Podemos decir que Norte de Santander ha tenido un buen primer trimestre en el campo de la gestión de recursos de regalías, al lograr siete municipios la excelencia después de que la Gobernación obtuviera una alta calificación del Departamento Planeación Nacional.

La única opción que tenemos para que más dineros lleguen a la financiación de proyectos es mantenernos en la tónica de seguirnos destacando como modelo en Colombia en cuanto a lograr la consolidación en los primeros en el Índice de Gestión de Proyectos de Regalías.

Pero lo mejor de todo es que el comportamiento positivo permitió que 21 municipios nortesantandereanos de los 30 que son sometidos a esa evaluación del DNP, se ubicaron por encima de la media nacional.

Por lo tanto, una de las conclusiones es que no es casualidad ni mera coincidencia que Arboledas, Cácota, Chitagá, Cúcuta, Cucutilla, Durania y San Cayetano hayan obtenido un puntaje perfecto de 100.

Y tampoco es cuestión de suerte que otras localidades lograran calificaciones de 98,8 como Bochalema, del 96,9 que fue el caso de Chinácota o del 95,3 en Hacarí y del 84,5 en El Tarra, por ejemplo.

La lectura que surge de esta medición es que la planeación y la eficiencia en la ejecución de los planes presentados hacen parte integral del desempeño de los gobiernos locales que entienden lo importante que es acceder a otras fuentes para impulsar el desarrollo municipal.

Esto además conlleva implícitas la transparencia y la eficiencia en la inversión de los recursos, aspectos que son tenidos en cuenta dentro del análisis y la localización de las entidades territoriales en los rangos de excelente, alto, medio, bajo e insuficiente.

En otras oportunidades se advertía siempre que había debilidades en las fases de formulación y presentación de los proyectos, asunto que afortunadamente parece haber quedado en el pasado de acuerdo con el informe de Planeación Nacional.

Es que sin duda alcanzar la eficiencia dentro de los procedimientos de gestión de las iniciativas locales ante el Sistema General de Regalías tiene que volverse una obligación entre las administraciones, porque ahí cuentan con una sustancial fuente  para  lograr sacar adelante programas que no pueden ejecutar con los escasos presupuestos.

Además, acatar lo señalado por la Ley 20256 de 2020 en asuntos relativos a la cobertura, eficiencia en la ejecución y cumplimiento de cronogramas y costos se refleja favorablemente en las comunidades con mejoras en la infraestructura, desarrollo local y servicios públicos, aspectos en los que la región tiene multiplicidad de problemas.

La otra lección que deja este positivo comportamiento en el campo de conseguir e invertir dineros de las regalías, es que para poderles responder a los nortesantandereanos por la multiplicidad de necesidades pendientes la salida está en acudir a esta alternativa, cumpliendo sus exigentes criterios.

Claro que no es fácil y el esfuerzo será cada vez mayor, pero la región tiene que seguir consolidándose en obtener cada vez más regalías dirigidas a planes de alto impacto y a su eficiente y transparente construcción, puesta en marcha y mantenimiento en el tiempo.

Una administración se mide, entre otras, por las estrategias para lograr la concreción del mayor número de planes sin depender simplemente del crédito o de los recursos presupuestales, siendo la gestión y el liderazgo piezas claves para ello.

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