta.

Entre varias personas lo cargaron y lo subieron al vehículo para trasladarlo al Hospital Jorge Cristo Sahium. Sin embargo, pocos minutos después de lo sucedido, se confirmó su muerte por la gravedad de las heridas.

Según los testigos la ambulancia finalmente nunca llegó y la Policía arribó horas después para acordonar la escena, “pero ya solo quedaba sangre, el muchacho ni estaba aquí y ya se había muerto”, dijo otro vecino.


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Los factores de la tragedia

Existen varios puntos que contribuyeron a la tragedia, una de las principales es el exceso de velocidad. Sin embargo, una de las grandes quejas de la comunidad es la falta de debida señalización de los reductores de velocidad. Además, en el que cayó Carlos tiene expuesto unos tornillos, que podría haber contribuido a las heridas en la cabeza del joven.

Precisamente el presunto causante de la caída no está pintado, de igual forma, tampoco tiene un letrero que lo haga visible. Otro aspecto es la oscuridad del sector, pues en esta calle hay pocos postes de luz y precisamente el que debería iluminar esta zona, ve su accionar cubierto por uno de los árboles del andén.

Oficialmente, la falta más grave y desencadenante del hecho de sangre es la no utilización del casco, por parte de la víctima, siendo que la mayoría de sus heridas de gravedad fueron en la cabeza.

Lo cierto es que este nuevo siniestro vial cobró la vida de un adolescente, quien cursaba décimo grado en el colegio Luis Gabriel Castro, en el barrio La Palmita de Villa del Rosario, donde al parecer residía Carlos.


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