Además, se modernizaron las redes eléctricas en áreas críticas como microbiología molecular, y se adecuaron zonas que durante años no habían sido intervenidas, como el sub-laboratorio de rabia y las baterías sanitarias.
Estas acciones, afirmó el funcionario, no solo permiten el regreso a la normalidad operativa, sino que también mejoran significativamente las condiciones de trabajo y aumentan la confiabilidad de los resultados emitidos por el laboratorio. “No podíamos permitir que la función de vigilancia, diagnóstico y control de enfermedades se truncara. Actuamos con rapidez y responsabilidad”, puntualizó Álvarez.
Lorena Montoya, coordinadora del Laboratorio Departamental de Salud Pública, también destacó la transformación del espacio. Recordó que, antes de la intervención, la situación era crítica: filtraciones constantes, zonas inhabilitadas y riesgo permanente para quienes allí laboraban eran el panorama diario.
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“Hoy podemos decir que se cuenta con un espacio óptimo para cumplir nuestra misión y garantizar resultados confiables en salud pública”, manifestó Montoya.
La recuperación del Laboratorio Departamental de Salud Pública representa un avance clave para la red de vigilancia sanitaria del departamento. Este centro es fundamental para el monitoreo de enfermedades, la validación de muestras y la respuesta ante brotes o situaciones epidemiológicas.
“Lo más importante es que hemos asegurado la continuidad de un servicio vital para todos los ciudadanos”, concluyó Álvarez.
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