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Tumaco, un espejo para el futuro
Las campañas de los candidatos con mayor votación costaron alrededor de $15.000 millones.
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Viernes, 28 de Abril de 2017

No tenemos que mirar hacia Venezuela como un espejo para mirar el futuro. Solo es ir a Tumaco para entender lo que está pasando en el país y como el postconflicto no es como lo pintan sino algo mucho peor. Y no deja de sorprenderme el desconocimiento de los medios de comunicación de Bogotá con la provincia colombiana y la desconexión que hay de los centros de poder del país con la periferia en especial en este gobierno de extremo centralismo. 

Estuve en Tumaco la semana pasada. Y pude ver de primera mano cómo el narcotráfico en una nueva dimensión, la corrupción flagrante con total impunidad y la nueva violencia de la mano de nuevas mafias urbanas son el futuro que le espera a este país si no se toman medidas drásticas en el corto plazo. 

En Tumaco las elecciones son un negocio. Las campañas de los candidatos con mayor votación costaron alrededor de $15.000 millones. “Acá el billete manda el día de elecciones”, me decía la gente con total desfachatez. No los empresarios. El ciudadano de a pie que ya está acostumbrado a esa forma de hacer política. $50.000 el voto decían con total tranquilidad. 

El botín es inmenso: $250.000 millones de presupuesto al año. Sin contar con los dineros que envía el gobierno nacional que entran dentro de ese hoyo negro de corrupción. Los $140.000 millones para el acueducto desaparecieron al igual que los $10.000 millones para una sede de la Universidad de Nariño. Los recursos se entregaron a la administración local. Con total impunidad. 

Como si este panorama no fuera grave, las 29.000 hectáreas de coca cambiaron de dueño y poco a poco construyen un aparato de violencia que hoy tiene a Tumaco en jaque. La coca ya no es de campesinos pobres de la zona. Son cultivos industriales con financiadores externos, el cartel de Sinaloa, que con mayor capacidad militar logran bloquear una ciudad de 230.000  habitantes durante 12 días como sucedió hace apenas unas semanas. 

Los que bloqueaban las carreteras no eran tumaqueños. Eran de Antioquia, del bajo Cauca, del Putumayo y del Catatumbo. Sus redes delincuenciales ya no se limitan a la protección del cultivo y transformación de la coca. Están integrados a la redes de microtráfico que son parte de la organización criminal con control territorial urbano y con nuevos negocios como el de la extorsión. 

El nuevo mercado urbano de esta criminalidad son los jóvenes para el consumo y los comerciantes y las industrias para la extorsión. Un ejemplo: los palmeros viven azotados por esta delincuencia y trabajan con Esmad en sus plantaciones y con riesgo de muerte para sus directivos y trabajadores. Y en el campo la primera cuota de la sustitución de cultivos de pequeños cultivadores locales de coca acabó en manos de estas organizaciones criminales. 

Estos nuevos cultivos por la rentabilidad y las economías de escala, que pueden llegar a 30 millones por hectárea, son más difíciles de erradicar manualmente. Y como se vio en Tumaco movilizan organizaciones criminales no solo para proteger los cultivos sino para generar desordenes de gran magnitud como la paralización de troncales viales. 

¿Y las Farc qué papel juegan? Con el desorden de las caletas y la entrega de armas nada bueno puede pasar. Para los tumaqueños nada cambió. Y al parecer lo mismo está pasando en el Putumayo, en el Guaviare y en el Chocó, que se sepa, que con disidencias de las Farc -que no se sabe con total certeza si están articuladas a la organización que se desmovilizó- generan un caldo de cultivo de narcotráfico y violencia que solo se espera va aumentar. Ah, y no se incluyen las zonas del Eln como el Catatumbo que hoy son un mar de coca. 

El postconflicto que los colombianos esperaban de la paz apenas muestra unos dientes, que con el fracaso rotundo de la política antidrogas de este gobierno no pintan nada bien. Menos muertos, por ahora, pero sin duda un escenario mucho más violento si no se toman los correctivos políticos, jurídicos y de seguridad que en este gobierno con el sol a la espalda no se van a dar. 

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