En un 50% estiman los productores de queso de la zona sur del Táchira que descendido la producción de este rubro, debido a factores como la baja compra del producto en la zona de frontera, el incremento del precio de los combustibles, y por lo que los lugareños llaman: “abollo de queso” en el centro del país, su principal mercado.
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En un recorrido por el municipio Libertador de la entidad fronteriza, una zona donde finaliza la región para comenzar el llano venezolano, se evidencia que en la región la producción de queso es una de las principales actividades económicas, pero los fabricantes de este derivado de la leche, tanto de forma artesanal como fabricas industrializadas, han tenido que adaptarse a nuevos métodos, algunos muy arcaicos, para poder salir a flote.
En una de las fábricas artesanales que dirige Hernando Manrique, ante la falta de gas en la localidad, tuvo que adaptar fogones a leña, en los cuales, en unas pailas, baten en agua hirviendo la leche cuajada, en un procedimiento que requiere el queso tipo mozzarella.
Pese a que el proceso de cocción de la materia prima la realizan fogones a leña, los palos de madera también deben comprarlos, una carga de leña para una semana cuesta 650.000 pesos colombianos, expuso el quesero.
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“Estamos trabajando a media máquina, ahorita también hay poca venta”, indicó Manrique, en su fábrica elaboran 250 barras de queso, al día, cada una de 2,5 kilos, pero en estos momentos gran parte de la producción se ha quedado en el cuarto frío, debido a que el centro de Venezuela, por donde distribuyen el producto, hay abundante producción de leche y queso, por estos meses, además nuevamente el poder adquisitivo de los venezolanos se ve afectado por las variaciones del dólar.
Antes de la pandemia, gran parte de la producción de este queso era llevado a Colombia, pero resulta que los costos de producción en Venezuela se han encarecido y el queso mozzarella fabricado en Táchira resulta más costoso para los colombianos, motivo por el cual también han disminuido las ventas. Hace al menos 8 años atrás, en la fábrica de Hernán Manrique producían unas 600 barras diarias.
Al menos 20 queseras que existen en el municipio Libertador deben sobrevivir a los extensos cortes eléctricos, por lo que deben destinar una importante suma de dinero a la compra de diésel y aceite, a fin de evitar las barras de queso.
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Mientras que productores como Charlis Jiménez, quien cuenta con una fábrica con un mecanismo industrializado para la elaboración del rubro, seguir de pie ha sido como luchar contra la corriente y nadado lento, porque él no ha querido retroceder a los fogones de leña. Por ello, ha tenido que sumar a los costos, la compra de 300 litros de gasoil, diarios, para mantener encendidas las calderas que generan vapor, así como las plantas eléctricas.
Jiménez relató que desde hace un mes vieron reducida la poca producción en un 20%, producto “del abollo”, que ocurre en temporadas de lluvias, esta ha ocasionado que en el centro del país un kilo de queso pasó de costar 4,5 dólares a 2,2 dólares, tras la abundancia de leche, lo cual afecta a su empresa, en vista todo lo que producen va hasta la capital venezolana.
En la quesera de Charlis Jiménez desde hace mucho tiempo han tenido que comprar el diésel en el mercado negro, en vista que hasta hace poco habilitaron el expendio del hidrocarburo a todas las personas.
Considera que instalar calderas a leña es un retroceso, por lo que su meta es seguir creciendo, pues aunque lo tenga que pagar a alto precio lo hará, al final quienes asumen esos precios son los consumidores finales y los queseros también ven sus ganancias reducidas.
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