
Habíamos escrito una relación de hechos que justifican el miedo y la ansiedad en la que creció nuestra generación hasta los años 50 del siglo pasado.
Pero los que sucedieron en el resto del siglo y los que llevamos de este milenio agregaron el malestar de moda: el estrés, esa situación que no nos deja adaptar al torrente de novedades diarias de la tecnología, la IA y la esquizofrenia de nuestros dirigentes públicos y privados, y nuestra propia herencia psicosomática, para dividir, dividir y dividir.
Pero vean los siguientes golpes emocionales: el 4 de abril de 1949 se crea la OTAN, fruto de las discordias ideológicas, y el mundo comunista responde con el Pacto de Varsovia, justo cuando “la moda tupé” –nacionalista en Francia con los colores de la bandera provocando a Alemania–, los hombres ingleses con su gabardina y sombrero French, y la aparición del “bikini”.
En 1960, Jean-Paul Sartre y Albert Camus sí que nos desubican tratando de reconciliar el humanismo dentro del marxismo y el existencialismo.
El enfrentamiento de los dos bloques imperiales, USA y URSS, hasta mediados de los 50 del siglo pasado; los antagonismos variables con la amenaza nuclear; el 16 de junio de 1963, la primera mujer en el espacio; la distensión del 69 al 79 para formalizar el reparto del mundo; y las incertidumbres del mundo actual, con valores y sin valores, la absurdidad y la anarquía callejera, aquí en Colombia aupada desde el “balcón” presidencial.
Vimos la carrera espacial desde Laika y el Sputnik; el 21 de agosto de 1957, el lanzamiento del primer misil balístico intercontinental R7 de la Unión Soviética; la crisis de los misiles instalados en Cuba en 1962; Vietnam, del 60 al 70; la caída del Muro de Berlín; el 8 de agosto, el primer satélite espía norteamericano sobre la URSS; o el 24 de enero de 1986, cuando la nave americana Challenger explota en el aire poco después de despegar y vimos morir en vivo a todos los astronautas.
O el 21 de diciembre de 1988, cuando los soviéticos confirman que mantuvieron a los primeros seres humanos durante un año en el espacio; y en 2008, la India ubica su primera sonda espacial en la Luna y la llama “Chandrayaan 1ª”.
Con estos impactos emocionales, nuestra generación es adicta al trabajo, químicamente optimista; los de la siguiente, o de la transición de lo analógico a lo digital, son independientes y de gran adaptación a los cambios; nuestros sobrinos y nietos –multitaskings–, pragmáticos y diversos, sin prejuicios, obsesionados por resultados inmediatos como sea.
Adenda: “No permitas que tu mente intimide tu cuerpo haciéndole creer que debes llevar la carga de tus preocupaciones”. —Lauren Weisberger.
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