La Federación Nacional de Arroceros (Fedearroz) celebró ayer sus 78 años, fecha que también permite reconocer el trabajo del productor. Son más de siete décadas en las que el gremio ha posicionado este cultivo de ciclo corto como el más importante para la economía y seguridad alimentaria del país.
En el Día del Arrocero, el presidente de Fedearroz en Norte de Santander, Alfredo Cuevas, recordó que, a pesar de su relevancia, el sector pasa por un momento difícil por la falta de apoyo del Gobierno, el cual “no ha cumplido los compromisos pactados y cada vez es más crítico producir”.
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“Necesitamos un gran esfuerzo de todos, para recuperar la producción, reducir la carga química y aumentar la calidad. Es urgente recuperar la vida de los suelos, cuidar el agua y el aire. Son grandes retos que asumiremos a corto plazo. El sector organizado y unido se fortalece”, afirmó a La Opinión el líder gremial.
Las deudas los asedian
La productora y representante del departamento en la mesa de trabajo con el Gobierno, Karina Vesga, expresó que poco se ha avanzado en los 11 puntos del acuerdo firmado el 14 de marzo pasado, el cual llevó a que se levantara el paro de una semana. Lo más grave es que los bancos los tienen asediados por las deudas.
Vesga manifestó que les urge que comience a implementarse el Fondo de Solidaridad Agropecuaria (Fonsa) Arroz, aprobado en el marco del decreto de Estado de Conmoción Interior, siendo la única región con este beneficio para los productores.
“El desespero del agricultor es demasiado, porque ¿cuántos meses llevamos trabajando en esto? Los productores todos los días nos llaman para preguntar qué ha pasado. Nos dicen que los están acosando para que paguen, se ha presentado situaciones con personas que han tratado de suicidarse por la situación”, afirmó.
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El Fonsa se encargará de comprar la cartera a los bancos, para que los productores negocien el pago de esas deudas a plazos flexibles y sin los intereses. Lo preocupante es que esto se concretaría en dos meses, por lo que la larga espera les hace más daño.
“Tenemos cerradas las puertas bancarias y la posibilidad de créditos por el tema fitosanitario, porque aún hay incidencia de la sogata (insecto Tagosodes orizicolus, que produce el Virus de la Hoja Blanca -VHB-)”, resaltó la vocera de los arroceros.
La cartera con la banca supera los $40.000 millones y con el agrocomercio, son más de $42.000 millones. Al dividir los $82.000 millones entre las 1.400 familias productoras de la región, la deuda es de $58.5 millones, en promedio, por cada una.

La sogata y el precio
Karina Vesga reconoció que Fedearroz y el Instituto Colombiano Agropecuario (ICA) han venido haciendo la intervención para combatir la sogata, que afectó al 90% del área cultivada.
Destacó que el aumento de 0.8 grados centígrados en la temperatura de Norte de Santander, durante el período de calor, y de 0.5 grados, en época de lluvia, “hizo que la plaga tomara resistencia y tuviera un crecimiento exponencial”.
Explicó que el ICA les otorgó una certificación de la crisis fitosanitaria, para que los bancos la consideren en los plazos para pagar las deudas. No obstante, eso no funciona. “El banco te va a decir: ‘te doy 6 meses, pero en 6 meses tienes que pagar los intereses y la otra cuota’, o sea, te vienen dos cuotas. Eso no es un alivio”, apuntó.
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La represente de los campesinos aseguró que, para que el cultivo sea rentable, el arrocero debe recolectar 80 bultos por hectárea, pero solo está recogiendo 20, lo demás “se lo come la sogata; incluso, en otras condiciones, se lo come todo”. Así, en 10 hectáreas, el arrocero pierde unos $80 millones.
Karina Vesga subrayó que el precio de la arroba (12.5 kilos) de arroz paddy en el departamento está en $18.500, pero, por análisis de los expertos, los productores insisten en que debe ser de $22.000, para cubrir los costos.
Para mejorarles el precio, dijo que les están pagando el diferencial frente al precio ‘techo’ nacional, que ronda los $20.000, siempre y cuando demuestren que los costos de producción fueron superiores a los de la recolección; “es un incentivo con muchas trabas” .
“Lo que hemos reclamado es que estamos mal calificados en Norte de Santander, porque realmente no somos medianos agricultores, sino que todos somos pequeños y quien más siembra alcanza las 50 hectáreas; en Tolima y Huila son 2.000 o 3000 hectáreas por arrocero. Producir cada hectárea, para nosotros, vale $8.2 millones, por eso debemos cortar más de 80 bultos, para ser competitivos”, concluyó.
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¿Cómo van los acuerdos?
Se cumplió: solicitar al ICA expedir certificación de los problemas fitosanitarios, para activar las soluciones y sin intermediación de Fedearroz; el seguimiento y control a la situación fitosanitaria y que Minagricultura aplique medidas para la comercialización del paddy.
No ha sido viable: que la certificación del ICA sea válida para pedir alivios financieros ante la banca.
Se sigue trabajando: que el ICA expida un salvoconducto a otras variedades de semillas más resistentes a la sogata, crear un fondo solidario para beneficiar a las familias afectadas por la crisis, crear estrategias para la sustitución, rotación y organización de los cultivos, previa caracterización de los afectados; implementar incentivos y aplicar subsidios para las semillas certificadas.
No se puede: que la cuota de Fomento Arrocero recaudada por Fedearroz sea congelada por dos años y la negociación de la tasa de uso del agua.
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