La reforestación comercial puede ser una de las soluciones a la situación social que tiene el Catatumbo, Norte Santander, teniendo en cuenta las bondades del Certificado de Incentivo Forestal (CIF), que es un reconocimiento económico que entrega el Gobierno, a través del Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural.
Así lo considera Pro Cúcuta, en cabeza de su presidente Antonio Ríos, quien explicó que, para este centro de pensamiento ciudadano, ese mecanismo de reforestación se debe combinar con apoyos económicos para cultivos de ciclo corto, como el cacao, el café, el plátano, el maíz y la yuca.
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“El fin del CIF es promover las inversiones directas en nuevas plantaciones forestales de carácter protector-productor en terrenos de aptitud forestal. Actualmente, este incentivo es operado de manera integral por Finagro”, agregó Ríos.
El Boletín Estadístico Forestal de Minagricultura de julio de 2025 evidencia una alta concentración de las plantaciones forestales con fines comerciales en Vichada (21,51%), Antioquia (19,10%) y Meta (12,8%), las cuales lideran la participación y representan en conjunto más del 50% del total sembrado en el país.
Para pro Cúcuta, preocupa esta situación, porque Norte de Santander solo participa de la torta con 1.601 hectáreas, equivalentes al 0,3%. Así, ocupa el puesto 21 entre 31 regiones.
El informe del ministerio también refleja que, el año pasado, en el departamento, 0.9 hectáreas nuevas recibieron la expedición de registro y fueron habilitadas para la comercialización, ocupando el penúltimo lugar de la tabla de 23 regiones, muy por debajo de Casanare, que lideró con 1.475,8 hectáreas.
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“A pesar de tener un gran potencial de tierras para reforestar en el Catatumbo, el CIF hoy está diseñado para medianos y grandes productores, por cuanto el cultivador debe primero hacer las inversiones maderables, para luego recibir el dinero del incentivo, que oscila entre el 40% y el 50% de las inversiones o se reconoce por árbol sembrado según la especie seleccionada”, expresó Antonio Ríos.
El presidente de la organización destacó que, en el departamento, acceder a este beneficio es complicado, debido a que la región se caracteriza por tener un panorama minifundista en la distribución de la tierra (entre una y cinco hectáreas), con agricultores de poca capacidad económica para financiar sus cultivos, y menos para preparar la presentación de los proyectos a Finagro, los cuales necesitan un alto componente técnico para que sean aprobados.
La estructura del CIF
La propuesta de Pro Cúcuta de una CIF especial para el Catatumbo tiene en cuenta que, como la reforestación es una actividad de largo plazo, a un mini agricultor le sería imposible sostener a su familia dedicarse íntegramente a esta actividad. Por eso sugiere que la estrategia tenga las siguientes características:
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- Que el Gobierno elija las empresas privadas que le presentarán los proyectos de reforestación y financie el costo de esta formulación.
- Que el CIF incluya ayudas para implementar cultivos de ciclo corto.
- Que se incluya los sembradíos de palma de aceite, la cual ha tenido excelentes resultados, y de caucho, que es deficitario en producción para cubrir la demanda nacional.
- Que el agricultor no requiera hacer primero las inversiones para recibir el incentivo.
Antonio Ríos explicó que ese incentivo se puede integrar al pago de servicios ambientales del Programa Sustitución de Sustitución de Cultivos de Uso Ilícito, el Ministerio de Ambiente y entidades de cooperación internacional.
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