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Una potencia autoritaria
Plano público
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Domingo, 2 de Noviembre de 2025

A pesar de sus contradicciones con respecto a los derechos de otras naciones, Estados Unidos ha consolidado una imagen de Estado defensor de la democracia. Los principios de sus líderes que le forjaron la independencia estuvieron en ese rumbo. Pero los tiempos cambiaron y el poderoso desarrollo económico alcanzado le infundieron al país del Norte una dinámica imperialista. Lo sentenció Simón Bolívar con su visión libertaria cuando advirtió: “Los Estados Unidos parecen destinados por la Divina Providencia a plagar la América de miserias en nombre de la libertad”. En algunas etapas no ha sido así pero en muchas ha predominado la intención colonizadora y de sometimiento de territorios extranjeros.

La participación de Estados Unidos en el frente de los aliados contra el nazismo de Hitler sobresalió a nivel universal. Fue efectivo con diafanidad en los fines.

Contrariamente a ese desempeño Estados Unidos ha asumido acciones abusivas en detrimento de la soberanía de otras naciones. A su vecina América Latina le ha dado un tratamiento de subestimación, de patio trasero, como se ha dicho en muchas ocasiones. Los intereses de la gran potencia se han sobrepuesto con creces lo cual ha llevado al resultado de la desigualdad, que se pretende minimizar con algunos aportes de cooperación, siempre en función de la utilidad que puede representarle a la nación gringa.

El interés colonialista predomina en las relaciones de Estados Unidos con otros países. Esa política se impone a como de lugar, inclusive mediante la fuerza bélica, con violación de derechos y en contra de los principios que impone el reconocimiento de la libre determinación de los pueblos.

En estos momentos el presidente Donald Trump ha reactivado la fusta imperialista de su nación. Busca imponer su talente antidemocrático. Comenzó con su ultraje a la comunidad migrante y pasó con furia a la imposición de aranceles que alteraron el intercambio comercial en forma caprichosa. Son sus políticas sesgadas, inspiradas en la represión a quienes no se someten a sus dictados revanchistas que guardan relación directa con los negocios particulares del mandatario.

Trump dosifica su extremismo aunque advierta los riegos que generan. Con el pretexto de desarrollar la lucha contra el narcotráfico ha desplegado una operación de guerra en el Caribe y el Pacífico y ha consumado la muerte de pescadores pretendiendo aplicarles identificación de transportadores de droga, con grave afectación de una fuente de trabajo que surte la subsistencia de numerosas familias.

Y mientras se lleva muerte a correctos pescadores los narcotraficantes operan libremente en el propio territorio de Estados Unidos, donde lavan dólares y realizan otros negocios ilícitos. Con todo eso lo que se busca es una intervención contra el gobierno de Nicolás Maduro en Venezuela, sin importar violar las normas internacionales de respeto a la autonomía de cada Estado.

Las Naciones Unidas ya han rechazado lo que está haciendo Trump en el Pacífico y el Caribe. Es una acción de guerra que tiene incidencia grave en América Latina, por lo cual los países de la región no deben ser sumisos sino unirse en defensa de la paz y la libertad para sus pueblos. Aquí no cabe el autoritarismo.

Puntada

Los aspirantes a la Presidencia de Colombia ya deben mostrar sus propósitos de gobierno y no andar con el lenguaje del insulto.

ciceronflorezm@gmail.com


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