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Se perdió el respeto
Es válida por tanto esa manera de hacer sentir el descontento y llamar la atención de las autoridades para reclamar soluciones.
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Domingo, 5 de Marzo de 2023

Las marchas y las protestas se hicieron muy comunes en Colombia y se podría decir que ahora se pueden hacer este tipo de manifestaciones que generalmente se acompañan de bloqueos a las vías, por los más diversos motivos que van desde los muy triviales a los de mayor envergadura. En la autopista de Bucaramanga a Floridablanca el pasado miércoles los residentes del lugar la bloquearon para protestar por la presencia de moscas que provienen de galpones cercanos. Entre tanto se realizaban en varias ciudades del país marchas en contra de la reforma a la salud que promueve el actual gobierno.

Las “acciones de calle” se promueven desde hace rato y fue la estrategia preferida por la oposición al pasado gobierno y el ahora presidente Petro se involucró entre los manifestantes. “En marcha. La democracia y la paz se defienden con multitudes” fueron sus arengas de entonces. Hoy muchas de esas formas de protestas son en su contra.

Es válida por tanto esa manera de hacer sentir el descontento y llamar la atención de las autoridades para reclamar soluciones, mientras ellas sean realmente pacíficas y no tengan como epílogo la tropelía y los destrozos en medio del enfrentamiento con la policía, porque ya sabemos cuáles son los resultados. Los que están privados de la libertad por esos desordenen son prueba de esto último y las fuerzas del orden han tenido que hacer uso de sus armas que terminan en algunos casos con saldos desafortunados, de los cuales también se tienen registros.

Si estas manifestaciones se hacen observando el respeto por quienes no están marchando, si no se vulneran sus derechos, como la libre movilización y se atienden las indicaciones de los defensores de los derechos humanos y gestores de convivencia quienes tienen como misión velar porque estas reuniones tengan un curso normal, se cumplan dentro del marco de la legalidad y no ocurran situaciones de fuerza o enfrentamientos con los saldos conocidos. Sin embargo, los promotores de desórdenes se mezclan con marchantes y cumplen ese papel que, deslegitimiza la protesta.
 
Otro elemento que con frecuencia se repite es el desacato e irrespeto a la autoridad, lo cual tampoco es un comportamiento nuevo. Recojo también la información publicada por Vanguardia Liberal: “Desde el año 2022, es la quinta vez que el agente Gilberto Neira Pereira, de la dirección de Tránsito de Bucaramanga, es víctima de una agresión. Esta vez fue una mujer la que lo golpeó por inmovilizarle su motocicleta en la glorieta de San Francisco”. Lo cual podría parecer un asunto de poca monta. Recordamos las escenas de humillación a soldados por parte de grupos indígenas en el Cauca hace unos años. Ahora las organizaciones campesinas secuestran a un grupo de policías y funcionarios, en Los Pozos, San Vicente del Caguán en Caquetá, produciendo la muerte de un subintendente de la policía nacional.  
 
La ciudadanía está en todo su derecho de marchar y protestar. Pero la pérdida del acatamiento a la autoridad a todo nivel se hizo una práctica usual; esta es una situación grave porque se altera el orden y se generan conductas inapropiadas. La actuación de policías o cualquier otro agente han sido banalizadas. Es un hecho importante el cual se debe corregir si queremos vivir en paz y compartir el respeto por todos.

jorgepabonl@yahoo.com

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