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Se requiere tolerancia y prudencia
Ojalá nuestros futuros mandatarios trabajen en estos asuntos.
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Domingo, 22 de Octubre de 2023

 El hecho registrado esta semana en las afueras del coliseo bogotano donde se realizaba el acto de graduación de los estudiantes de la Universidad de los Andes y que ha sido ampliamente difundido en las redes sociales y los medios de prensa, originado en la refriega por un puesto para el parqueo de un vehículo en medio de gritos y agresiones verbales que provocó la embestida del agresor a otro vehículo al tiempo que le causó heridas a un ciudadano que se interpuso de manera imprudente y culmina con la huida del furibundo conductor y su posterior detención por las autoridades capitalinas; nos debe traer algunas reflexiones. Todo quedó grabado por las cámaras de seguridad y de los ciudadanos que impávidos asistieron a tan bochornoso espectáculo.

 Este es un mero ejemplo de nuestro comportamiento en las calles no solo de Bogotá, sino de todas las ciudades, incluida la nuestra. La falta de civismo y la innecesaria agresión verbal y de hecho hacia los demás con tal de lograr un puesto o el paso en un cruce a la fuerza, imponiéndose el más vivo que se autogratifica si le gana al más bobo. Estos comportamientos desembocan en conductas que terminan siendo dañinos por falta de espíritu solidario y la imprudencia guiada por la actitud de sobreponerse al otro con las consecuencias funestas que culminan en un pleito judicial que pudo haberse solucionado con un poco de juicio racional, conversación y equilibrio emocional.

 En las vías nuestras también ocurren a diario situaciones similares que han llegado a este grado de agresión. Se registran a diario en los cruces que son vitales para el tránsito vehicular en las zonas céntricas de la ciudad, tal como el cruce de la diagonal Santander y la avenida cero. Los buses del transporte público y los motociclistas tienen las de ganar, los primeros por su tamaño empujan, pitan, amenazan y los segundos por su habilidad de cruzarse por cualquier espacio. En esa maraña pierden los conductores de vehículos particulares y peatones. Entre tanto las autoridades de tránsito están ausentes y el orden brilla por su ausencia.

 El hecho referido también ha puesto de presente que cuando las autoridades locales intervienen, para ellos la prudencia debe ser una regla para ser observada en cuanto a las palabras y los conceptos porque también podría llegar a producir efectos colaterales. La alcaldesa de Bogotá Claudia López en su afán de intervenir divulgó en redes sociales que el responsable de los actos anormales de aquel día en su ciudad era un psiquiatra, lo cual resultó ser falso y la Sociedad Colombiana de Psiquiatría se vio obligada a salir al quite y aclarar que dicho personaje no pertenecía al gremio y que esos infundios podrían tener como consecuencia rechazo a la especialidad que ellos representan

 La llamada cultura ciudadana está ausente de las calles y no es una norma para quienes por allí transitan a diario. De un hecho que parece de común ocurrencia muchas lecciones se pueden sacar y la más importante es que nos falta educación y tolerancia al igual que observar un comportamiento adecuado para circunstancias difíciles pero insignificantes pudiéndose magnificar y tener graves consecuencias. Ojalá nuestros futuros mandatarios trabajen en estos asuntos que nos ayudarán a tener una mejor convivencia.

jorgepabonl@yahoo.com

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