Sesenta años después del vuelo espacial de Yuri Gagarin, Rusia presume de grandes planes, pero la realidad es otra y la ambición se limita a las aplicaciones militares.
La nueva nave reutilizable de Rusia, que se espera pueda salir de la órbita terrestre y reemplazar a Soyuz, cambió tres veces su nombre desde el lanzamiento del proyecto en 2009. Pero "Federación", "Oriol" y "Orlionok" nunca volaron.
"El objetivo es realizar el primer lanzamiento sin piloto en 2023. Comenzamos a probar las maquetas de la nave", explica a la AFP Alexandre Kaleri, excosmonauta y jefe del centro de vuelos pilotados de la empresa encargada del proyecto, RKK Energuia.
"Es una etapa bastante larga", admite desde el museo que recuerda las horas de gloria de la conquista espacial soviética, con sus maquetas de Soyuz, de la estación Mir, y de Vostok, la cápsula que llevó a Gagarin al espacio el 12 de abril de 1961.El experto Vitali Egorov explica esta lentitud por "las dificultades tecnológicas, las sanciones occidentales contra la industria espacial rusa y la falta de financiación", de modo que al final, "mientras el Soyuz vuele, no hay ninguna necesidad imperiosa de construir una nueva nave".
Sin embargo, desde 2020, Rusia perdió el monopolio de los vuelos a la Estación Espacial Internacional (ISS), compitiendo con los cohetes y naves reutilizables de SpaceX, la empresa de Elon Musk, contratada por la NASA.
Roscosmos, la agencia espacial rusa, sufrió una verdadera pérdida de ingresos, mientras que su proyecto de nuevo lanzador Angara-A5 está en marcha.
La idea remonta a la década de 1990, pero sólo voló dos veces, en régimen de prueba, en 2014 y en 2020.
Otro ejemplo es el módulo de ciencia para la Estación Espacial Internacional, cuyo montaje comenzó en la década de 1990. Pero una multitud de fallos impidió su puesta en órbita.
Ahora Moscú planea un lanzamiento en julio, y Kaleri espera a cambio que la vida útil de la estación se prolongue más allá de 2024, para que este laboratorio pueda ser útil. Pero para Dmitri Rogozina, patrón nacionalista y antioccidental de Roscosmos, Rusia puede traer muestras de Venus e inventar un cohete capaz de realizar cien viajes de ida y vuelta entre la Tierra y el espacio.