Visiblemente feliz, William Ernesto Olaya Barrios voltea su mirada al cielo y agradece a Dios por haber recuperado su vida tras haber estado en las drogas. Se persigna y respira profundamente, como queriendo evitar las lágrimas que resbalan por sus mejillas. Es 18 mayo de 2024 y recuerda, como si fuera ayer, el tormento que vivió por más de 16 años en el consumo de diferentes sustancias alucinógenas. Entrar a este mundo le fue muy fácil; lo difícil, fue escapar de las malas decisiones y de quienes se rodeó.
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Sobrevivió a la sombra del peligro y de la violencia que ronda las calles. Fueron años perdidos. Decayó hasta el punto de vivir como habitante de calle. Un lugar del que logró salir para reencontrarse con su familia. Es tanta su evolución, que hoy día se convirtió en un contratista, un ejemplo de vida y una inspiración para muchos que hoy quieren salir del infierno de las adicciones. William Ernesto es referencia para otros habitantes de calle y un ejemplo de vida, no sólo para consumidores sino para quienes no lo son y tienen curiosidad.
Aunque su caso es uno más entre miles en Cúcuta, no todos pueden contar con la fortuna de salir de la dependencia de las sustancias psicoactivas, algo que en la capital nortesantandereana pareciera un fenómeno cada vez más creciente. Por las calles existen numerosos grupos o “parches” de consumidores. Ya sea marihuana, cocaína, drogas sintéticas como el “tusi”, o drogas dañinas como la heroína o el bazuco pueden encontrarse a la vuelta de cualquier esquina, sea en un sector residencial o comercial.
Las autoridades tienen identificados múltiples parches y están ubicados en los centros más neurálgicos de la ciudad: en el Canal Bogotá, el sector de Cuberos Niño, (Punta Brava), en el barrio Latino, la Ciudadela de Juan Atalaya, entre otros, son lugares de consumo que están siendo visitados por personal del Departamento Administrativo de Bienestar Social de la Alcaldía de San José de Cúcuta.
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Según la directora de la Maestría en Psicología de la Universidad Simón Bolívar, Zuly Gabriela Sequeda Sanabria, la ciudad enfrenta un problema complejo, y aunque las estrategias para tratar dicha problemática intentan mitigar y prevenir el consumo, pareciera un mal de no acabar. “Esta situación es alarmante, puesto que incrementa situaciones de violencia e inseguridad, debido a que la persona que está bajo los efectos de la sustancia psicoactiva no es consiente ni tiene pleno control sobre sus conductas”.
Según Sequeda, becaria del Ministerio de Ciencia Tecnología e Innovación (MinCiencias) desde el programa de formación e inserción del capital humano de alto nivel para las regiones para el bienio 2021-2022, en el resto de Norte de Santander, los municipios con mayores afectaciones por este fenómeno son Los Patios, Villa del Rosario, Ocaña y Pamplona (Instituto Departamental de Salud Norte de Santander, 2012).
“El panorama de consumo en calle principalmente está orientado hacia el consumo de bazuco y drogas inyectables como la heroína, las cuales son altamente adictivas y perjudiciales. Por lo tanto, las personas que se encuentran en situación de calle, que son consumidoras, requieren atención médica inmediata para prevenir graves daños, así como aquellos que conforman su entorno”.
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Cuenta Olaya, ahora totalmente rehabilitado, que "no fue fácil salir de ese mundo, pero si contamos con apoyo y tenemos fuerza de voluntad, todo se puede". Y esta palabra, voluntad, es la que tanto se requiere para transitar por un proceso difícil de rehabilitación. Sin embargo, las ganas de recuperar su vida y, sobre todo a sus hijos, le dieron una motivación inigualable.
De acuerdo con la directora del Departamento Administrativo de Bienestar Social, Beatriz Elena Vélez Ramírez, desde su llegada al despacho, lo que no faltado ha sido voluntad. El programa 'Casa Refugio para el habitante de calle no consumidor', liderado por el alcalde, el ingeniero Jorge Acevedo, es bastante integral y contempla varias fases, una de ellas es la captación. “Vamos a los diferentes parches de la ciudad y allí, en conjunto con la unidad móvil y un equipo interdisciplinario de profesionales, abordamos a estas personas, las sensibilizamos y tratamos de convencerlas de que se alberguen en el Centro de Atención Integral de Habitante de la Calle que tenemos frente a la Central de Transportes de Cúcuta. Allí, a las personas que voluntariamente dicen ‘sí’, las llevamos y les entregamos alojamiento, alimentación, cambio de vestuario, acompañamiento psicosocial, jornadas recreativas, culturales y educativas”, precisó.
Tras esta transición, van a centros de rehabilitación que pueden estar ubicados en el departamento o fuera de él. En cuatro meses de atención integral, se procura por iniciar el proceso de resocialización familiar y laboral”, indicó Vélez.
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Un consejo para los jóvenes
"Cometí el error de dejarme llevar por algunas malas amistades que tenía, ellos me ofrecieron marihuana diciéndome que eso me iba a hacer más hombre y de ahí continué con otras sustancias más fuertes. Quiero darles un consejo a todos los jóvenes: no entren en ese mundo, dediquen sus tiempos libres al deporte, a la lectura y a compartir con sus familias, que es lo más importante de la vida", precisó William.
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Según la Alcaldía de Cúcuta, la meta es lograr que 500 personas en condición de calle puedan iniciar su proceso de resocialización antes de que finalice el 2024.
En el transcurso de este año se han realizado 338 atenciones integrales a habitantes de calle, 659 sensibilizaciones y la caracterización de 170 personas que serán acompañadas por los entes municipales.
Según Juliana Alvarado, coordinadora del programa, “a pesar de ser bastante difícil para nosotros, lo hemos hecho con mucho corazón, con amor y con sensibilidad humana, que es lo que a veces pedimos de los cucuteños. Muchas veces nos dedicamos a criticarlos, a juzgarlos, a empujarlos y a patearlos, pero en realidad nadie les da ningún grano de amor”.
Dos censos
A lo anteriormente expuesto, se suma un problema de medición de la drogadicción en habitantes de calle. “Hay un censo oficial que es el del Dane. En este solamente tenemos un registro de 1.200 habitantes. Sin embargo, una caracterización que hemos venido haciendo y actualizando permanentemente, nos da unos resultados de 2.369 habitantes de calle, de los cuales el 42% son migrantes venezolanos”.
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Actualmente más de 50 personas entre psicólogos, trabajadores sociales, técnicos y bachilleres, con el acompañamiento de la Personería Municipal de San José de Cúcuta, recorren las calles diariamente sensibilizando a los habitantes de calle consumidores y aún se espera que otras entidades, como la Defensoría del Pueblo, se unan a esta maratónica labor.
Datos sobre el consumo de drogas
Según la Organización Mundial de la Salud, las sustancias psicoactivas son todas aquellas que al ser ingeridas producen alteraciones en el sistema nervioso central. Se clasifican en sustancias legales, por ejemplo, alcohol y tabaco, e ilegales, como la heroína, cocaína, marihuana y drogas de diseño, entre otras.
La psicóloga Zuly Gabriela Sequeda Sanabria recalca que es necesario tener presente que el consumo de sustancias psicoactivas no hace parte de las conductas normales o esperadas en el ser humano. Por el contrario, estos comportamientos son perjudiciales tanto para quien consume, como para las personas que se encuentran alrededor, especialmente la familia, la pareja o los amigos.
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“El consumo de sustancias inicia desde aquel momento experimental o por curiosidad, seguido del consumo social, donde están involucrados amigos o familiares que también ingieren o usan alguna sustancia psicoactiva. El consumo problemático es el que genera consecuencias y daños físicos, orgánicos, emocionales, familiares, etcétera. Es decir, existen fases que van desde el uso por primera vez, el uso frecuente, el abuso, y la dependencia a la sustancia psicoactiva (también conocida como adicción)”.
A nivel mundial, se ha considerado el consumo de sustancias psicoactivas como un problema de salud pública, que conlleva a la presencia de morbilidades y mortalidad: más de 25 millones de individuos usan sustancias psicoactivas, y 1 de cada 9 personas han consumido por lo menos una vez al año.
En una ventana de 10 años, desde el 2009, se incrementó el consumo en un 28 %. Agravando la situación, la dificultad que existe en el acceso a tratamientos efectivos y de calidad para reducir daños y eliminar el consumo. (Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito - United Nations Office on Drugs and Crime, 2020).
Existen diversas propuestas terapéuticas para intervenir esta problemática, donde es necesario el trabajo interdisciplinar entre diversas áreas del saber cómo psicología, psiquiatría, medicina, nutrición, terapia ocupacional, trabajo social, apoyo espiritual y físico-deportivo, entre otros. Teniendo en muchos casos la intención de disminuir o eliminar el consumo de la sustancia psicoactiva.
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