Tal como ha ocurrido en países vecinos donde las elecciones presidenciales las ha ganado la izquierda democrática, en Colombia es previsible un panorama de cambios sustanciales e inmediatos en varios aspectos de la vida nacional por cuenta de un eventual triunfo del candidato del Pacto Histórico, Gustavo Petro Urrego, en la segunda vuelta.
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Se trataría de un hecho sin precedentes en la historia política nacional, pues nunca antes un candidato de izquierda y perteneciente hace más de tres décadas a un grupo subversivo, el M-19, gobernaría un país de tradiciones civilistas e históricamente ligado al bipartidismo.
Para varios expertos consultados, la posible llegada de Petro a la Casa de Nariño significaría profundos cambios en aspectos sensibles, entre ellos la política exterior, en particular frente a nuestros “vecinos incómodos”, como los concibe el saliente mandatario Iván Duque: Venezuela, Nicaragua y Cuba.
En ese sentido, el catedrático Vicente Torrijos considera que Petro le dará “un giro total” a la política exterior colombiana. “No creo que se limite a reproducir esquemas como los actuales sino que buscaría ‘refundar’ la izquierda a nivel continental, que dicho sea de paso tiene un nivel intelectual muy bajo”, dice el experto.
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Esa ‘refundación’ de la izquierda latinoamericana, pasaría, entre otros, por proyectos ambiciosos como recuperar y darle mayor importancia hemisférica a organismos como Unasur, la Alianza para las Américas, el Grupo de Puebla, o el Grupo de los Tres. Además, de “superar” la expectativa con la que llegó en marzo pasado el chileno Gabriel Boric a la Casa de la Moneda de Santiago.
“Petro, sin duda, concentrará sus esfuerzos en mostrar la importancia de la izquierda latinoamericana y para ello cortará de tajo los esquemas y modelos que ha venido defendiendo el presidente Duque, y que ha significado el deterioro de las relaciones bilaterales con Venezuela, Cuba y Nicaragua”, insiste.
Relación Gobierno-Congreso
En la política doméstica, los cambios que se prevén no serán menos drásticos, por dos razones principales: la ambiciosa agenda de gobierno que el entrante presidente aspira sacar adelante, y las tensas relaciones que genera su bancada con el Congreso de la República.
Al respecto, el analista y columnista John Mario González destaca que la bancada que apoya al eventual presidente electo no es mayoría en el Legislativo, lo que necesariamente lo llevará a tener que “tranzar” con los partidos políticos tradicionales para poder aprobar sus prioridades.
“Dada la posición minoritaria en el Congreso del Pacto Histórico y los partidos de centroizquierda que sin duda lo apoyarían, Petro buscará el apoyo de partidos como el Liberal, Conservador, La U, Cambio Radical, etc., con una agenda moderada. Pero considerando el talante de Petro y el programa de gobierno que presentó en marzo pasado con una agenda radical, yo diría que buscará subyugar al Congreso con nuevas modalidades de ‘mermelada’ o con acciones audaces de gobierno que le den alta popularidad. La verdad no lo veo como Pedro Castillo, en Perú, buscando posiciones moderadas y conciliatorias”, señala el observador.
Una administración nacional petrista no la tendría fácil en el Legislativo, teniendo en cuenta que muchas de sus prioridades requieren reformas legales y constitucionales que generan fuerte resistencia.
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