En un debate que duró casi 5 horas, la Comisión Séptima de la Cámara de Representantes aprobó 16 artículos del proyecto de reforma laboral, presentado por el Gobierno de Gustavo Petro.
Una de las propuestas que tuvo el visto bueno de la célula legislativa fue el artículo 15 de la ponencia, que fija la jornada diurna de trabajo de 6 de la mañana a siete de la noche, y la jornada nocturna de siete de noche a 6 de la mañana. Vale anotar que actualmente la jornada nocturna comienza a las 9 de la noche.
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Otra de las iniciativas que contó con el voto favorable de los legisladores fue la contenida en el artículo 19, que hace referencia a los recargos por el trabajo en días domingo y festivos.
Así, el valor de esos recargos que hoy corresponde al 75% del salario mínimo diario subirá al 100%, pero el ajuste será gradual: a partir de julio de 2024 será del 80%, a partir de julio de 2025 del 90% y en julio de 2026 llegará al 100%.
El representante del Centro Democrático, Andrés Forero, alertó de los efectos negativos que este par de medidas tendrá sobre las micro, pequeñas y medianas empresas, mipymes, en particular de los sectores como el hotelero, bares, restaurantes y vigilancia.
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Votación en bloque
Y si bien los artículos 15 y 19 fueron votados individualmente, minutos antes la Comisión Séptima habían dado su aprobación, por mayoría, a un bloque de otros 14.
De ese paquete hacen parte algunas modificaciones del Código Sustantivo del Trabajo, las medidas para la eliminación de la violencia, el acoso y la discriminación en el mundo del trabajo, y asuntos asociados a programas de formación para el trabajo rural y trabajadores migrantes
También pasó el artículo 30 referido a la implementación de la seguridad social y riesgos laborales en plataformas digitales de reparto.
En la sesión, el representante Alfredo Mondragón, de la coalición de Gobierno, abogó por mejoras al contrato de aprendizaje del Sena y, justamente, criticó la situación de las personas que sirven a las plataformas digitales, de las que dijo no son más que la “esclavitud moderna”.
Enfatizó en que esos desarrollos no pueden ser considerados como avances de industrialización, dada la precarización laboral y las pocas garantías que tienen las personas que prestan los servicios ofrecidos en las plataformas.
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