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Julio García-Herreros, el guardián de los libros en Cúcuta, falleció a los 64 años
Fue creador y promotor de la Fiesta del Libro y un referente para las nuevas generaciones.
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Ruby Escamilla
Ruby Escamilla
Jueves, 11 de Diciembre de 2025

La cultura de Norte de Santander perdió este 11 de diciembre a una de sus voces más sólidas, sensibles y transformadoras. Julio César García-Herreros Prada, director de la Corporación Cultural Biblioteca Pública Julio Pérez Ferrero y uno de los gestores culturales más influyentes del departamento, falleció en Bogotá, a los 64 años, luego de enfrentar una severa complicación de salud derivada de un cáncer de colon con metástasis diagnosticado recientemente.

Tenía 24 años al frente de la Biblioteca y una vida entera dedicada al servicio público, a la palabra escrita y a la identidad regional.

García-Herreros se encontraba en la capital del país recibiendo tratamiento médico especializado. Su muerte estremeció de inmediato a la comunidad cultural cucuteña, que lo reconoció siempre como un líder incansable, disciplinado y de profundo compromiso, pero también como un hombre de carácter sereno, mirada seria y risa contagiosa, capaz de estrechar lazos y tender puentes a través de los libros.

Su última aparición pública tuvo lugar durante la edición número 21 de la Fiesta del Libro de Cúcuta (fliC) 2025, un evento que él mismo ayudó a posicionar como el encuentro literario más importante del departamento.


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La edición de este año estuvo dedicada al Catatumbo, una región históricamente estigmatizada que García-Herreros quiso mostrar desde otra perspectiva: la de sus saberes ancestrales, sus narrativas comunitarias, sus voces de resistencia y esperanza.

“La apuesta es mostrar otra mirada del Catatumbo”, afirmó entonces, durante un homenaje que dirigió, destacando la riqueza cultural del territorio como una fuente inagotable de creación y memoria.

Mensajes de duelo

Las instituciones locales no tardaron en pronunciarse. La Alcaldía de Cúcuta expresó sus condolencias: “El alcalde de Cúcuta y su equipo de gobierno lamentan el fallecimiento del señor Julio García-Herreros, Director de la Biblioteca Pública Julio Pérez Ferrero. Enviamos un abrazo de solidaridad a su familia y allegados en este difícil momento”.

La Gobernación de Norte de Santander también se sumó al mensaje de duelo, reconociendo su impacto en el tejido cultural del departamento.


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La propia Corporación Cultural Biblioteca Pública Julio Pérez Ferrero emitió un extenso mensaje en el que destacó su legado.

“Lamentamos el fallecimiento de nuestro Director, cuya vida estuvo dedicada al fortalecimiento de la cultura y al servicio de la comunidad. Su liderazgo cercano, su visión transformadora y su compromiso inquebrantable dejaron una huella profunda en cada proyecto… Que su memoria permanezca como luz y guía en nuestro camino”, escribieron.

A estos mensajes se sumaron voces del sector empresarial y comunicativo. La Cámara de Comercio de Cúcuta lamentó la pérdida de un aliado histórico para la promoción de la región.

El Premio de Periodismo La Bagatela emitió uno de los comunicados más emotivos, al recordar su paso como directivo gremial.

“Julio fue un quijote que en vez de espada blandió libros para engrandecer la región… Se siente un vacío inmenso pensar en su ausencia definitiva, pero agradecemos a Dios el tiempo que nos permitió sentirlo como parte de nosotros”, mencionaron.


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Una carrera reconocida en el país

La trayectoria de García-Herreros fue reconocida en 2023, cuando la organización Gacetas de Colombia y la Universidad La Gran Colombia lo nombraron “Mejor directivo de bibliotecas departamentales del país”.

En ese entonces, recibió el galardón “no en nombre propio, sino de todo el equipo de trabajo”, recordando los 22 años de labor desde la apertura de la Biblioteca en 2001.

Su camino hacia la cultura inició mucho antes. Cursó su bachillerato en el Colegio Calasanz de Cúcuta, una etapa que recordaba con afecto y que marcó su temprano vínculo con la literatura.

Luego, decidió viajar a Bogotá para estudiar Derecho, pero pronto descubrió que su verdadera vocación no estaba en las leyes sino en las historias.

Renunció a la carrera jurídica y abrazó el periodismo, graduándose como Comunicador Social en 1986. Uno de sus primeros trabajos fue en el periódico El Comercio, donde empezó a forjar su estilo y su disciplina, antes de pasar por medios de televisión y posteriormente liderar oficinas de prensa en la Gobernación de Norte de Santander, el Corpes Centro Oriente y la Universidad Francisco de Paula Santander.


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La biblioteca, un corazón cultural

Sin embargo, su proyecto vital tomó forma definitiva en la Biblioteca Pública Julio Pérez Ferrero. Durante 24 años dirigió este espacio cultural, que convirtió en una casa abierta para lectores, artistas, investigadores y soñadores.

Para él, la Biblioteca era un laboratorio de ciudadanía, un refugio y un escenario de transformación social.

Aunque su esposa, María Claudia Peñaranda, y sus hijos, Sebastián y Laura, residían en Bogotá, él eligió Cúcuta como refugio. Los fines de semana eran para el ciclismo, una afición que mantuvo intacta incluso después de abandonar sus célebres “15 tacitas de tinto diarias”.

A eso se sumaba su amor por la lectura y por el rock and roll clásico, un género que acompañó silenciosamente sus jornadas de planificación, reuniones y diseño de proyectos culturales.

En 2011, en entrevista con La Opinión, confesó que su permanencia en la Biblioteca estaría marcada únicamente por la posibilidad de seguir construyendo.


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“Hasta que se pueda. Acá libramos una buena lucha… Pero me gusta este trabajo, me gusta Cúcuta y la gente cree en estos proyectos”, sostuvo en ese entonces.

Y así fue. Libró esa lucha con determinación, con disciplina y con una fidelidad absoluta a la cultura pública.

Quienes lo conocieron lo recuerdan también con un detalle que lo definía: siempre estaba acompañado por ‘Fausto’, su inseparable mascota. Juntos caminaban los pasillos de la Biblioteca y los escenarios de la fliC, donde dejó su huella en cada edición, en cada lector y en cada conversación.

Cúcuta despide a un hombre que hizo de la cultura un acto de amor y resistencia. Su legado se mantiene vivo en la Fiesta del Libro, en la Biblioteca que dirigió con tenacidad, en los lectores que formó y en la convicción de que los libros, siempre abren caminos incluso donde parece no haber ninguno.


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