Al terminar el año es deseable que las cuentas nos den en saldo positivo, lo cual conduzca a una perspectiva de mejores resultados de cara al nuevo año, en todo, en lo personal, social y económico. 

Pero las cosas de manera particular en nuestra ciudad muestran unas cifras que causan  preocupación por las dificultades de crecimiento y mejorar la calidad de vida de sus habitantes. 

En periodos anteriores ya hemos tenido problemas que no se han podido solucionar de manera definitiva. 

A la cabeza de los mismos está el contrabando, que tiene un arraigo muy fuerte entre los habitantes de esta ciudad, ninguna medida ha sido capaz de frenar esta situación. 

El problema generado por la gasolina que proviene del país vecino a través de caminos no convencionales parecía haber sido controlado y todos estábamos viendo con buenos ojos la desaparición de los pimpineros del paisaje urbano, sin embrago no ha sido así, se volvió a los expendios ocultos y muchos de los vehículos que ruedan en Cúcuta se abastecen con la gasolina de contrabando, lo cual ha quedado patente en estos días cuando escasea este combustible en el vecino estado Táchira lo cual se refleja en las colas largas de las estaciones de servicio de la ciudad, esa presión es ejercida por quienes no han dejado de abastecerse en las ventas clandestinas. 

La situación social y económica de Venezuela ha empujado a muchos de sus habitantes a abandonar el país, para un gran número de ellos el paso obligado es esta ciudad, muchos se marchan al interior o rumbo a otros países vecinos, pero otros se queda aquí en condiciones bastantes difíciles y cercanas a la indigencia, se ubican en sitios públicos, allí pernoctan y se dedican al rebusque para sobrevivir. 

La cantidad de estas personas que llegan enfermos no es  poca y se les ha atendido con la debida diligencia para darles soluciones efectivas, sobre todo en el Hospital Universitario Erasmo Meoz, lo cual empeora la situación económica de este centro que sobrevive a pesar de la alta morosidad por parte de las EPS.

Esto agrava la situación social y laboral que para el comienzo de año esta era la segunda ciudad con mayor desempleo de Colombia y la de mayor trabajo informal (70,4%), según datos oficiales del periodo marzo-mayo. 

Las cifras en esta materia del siguiente trimestre  sitúan a Cúcuta y su área metropolitana en el primer lugar de desempleo con una tasa del 15,3% superando a Armenia con 13,9% y Quibdó con una tasa de 13%  todas ellas están lejos del promedio nacional que se sitúa en 9,2%

No hay esperanza que la solución a las migraciones forzosas este cercana por parte del gobierno de Venezuela aferrado al poder sin que ceda a sus pretensiones, por tanto la ayuda con medidas económicas de parte de nuestro gobierno central son urgentes, ya las hubo de manera efímera y solo fueron un paliativo,  por tanto se requieren unas de tipo definitivo para que el gobierno local tenga un apoyo efectivo que nos permita tener un año nuevo mejor y halagüeño. 
 
Ese debe ser un tema central en la próxima campaña presidencial y legislativa, los aspirantes deben proponernos la cura a estos males que están aquejando al primer puerto fronterizo del país, teniendo en cuenta que no sean solo promesas de campaña como otrora ha ocurrido y los electores estamos en la obligación de elegir a los mejores no a los de siempre.