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Una revolución democrática en marcha
En esa misma lógica, en Colombia nos estamos preparando para una revolución democrática sin precedentes en los últimos años. 
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Miércoles, 13 de Julio de 2016

La palabra revolución en Colombia en las últimas décadas ha tenido una connotación bastante negativa. Y no sin razón ya que ha sido asociada al accionar armado y crueldad que han desarrollado las guerrillas colombianas a los largo de la segunda mitad del siglo XX y lo que va del siglo XXI. Sin embargo, dicha palabra no siempre ha tenido esa connotación en otros contextos históricos nacionales e internacionales.

En efecto, los rebeldes de las colonias americanas en el siglo XVIII como Washington, Lincoln, entre otros, cuando se levantaron en armas contra su metrópoli Gran Bretaña, fueron considerados por la mayoría de colonos como héroes con causa y han sido respetados y venerados desde entonces hasta hoy. 

Así también los rebeldes latinoamericanos que se levantaron contra la metrópoli España en el siglo XIX, como Miranda, Bolívar, Santander, San Martin, Tupac Amaru, Martí, entre muchos otros; han sido elogiados y recordados en nuestras tierras desde entonces. Otra hubiese sido su imagen y respeto si dichas revoluciones hubiesen fracaso del todo: Bolívar por ejemplo hubiese sido considerado por los españoles peor que cualquier miembro de lo que hoy se conoce como Estado Islámico o ISIS. 

Los franceses, que se levantaron en armas el 14 de julio de 1789 y se tomaron la prisión de la Bastilla, no representaban a un pueblo entero sino a una Nación –la de la burguesía. Defendían más libertades políticas y económicas y la supresión de los privilegios de otras clases como la nobleza y el clero francés. Estos rebeldes solo pedían en principio más liberalismo político pero no democracia universal. 

Con todo y ello ni los franceses ni el mundo entero de entonces se percataban de lo que estaba produciéndose en Francia con esa revolución: 

la ideología universal de la libertad e igualdad, del fin del despotismo y absolutismo, del fin del feudalismo, de la verdadera partera de las revoluciones que hasta la primera mitad del siglo XX se produjeron en todo el mundo; un real acontecimiento universal. Fue tan importante que incluso se cuenta que el filósofo alemán Kant, de Koenigsberg, de quien se dice que era tan puntual en todo que los habitantes de la ciudad ponían sus relojes por el suyo, aplazó la hora de su paseo vespertino cuando recibió la noticia de lo que sucedía en Francia en 1789, convenciendo así a Koenigsberg de que había ocurrido un acontecimiento que conmovería al mundo.

En esa misma lógica, en Colombia nos estamos preparando para una revolución democrática sin precedentes en los últimos años. Muchos no se han percatado de lo que está aconteciendo en nuestra historia política: la finalización del conflicto armado con la guerrilla de las Farc. Pero no es sólo el fin de las Farc lo trascendental, sino la apertura de la verdadera democracia pluralista, la materialización de los cimientos que durante 25 años no ha podido lograr la Constitución Política de 1991: que no se tenga que ir al campo a disparar un fusil por no ser capitalista, que no se tenga que ir del país aquel que tenga ideología comunista o socialista y tema ser exterminado físicamente por ello.

Esta es la verdadera revolución democrática en marcha que está aconteciendo en Colombia. Por eso insisto ¿resistencia civil contra quién?, ¿acaso en Colombia hay una dictadura o monarquía absoluta? Las resistencias civiles no existen frente a los gobiernos democráticos como el actual. 

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