Es posible que en la Casa de Nariño tuvieron que conocer primero las desalentadoras cifras económicas del país para hacer una reflexión, una pausa, pensar en el país y entender que las cosas no van bien, y por ello invitaron en Cartagena a un grupo de empresarios para fijar nuevas metas y retos para el país, e igual al expresidente Uribe a un café en la Casa de Nariño. Esa fue la noticia de la semana, y como tal es positiva. En nuestra historia ha habido encuentros políticos en momentos difíciles, y sin duda el café de entendimiento más icónico – seguramente no fue un café, sino unas ostras con un buen vino “tempranillo”-, como ocurrió con el encuentro en 1956 entre Lleras Camargo y Laureano Gómez en España en Sitges y Benidorm donde nació el Frente Nacional. Es importante que el país se reencuentre, que corrija su rumbo en muchos temas como la paz total, mejorar algunos sectores de la economía que se han caído, la incertidumbre, el tema de la inseguridad que cada día preocupa. Hay mucho por hacer. Es un encuentro oportuno, saludable. El ambiente de Colombia por estos días no es fácil, cada día se multiplican las rechiflas al presidente, aún sin la presencia de su familia – reprochable la de Barranquilla -. Es un momento oportuno de una pausa, de reflexión, porque de lo contrario vamos hacia un abismo.
Peor aún, la coalición de gobierno se hace trizas. Seguramente no hay nada más demoledor para un gobierno cuando ve impasible que sus aliados, quienes hicieron parte de una lucha, se decepcionan y huyen. Es lo que está sucediendo con el Pacto Histórico, uno de sus grandes aliados ya no creen en el gobierno, varios integrantes del partido Verde que se sienten hasta traicionados, como lo decía por estos días de manera airada la representante Juvinao. “¿Este era el cambio?, por esto fue que votamos... sentimos vergüenza”. Varios de sus integrantes plantean la independencia, cada día se salen más del Pacto Histórico. Hace bien el presidente Petro en esa tensa realidad política y de país, muy peligrosa, de hacer una pausa, de invitar a un café a un sector de los empresarios, al expresidente Uribe, a la oposición y hablar. De eso se trata, es lo que necesita Colombia en estos momentos. Ahí es donde tenía razón el escritor: “Nuestra historia, ese mar, ese inmenso depósito de sufrimiento humano”. Muy oportuna esa pausa presidencial, porque de lo contrario vamos a un abismo. Recuerdo que en algún momento un premio nobel surafricano a quien lo criticaron por haberse reunido con sus enemigos, precisamente respondía a sus críticos diciendo algo de eso: “Es que para lograr la paz debemos hablar es con los enemigos”.
Un gobierno debe liderar grandes proyectos nacionales, y comienza a hacer hora de replantear los que después de 15 meses de gobierno no avanzan como sucede con la paz total. La salida de Danilo Rueda lo dice todo, muchas de sus opiniones e intervenciones fueron más que desacertadas, lamentables. Hablando de alguna idea rescatable del presidente, su propuesta que le hizo a su homólogo chino de hacer una gran red ferroviaria en Colombia, que iría incluso a descongestionar el canal de Panamá. Es de los proyectos que necesita el país. Nuestro atraso es histórico, perceptible cuando tomamos un tren en un país europeo, e incluso, sin ir tan lejos, el solo trayecto en Perú entre las ciudades del Cuzco y el lago Titicaca, maravilloso. Hace 100 años alcanzamos a tener vías férreas importantes que abandonamos. En algún momento se habló en campaña de la construcción del tren que acercaría a Cúcuta con el lago Maracaibo. Puede ser posible. Son las ideas y liderazgo que necesita el país. Si a Petro le va mal, nos jodemos todos, y lo peor, le faltan 3 años. Bienvenido ese diálogo y ese café.
