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Volvamos al canasto
Todos debemos volver a las bolsas de tela para hacer las compras.
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Sábado, 17 de Febrero de 2018

Entre las preocupaciones nuevas que tenemos que atender está lo relacionado con el medio ambiente, con el hábitat y nuestras relaciones con el mismo. 

El mal uso de la tierra y su inapropiada explotación la han llevado a consecuencias dañinas, de las cuales no se había hecho conciencia. 

La deforestación que acaba con extensas plantaciones provoca la mengua en el caudal de los ríos, la contaminación que proviene de la explotación minera afecta de manera importante a las fuentes hídricas y se sabe que el agua será vital para la supervivencia futura; se pronostica que los territorios que tengan agua serán los más ricos contando con que se modifiquen algunas conductas del actual quehacer de los humanos.

El cambio climático es uno de los asuntos que mayor impacto ha provocado, por modificación en los patrones del ciclo de lluvias y huracanes, altas temperaturas y otras situaciones medioambientales sobre los cuales han puesto su atención los mandatarios de los países más poderosos para unirse en campañas que están dirigidas a reducir el impacto de esta eventualidades que afecta por igual la vida de pobres y ricos.

En este mismo sentido se ha comprobado el daño que proviene de las bolsas y todos los elementos plásticos que son capaces de dañar la flora y fauna en forma directa, habida cuenta del tiempo largo que demoran en degradarse, al igual que la denominada basura electrónica derivada de los equipos de este tipo en desuso.

Específicamente hablando de las bolsas plásticas portales de tipo ecológico aportan información sobre soluciones, por ejemplo: Algunos países implantaron diversas medidas para reducir el consumo de bolsas plásticas. 

Una solución posible es sustituirlas por otros materiales totalmente biodegradables, en España se pretende  que al menos el 70% de las bolsas tengan esta propiedad y en Francia una ley de 2005 dispone que todas las bolsas deben tener estas características.  

En Colombia desde el año anterior rige una ley cuya finalidad es disminuir el uso de estas bolsas con el objeto de contribuir al cuidado del medio ambiente y quien quiera usarlas debe pagar un impuesto, medida aplicable en los supermercados, de la misma están exentos las tiendas de barrio. 

Por ahora según cifras divulgadas el uso de estos artículos ha bajado en un 25% que está lejos del 80% en Inglaterra que lleva más años aplicando esta política. 

En este mismo país la Iglesia anglicana ha pedido a sus fieles que agreguen a la lista de penitencias que practicarán durante la cuaresma: los plásticos. 

Específicamente, quieren que la gente evite los productos y bolsas de plástico que se han convertido en un importante problema ambiental, contaminan los océanos y ríos, ensucian las playas, matan la vida silvestre e inundan los basureros. Así dice la exhortación a su feligresía. 

Por el bien de todos debemos volver a las bolsas de tela para hacer las compras o el canasto de mimbre cuando vamos al mercado, lo cual es muy simpático y amigable con la madre tierra, no se trata de gastar menos, sino de cuidar más; al mismo tiempo que descartamos y reciclamos adecuadamente los productos hechos en material plástico.

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