En los últimos años, en el departamento se ha venido realizando una iniciativa interinstitucional para promover la salud mental en la región, diversas organizaciones e instituciones, liderados por el Instituto Departamental de Salud, conforman el consejo departamental de salud mental, espacio desde el cual en octubre se promovió, la semana de la salud mental.
Y el mejor aprendizaje que dejó esta jornada, es que siempre será un buen momento para promover la salud mental como cultura en la región, por eso, hago un llamado a que la cultura de la salud mental debe estar unida al precepto psiconalítico de hacer consciente lo inconsciente y esto debe ser urgente en nuestra región.
Precepto que, al plantearlo de forma general en nuestro contexto, trae la necesidad de verlo de manera global con otra consigna en esa misma vía, el inconsciente colectivo.
Para ser más claro, el inconsciente colectivo es, por así decirlo, una parte de la mente que los seres humanos de un entorno social compartimos sin darnos cuenta, es como una memoria universal que tiene que ver en cómo nos comportamos como sociedad, como región.
En ese sentido, haciendo memoria, y teniendo en cuenta que el inconsciente colectivo reúne recuerdos, símbolos y experiencias comunes, vemos entonces que la fuerza de nuestro inconsciente colectivo, ha estado condicionada por la ausencia del Estado, en especial, en los territorios que representan la mayor riqueza de la región, la frontera y las zonas rurales, ausencia que ha provocado la presencia de grupos armados ilegales y los efectos del conflicto armado.
Situación que hace que, como región, no seamos conscientes de nuestras riquezas, ni mucho menos de lo que pasa en materia de violencia, corrupción y conflicto armado y cómo esto afecta la salud mental en colectivo de nuestra región, en tal sentido, la ideación suicida, la ansiedad, la depresión y en general las psicopatologías, son normalizadas y se aprende a vivir en un malestar colectivo. Nuestras comunidades sobreviven sin salud mental, todos en una conciencia individual, sumidos en el egoísmo y el sálvese quien pueda.
Así mismo, en nuestro inconsciente están latentes: la desconfianza hacía la autoridad, el miedo y el silencio como mecanismos de protección, la relación ambigua con nuestros recursos naturales o el medio ambiente.
Y sin saber que en esa fuerza colectiva inconsciente, está también la resiliencia, es decir, a pesar del dolor y la exclusión, las comunidades desarrollan una memoria colectiva de lucha y formas propias de organización, como forma de sobrevivir y defender el territorio, así, asociaciones campesinas, juntas comunales, organizaciones juveniles, asociaciones de víctimas, organizaciones de mujeres y redes de liderazgo social, como si fuera un mecanismo de defensa, se unen para resistir a tanta violencia que vive la región.
Sin ser conscientes organizan su terapia y fortalecen su salud mental, pues sus acciones desde el encuentro con los otros, aportan al empoderamiento, el olvidarse de su problema para pensar en solucionar el del otro, les aporta a recuperar su ideal de vida y por ende a tener deseos de vivir.
Todo esto pareciera que sucediera en Off. La región continúa su día a día, incluso hasta repitiendo historias, así, entre muertes selectivas, masacres, enfrentamientos entre grupos armados, desplazamientos masivos, "drones", narcotráfico, cierres fronterizos, corruptos "administrando" recursos, contaminación y pérdida de recursos naturales, creemos avanzar, sin ser conscientes que sobrevivimos a todos los tipos de violencia que generación tras generación hemos recibido.
Otra región fuéramos si hiciéramos consciente lo inconsciente, solo así podríamos sanar tanto dolor y acabar con tanta indiferencia, que sea este un llamado...
Sin salud mental no habrá paz.
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