La humanidad entró en una especie de relax con el Mundial de Catar, luego de venir de la grave crisis generada por el coronavirus y los problemas económicos y de inestabilidad global que abundan por estos tiempos.
Los números señalan 32 selecciones en competencia, inversiones por 220.000 millones de dólares en infraestructura- incluyendo los 6.500 millones de dólares en estadios-, una bolsa de premios de la FIFA por 440 millones de dólares, y un estimativo de ingresos de 17.000 millones de dólares por concepto de turismo en el país anfitrión.
Colombia en esta oportunidad no es protagonista, pero la FIFA en un afiche promocional con los mejores números 10, incluyó al cucuteño James Rodríguez al lado de estrellas como Pelé, Maradona y Messi, por su inolvidable actuación en Brasil-2014, cuando nuestro seleccionado ocupó el quinto lugar.
Teniendo en la memoria ese célebre recuerdo, ojalá esta ausencia sirva para que jugadores y directivos activen un proceso en el que la entrega, el corazón y el amor por la camiseta sean el eje central del proyecto para el feliz regreso a la élite mundialista.
Por lo pronto, tendremos que pasar ese trago amargo de no tener a nuestro once patrio en el lejano territorio catarí y ser hinchas de selecciones de países vecinos que disputan la posibilidad de ir superando las diferentes rondas.
Ecuador, por ejemplo, inició con viento a favor la travesía mundialista a la que llegó precisamente después de dejarnos relegados en el camino de las eliminatorias, entre otras cosas, por aquel 6-1, que aún no olvidamos. A los ecuatorianos debemos tenerlos en la lista de posibilidades.
La Argentina de Messi no debe dejarse por fuera así los árabes le hayan ganado en un mundial de sorpresas, en el que Alemania (campeón en 2014) también se llevó una derrota por parte de los seleccionados del Sol Naciente.
Estar comentando de fútbol y no sobre la inflación o la devaluación o crímenes o de guerras es un alivio -momentáneo- pero necesario desde el punto de vista de salud mental y un escape para el estrés que tanto nos agobia actualmente.
Hablando de la economía en ese lejano país, cuya capital es Doha, su moneda es el riyal catarí, donde el dólar se cotiza en 3,65 riyales, y el Banco Mundial ha señalado que en Catar el PIB per cápita es de 61.276 dólares.
Y mientras Inglaterra se encargó de hacer la primera goleada derrotando 6-2 a los iraníes, el nombre de Colombia volvió a sonar en Catar, pero porque ni Shakira ni J Balvin actuaron durante la inauguración en el estadio Al Bayt, al igual que ocurrió con artistas de otros países.
Y es que la fiesta mundialista no escapa a situaciones relacionadas con la política, puesto que en este caso de Catar el Mundial-2022 puso en el foco violaciones de los Derechos Humanos contra las mujeres, la población LGTBIQ+ y los migrantes.
Así como el balón y la estelar actuación de los futbolistas participantes llevarán a coronar el 22 seleccionado mundialista, ojalá de América Latina, es de esperarse también un triunfo de la población de esa nación árabe en la reivindicación de sus derechos y libertades.
Y qué mejor que esto sea producto de la magia del fútbol, de las comunicaciones, de la presión social internacional y del entendimiento que la riqueza gasífera y petrolera no puede traducirse en un sometimiento a la población, porque si un país logra un evento de esta magnitud por lo menos se esperaría que cambie su manera de actuar y juegue limpio con las mujeres y golee esas perturbadoras violaciones a los derechos fundamentales.
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