Por estar escribiendo sobre algunas minucias de la vida diaria, como las elecciones que se avecinan y el Día del Trabajo y lanzamiento de libros, no le había parado bolas a uno de los meses más importantes del año, si no, el más importante.
Y es que mayo tiene muchas ventajas y mucha fiesta y mucho pretexto para no trabajar. Empezando por el Primero de mayo. Día de gritos, sudores y sancochos, como debe ser. El Dia del trabajo no se trabaja, dice la ley, y así debe ser. Lo malo del cuento es que se dedica un solo día a festejarlo, con fiestolaina y sin ir a la empresa, mientras que a trabajar se dedican los otros seiscientos sesenta y cuatro días del año. No es justo.
Viene después la celebración patria del 6 de mayo, en que se conmemora la muerte del general Francisco de Paula Santander, día en que la Academia de Historia de Norte de Santander y la Casa natal del general y el municipio de Villa del Rosario tiran la ventana por la casa, como sucede el día del Natalicio, el 2 de abril.
Llega luego, a pasos agigantados, el 13 de mayo, día en que se recuerda a la Virgen María cuando bajó de los cielos a Cova de Iría. Procesiones, cánticos y rosarios nos permiten empatar después de algunos resbalones y algunas metidas de pata, en que los pecadores suelen caer. Digo, suelen.
Dos días más tarde tenemos el Día del maestro. Regalos, izadas de bandera, recitaciones, canciones y demás muestras de afecto para quienes tienen la casi que imposible tarea de desasnar a sus alumnos. Pero lo hacen. Hay que estar agradecidos con ellos, ya que el gobierno no los tiene en cuenta sino sólo para trabajar.
De mayo dicen que es el mes de las flores, aunque en mi casa siempre a mi mujer le florece el cayeno y los caracuchos y las rosas y los claveles. En casa siempre vivimos en fragancia de flores, pero en algunas partes sólo en mayo les florece el jardín.
El último domingo de mayo se lo dedicamos en Norte de Santander a las madres. Sin embargo, este año, quisieron el destino malévolo y el gobierno que ya entró en uso de buen retiro, que el mismo domingo se celebren las elecciones presidenciales.
No sé si Fenalco estará promoviendo la fiesta materna para otro domingo, pero lo cierto es que ese cruce nos deja un sabor agridulce de buenos demócratas y de buenos hijos.
Hay que cumplir con el deber de salir a votar y con el deber de agasajar a las mamitas. Toca, primero, elegir y después ir a prender la furrusca en la casa de la vieja.
Ese día hablan de ley seca, pero en tratándose de la fiesta de la madre, no hay ley seca que valga. Dicen los abogados que las leyes se hicieron para violarlas y esa es una de las fechas en que hay que violar la norma de la sequedad etílica. Porque madre no hay sino una, en cambio políticos los hay por montones.
De modo que estamos en mayo, un mes especial junto con diciembre, cuando nace El que sabemos. Mayo es, pues, de celebración, de fiesta, de jolgorio y de piquitos. Feliz mes. Lo único es que no hay que rezar la novena del Niño Dios, ni madrugar a misa ni jugar a los aguinaldos.