En los parques investigan sobre flora urbana y recolectan semillas para ponerlas a germinar. Mujeres y niños llenan bolsas que ubican en eras, ponen las semillas o cogollos de árboles para que les salgan raíces y se turnan para cuidar los brotes de plantas nativas que están produciendo en la comuna 4 de Cúcuta.
Empoderados de su barrio y con el objetivo de unir esfuerzos por la recuperación de zonas verdes urbanas, 12 mujeres y sus hijos construyeron un vivero comunitario en Santa Clara.
“El vivero nos ha permitido unirnos como comunidad. Pertenecemos a la Fundación Mujeres de Impacto que fue creada hace dos años y cuenta con más de 800 asociadas. En el grupo que tenemos en Santa Clara somos 60 y de ellas 12 conforman el comité ambiental”, contó María Irene González, tecnóloga forestal y líder del proyecto.
El vivero comunitario es una iniciativa de la Corporación Autónoma Regional de la Frontera Nororiental (Corponor). El proyecto se empezó a ejecutar desde el año pasado con capacitaciones a líderes comunales del departamento, con Cúcuta como piloto.
Para la construcción de los viveros se les dotó a los comunales y grupos organizados con madera, polisombra, tanques con capacidad para almacenar 1.000 litros de agua, malla galvanizada, 500 ladrillos, abono, 1.000 bolsas y regaderas.
Los viveros se están construyendo actualmente en zonas como Santa Clara, Toledo Plata, Cúcuta 75 y El Rodeo. Adicionalmente y en alianza de Corponor con los Hogares Juveniles Campesinos, se llegó al corregimiento La Garita en Los Patios, a Toledo, San Calixto, Ocaña y La Playa de Belén.
Tres veces por semana las mujeres se reúnen para regar las plantas y eliminar maleza.
El director de Corponor, Gregorio Angarita Lamk, dio a conocer que la estrategia de viveros hace parte de los Proyectos Ciudadanos de Educación Ambiental (Proceda) y a su vez, están contenidos dentro del Plan Departamental de Educación Ambiental 2016-2026.
Dicho Plan cuenta con varias líneas de acción, que son: investigación y formación, gestión interinstitucional, divulgación-comunicación y recuperación de saberes ancestrales. A esta última se vincula a los adultos mayores.
“La experiencia con los viveros ha sido satisfactoria por tanto las comunidades urbanas están reconociendo la importancia de la flora, uniéndose esfuerzos entre lo institucional y lo comunal para producir especies nativas que permitirán recuperar zonas verdes al tiempo que se promueve la generación de bosques urbanos”, sostuvo Angarita.
Impacto positivo
La coordinadora de educación ambiental de Corponor, Alma Yislem Castillo Sarmiento, dio a conocer que la alianza con los presidentes de juntas y líderes comunales en torno al vivero, ha fortalecido los lazos entre vecinos y en esa integración se están generando impactos positivos como la mitigación del cambio climático.
Al tiempo, se está integrando a los estudiantes de escuelas y colegios, como ocurre en el barrio Toledo Plata. En el salón comunal se está adecuando el vivero y de acuerdo con Marco Tulio Suárez, representante de Cencopaz, se ha llevado a los escolares para que en la práctica reconozcan la importancia de la silvicultura urbana.
“Tenemos como meta que una vez el vivero esté produciendo se pueda vincular a la comunidad y en las casas del sector, aprovechando la bondad de contar con amplios solares, se establezcan huertas caseras y se produzca sanamente alimentos”, dijo Suárez.
Miguel Ángel Tafur Moreno, uno de los líderes del vivero en el barrio Toledo Plata.
Este vivero es uno de los más grandes y para su montaje se unieron nueve presidentes de juntas comunales. Miguel Ángel Tafur Moreno, líder del vivero y estudiante del Sena de manejo integral de residuos sólidos, explicó que producirán no solo especies nativas, sino verduras y frutales.
Tanto en este vivero como en los demás de Cúcuta, las plantas que se producen son lluvia de oro, guayacán, matarratón, samanes, moringa e ixoras. Además, en alimentos se tiene tomate, cilantro, pimentón, piña, melón, frijol y habichuela, entre otras
La meta es que todas las plantas que la comunidad produzca en los barrios puedan ser utilizadas para el repoblamiento de espacios a cielo abierto en Cúcuta. Al tiempo, se generan fuentes de empleo para mujeres como las de Santa Clara y para los adultos mayores de Toledo Plata, comunidades organizadas que demuestran que la unión es la base del desarrollo.
Nueve presidentes de juntas comunales construyen el vivero en Toledo Plata.
Educación es la clave
En el marco del Día Nacional de la Educación ambiental, el director de Corponor, Gregorio Angarita Lamk, entregó un balance de la gestión hecha en 2018 en esta área, considerada por el directivo como clave dentro de las acciones que ejecuta la autoridad ambiental.
En materia de formación, investigación y participación social en alianza con juntas comunales, sectores productivos y asociaciones, se logró la vinculación de 1.143 funcionarios públicos y ciudadanos en general, quienes en 60 mesas reflexionaron sobre sus contextos y generaron propuestas para temas trascendentales como cambio climático, ordenamiento de cuencas y gestión del riesgo.
Otro de los avances referenciados por Angarita son seis convenios de cofinanciación para fortalecer los Proyectos Ambientales Escolares (PRAE), los Proyectos Comunitarios de Educación Ambiental (Procedas) y los observatorios de participación comunitaria. En este ítem se vinculó a 6.543 actores educativos del sector urbano y 1.169 del campo.
En capacitación a docentes 80 recibieron actualizaciones académicas y 40 PRAES fueron fortalecidos. Además, se proyectaron otros en temas como agua, residuos sólidos, territorio, biodiversidad y ecoturismo.
En la Provincia de Ocaña se fortalecieron a nivel de organización los Comités de Educación Ambiental (CEAM), contándose con la participación de alcaldes, jefes de planeación y docentes, quienes compartieron experiencias. A la par, se inició la ejecución de proyectos en áreas como manejo adecuado de agroquímicos, reciclaje y huertas escolares. A todos ellos se vinculó a 4.847 actores urbanos y 2.221 rurales.
Para el caso de Cúcuta y su área metropolitana, adicional a los viveros comunitarios, se incluyó a seis colegios donde se formaron semilleros infantiles ambientales, capacitándose a 360 menores.