El 2025 quedará registrado como el año en que Cúcuta dejó de ser una ciudad secundaria en la agenda del entretenimiento colombiano, para convertirse en una plaza atractiva, rentable y en expansión.
De la mano de productores con amplia trayectoria, artistas de primer nivel y un público más exigente y participativo, la capital de Norte de Santander demostró que está lista para competir con escenarios consolidados del país.
Lo que hasta hace pocos años parecía improbable -la llegada recurrente de grandes espectáculos- se volvió la constante de un calendario que mezcló diversidad musical, inversión, apuesta empresarial y una creciente proyección internacional.
Un año decisivo: de la Feria de Cúcuta, al cierre de noviembre
El punto de quiebre inició en julio con la Feria de Cúcuta 2025, que dejó cifras inéditas de asistencia. En su agenda musical convivieron géneros y trayectorias diversas: del reguetón de Wisin, al vallenato de Diego Daza, pasando por instituciones salseras como Grupo Niche y Guayacán Orquesta, y por figuras como Peter Manjarrés y Ciro Quiñónez. Este híbrido de talentos confirmó un mensaje central: Cúcuta estaba respondiendo masivamente.
Sin embargo, meses antes la ciudad ya había dado señales claras de ese despertar musical con la realización de Cúcuta Suena 2025, un proyecto pensado para elevar el estándar de producción y ampliar el espectro musical. Su cartel lo demostraba: Jerry Rivera, una leyenda global de la salsa; Fonseca, nueve veces ganador del Latin Grammy; y Jessi Uribe, una de las voces más influyentes del género popular en Colombia.
Además, el evento reservó cupos para artistas locales, enviando un mensaje claro sobre la apuesta por el talento regional.
La producción estuvo a cargo de Diomar García, uno de los nombres más importantes en la organización de conciertos en el país. Su experiencia permitió que Cúcuta Suena lograra una logística de alto nivel, comparable con la de grandes ciudades como Bogotá o Medellín.
Y los resultados no tardaron en llegar: taquilla llena, impacto mediático y una comunidad musical activa y diversa.

La agenda continuó con otro hito: Silvestre Dangond y Juancho de la Espriella, el 18 de octubre en el estadio General Santander, un escenario que ratificó su capacidad no solo para eventos deportivos, sino para espectáculos masivos.
A esto se sumó El Parrandón Sírvalo Pues, el 22 de noviembre, una fiesta con estrellas como Nelson Velásquez, Luis Alfonso, Andrés Franco, Diego Daza y Rolando Ochoa.
A finales de agosto, el Festival Vallenato La Perla del Norte reforzó la tendencia, con artistas como Elder Dayán Díaz, Rafa Pérez, Martín Elías Junior e Iván Zuleta. Y en paralelo, la llegada de figuras como El Heredero, Fabián Corrales y Luigi evidenció el creciente interés del sector por la ciudad.
El resultado: un año de dinamismo continuo, con públicos diversos, ventas sólidas y una percepción reforzada de que la Perla del Norte puede sostener una agenda amplia y atractiva.
¿Por qué Cúcuta se volvió atractiva para los promotores?
Durante muchos años, la percepción dominante en la industria era que “Cúcuta no daba plata”. Los costos logísticos, la falta de infraestructura especializada y el temor a una baja asistencia disuadían a los grandes productores. Sin embargo, en conversación con La Opinión, Diomar García explicó el giro de manera contundente:
“El entretenimiento en Colombia está en un crecimiento acelerado en las principales ciudades del país y Cúcuta no podría ser la excepción. La cercanía con Venezuela es también un apoyo importante para el buen desarrollo de estos eventos”, sostuvo.
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La clave está en varios factores combinados:
1.Crecimiento del mercado del entretenimiento en el país: los conciertos dejaron de concentrarse exclusivamente en Bogotá y Medellín. La demanda en ciudades intermedias creció y los artistas comenzaron a buscar nuevas audiencias.
2.Ubicación estratégica: la frontera, históricamente vista como un reto, se convirtió en una ventaja competitiva. El público venezolano aporta un flujo adicional y dinámico, aumentando la rentabilidad de los eventos.
3.Cambio en el comportamiento del público cucuteño: según García, la asistencia depende del interés que generen los artistas. Y en 2025, la ciudad demostró capacidad para llenar escenarios cuando el cartel es atractivo. Es un público que compra con anticipación, responde a la promoción digital y valora espectáculos de calidad.
4.Producción profesional: la llegada de equipos experimentados, capaces de ejecutar espectáculos con estándares nacionales, elevó la confianza del sector y atrajo nuevas inversiones.
5.Resultados verificables: los conciertos de 2025 dejaron una ecuación positiva entre gastos y ganancias, lo que abrió las puertas a más apuestas para 2026.
El impacto en la ciudad: economía, identidad y proyección
El fenómeno no solo movió música: movió economía. La llegada masiva de asistentes -incluyendo visitantes de Venezuela, otros municipios y departamentos vecinos- generó mayor ocupación hotelera, demanda en transporte, consumo en restaurantes, bares y comercio nocturno.
Hoteles emblemáticos de la ciudad confirmaron ese comportamiento. En palabras de Carolina Alvarado Rivera, directora comercial del Hotel Casino Internacional: “El balance fue muy positivo. Los conciertos de 2025 impulsaron nuestra ocupación y aumentaron el flujo de visitantes. Estos eventos fortalecen el turismo y dinamizan la actividad comercial. Seguimos preparados para recibir a quienes llegan a Cúcuta y ofrecer una experiencia de hospitalidad de alto nivel”.
Esta dinámica refleja el impacto transversal del entretenimiento: no solo beneficia a los promotores y artistas, sino a todo el ecosistema turístico y comercial. Cada concierto implica transporte, gastronomía, comercio nocturno, logística, empleo y, sobre todo, visibilidad.
Pero el impacto también es simbólico. Cúcuta, por años asociada a problemas fronterizos y crisis económicas, ahora empieza a narrarse como una ciudad que puede albergar entretenimiento de alto nivel. La música se volvió una herramienta de reputación, identidad y futuro.
El público cucuteño, además, cambió su manera de relacionarse con los eventos: participa más, exige mejores propuestas y está dispuesto a invertir en experiencias memorables. Esta transformación cultural es uno de los elementos más valiosos para la industria.

¿Cómo queda posicionada Cúcuta para 2026?
El salto que dio la ciudad en 2025 ya empieza a reflejarse en la agenda del próximo año. Uno de los anuncios más significativos es que Cúcuta será una de las paradas del ‘Ciudad Primavera Tour Colombia 2026’, la gira de estadios del cantante paisa J Balvin, uno de los artistas colombianos de mayor proyección internacional.
El concierto está programado para el 11 de abril de 2026 en el estadio General Santander. Asimismo, Grupo Firme, la banda de música regional mexicana aterrizará en la ciudad fronteriza el 8 de agosto del próximo año, con el tour ‘La última peda’.
Dos hechos que confirman la confianza de la industria en Cúcuta y la consolida como escenario para espectáculos de gran formato.
De acuerdo con Diomar García, el panorama es optimista:“El próximo año tendremos tres eventos grandes en la ciudad, con grupos y artistas internacionales. Necesitamos del apoyo de la administración municipal y departamental; sin este apoyo sería más complejo. Debemos crecer un poco en patrocinadores para que los eventos sean más viables”.
Es decir, la capital nortesantandereana ya está en el radar nacional como una plaza emergente y atractiva, pero consolidarse requiere pasos adicionales:
1. Apoyo gubernamental sostenido
La articulación entre promotores y autoridades es clave para garantizar seguridad, adecuación de escenarios, permisos expeditos y estrategias conjuntas de promoción turística.
2. Más patrocinadores locales
Para que los eventos tengan mayor margen de maniobra económica, la ciudad necesita que su sector empresarial apoye con más fuerza. Un tejido de patrocinio robusto da estabilidad y permite atraer artistas más grandes.
3. Adecuación de infraestructura
Aunque el estadio General Santander funciona como gran escenario, la ciudad se beneficiaría de un coliseo o arena de conciertos con capacidad y tecnología especializada. Esto ampliaría la oferta y permitiría eventos más frecuentes.
4. Continuidad del público
La sostenibilidad depende de que la ciudadanía mantenga el entusiasmo y la disposición a participar en eventos de calidad.
Mirando hacia adelante: la región también se mueve
El impulso de Cúcuta empieza a irradiarse hacia la región. Un ejemplo: el Súper Concierto de Carnaval 2026, que llegará el 3 de enero a Ocaña con una nómina encabezada por Carlos Vives, Rikarena y Elder Dayán.
Esto confirma que Norte de Santander está entrando en una etapa de fortalecimiento musical y que el departamento puede convertirse en un circuito atractivo para giras nacionales.
El 2025 no fue un año más para Cúcuta: fue el punto de partida de una transformación profunda en su industria del entretenimiento. Con un público más activo, una oferta musical diversa, promotores profesionales y una ubicación estratégica que favorece el flujo de asistentes, la ciudad se posiciona como una plaza creciente y cada vez más competitiva.
Si logra fortalecer su infraestructura, atraer patrocinadores y mantener el apoyo institucional, el 2026 podría consolidarla definitivamente como uno de los nuevos polos musicales del país. Cúcuta, la Perla del Norte, suena cada vez más fuerte -y lo hará aún más en los años venideros.
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