

Si hoy estuviera aquí en la capital de Norte de Santander el coronel o el general Simón Bolívar, sin duda alguna que debería enfrentar con su ejército patriota a enemigos poderosos que hoy tienen a la ciudad y a la región enfrentando una etapa complicada.
Al conmemorarse la Batalla de Cúcuta, se puede hacer el ejercicio ciudadano de cuáles son las grandes luchas heroicas que se deben dar en la ciudad para superar la multiplicidad de problemas que la agobian.
Sin duda alguna que la primera se relaciona con la violencia en sus diferentes matices y la inseguridad ciudadana que lleva implícitos otros efectos colaterales que impactan la economía, el empleo y el desarrollo de la ciudad, por ejemplo.
En esto hay que dar la batalla ante los gobiernos nacional, local y departamental para que ese mundo violento (incluidos el narcotráfico y el lavado de activos y el blanqueamiento de dinero) sean enfrentados con un plan conjunto entre las fuerzas del orden, la justicia y la institucionalidad estatal con inversiones en diversos campos que en últimas ayuden a su desactivación, recordando que tenemos un nivel de medición que hoy tiene a Cúcuta en el puesto 39 del listado de ciudades más violentas del mundo.
Pero aquí viene un punto en el que debe actuar la ciudadanía cucuteña y es el de aplicarles una especie de ‘castigo social’ a los narcotraficantes y testaferros que ostentan sus fortunas mal habidas, y de esa manera advertirles que Cúcuta no debe seguir siendo un refugio para ellos, por ser generadores de violencia, auspiciadores de una cultura del dinero fácil y de la traquetización.
Enfocarnos en trabajar por el cumplimiento de ambas metas es hoy uno de los mejores homenajes que le podemos rendir al coronel Bolívar que el 28 de febrero de 1813 derrotó al ejército español en territorio cucuteño.
Indudablmente, en estos instantes la ciudad requiere una gesta libertadora para romper esas cadenas de los violentos, a quienes también hay que notificarles del cansancio y el hastío ciudadanos frente a sus acciones criminales y terroristas.
Los cucuteños llegan hoy a esta fecha histórica unidos para rodear y respaldar al Ejército, la Policía, la Fiscalía y la justicia en su acción que permita el desmonte del imperio del crimen instaurado aquí, al que de paso debe nutrirse con un elemento altamente esencial cual es el de potenciar la inteligencia militar y policial para obtener mayores resultados.
En simultánea, en la ciudad hay que emprender una profunda y contundente campaña en pos de la legalidad que vaya desde los más pequeños hasta los adultos con el fin de impactar desde los puntos de vista educativo y cultural contra la corrupción y el enriquecimiento ilícito y para desmontar esos falsos y riesgosos ídolos que han construido sus capitales sobre la ilegalidad.
Por tal motivo, antes que los desfiles y las ofrenda florales, la determinación a tomar es empoderarnos de la Batalla de Cúcuta para que sirva de plataforma para empezar a buscar la salida de este laberinto en que nos encontramos , teniendo en cuenta esta frase tan oportuna del Libertador: “la enseñanza de las buenas costumbres o hábitos sociales es tan esencial como la instrucción”.
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